Capítulo 18

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Según mis cálculos Carlos bajaría cuando yo ya me hubiera levantado de la mesa. La mala noticia es que eso de calcular no se me daba muy bien, así que cuando lo escuché por la escalera casi me ahogué con lo que estaba sobre el plato.

En ese momento descubrí que yo realmente debí ser un topo para poder cavar un pozo cada vez que la riego. Es decir, todos los días desde que nací.

Me hice la distraída para aparentar que el plato había aparecido en la mesa de la nada, con todo y cubiertos, y yo ni lo había notado. Lógica nivel Margarita. No me lo creería, estaba segura, pero no hay peor lucha que la que no se hace.

El último paso resonó como una alarma. Esto no era un simulacro.

—Carlos, pensé que te quedarías una, o dos, vidas allá arriba —lo saludé fingiendo que estaba de lo más relajada, poco me faltaba para ponerme a hacer yoga.

—Uno se cansa de revisar tantas incoherencias —confesó con esa sinceridad que nunca dejaba en el cajón. Me pareció que me daría más detalles de lo que se refería, pero su atención se desvió al plato que estaba sobre la mesa.

—¿Es sobre el colegio? —traté de cambiar de tema. Olvídate de ese trozo de vidrio.

—Sí, estoy empezando a cuestionarme si debo dejar tarea cuando la mayoría está basada en trucos adolescentes —dijo algo despistado. No había logrado engañarlo.

—Pero si no les encarga se harán unos flojos. —Me puse en modo mala—. Que no te ganen.

Cientos de adolescentes me recordarían a mi progenitora si llegaban a escucharme.

—En los colegios nadie gana, tanto los presos como los custodios están en prisión al final —respondió antes de sentarse a la mesa pero sin tocar nada.

Me sentí en un examen cuando su mirada se clavó en mí esperando un comentario que no llegó.

—¿Qué?

—¿Me dirá qué estuvo haciendo en realidad? No creo que doblar ropa le lleve tantas horas —soltó después de unos segundos. Yo no me salvaba de nada, si no era una cosa era la otra.

—¿Tienes cámaras en esta casa? —pregunté enseguida. Lo que me faltaba, que toda mi vida fuera grabada como si estuviera en un programa de televisión, y lo peor, sin un peso de por medio.

—No, pero gracias por la respuesta —se burló ante mi torpeza. Cuando repartieron la inteligencia seguro yo estaba dormida, esa es la única explicación que encuentro—. Y supongo que tanto secreto se debe a Wattpad.

—¿Seguro que no tienes una cámara? —insistí. Si la respuesta era negativa empezaría a cuestionarme si estaba frente a un vidente—. Adelanté un poco, pero nada sorprendente —confesé al darme por vencida—. Escribí mi vida amorosa, creo que se resume en un párrafo o dos. Ya contando el epílogo y los agradecimientos.

—Las historias amorosas trágicas están de moda últimamente —reconoció.

¿En serio?¿Por qué? En mis tiempos las personas buscaban finales felices para distraerse de su espantosa vida. Aunque supongo que demasiado engaño también es cansado. Pero vamos yo prefería seguir siendo fan de esas cintas donde al menos superas el promedio de vida. Por eso me gustaban las películas de Parque Jurásico porque si ellos resurgieron después de millones de años, yo a mis setenta años la llevaba ganando.

—La mía ni siquiera es triste —argumenté con sinceridad. Por un segundo debatí en dar más detalles pero no me atreví a hacerlo. Ahí estaban los malos momentos acechando de nuevo.

Margaret perdida en WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora