Después de la negación llega la aceptación. Sí, ya sé que hay más etapas en medio pero vamos a ignorarlas porque tampoco puedo darme el lujo de ello. No hay tiempo, ni presupuesto.
Le pedí a Natalia que me acompañara a casa de Carlos porque tenía algo importante qué hacer. No preguntó mucho, dedujo que no quería hablar de ello, de lo contrario lo hubiera soltado de inmediato. Ya sabe cómo soy.
El tema no era otra cosa que conseguir el dinero para comprar los dichosos lentes, que aunque no saldrían tan caros porque había un programa social que hacía descuentos de maravilla, tenían que ser pagados de alguna manera. ¿Y adivinen con qué dinero tenía que hacerlo? Sí, con el que me dio mi hermana, que en realidad era mío, pero que su hijo me quitó. Ese dinero ya está muy toqueteado.
Con mi poca coordinación coloqué la llave en la cerradura. Dios mío, aún recuerdo cuando podía cargar cajas y subir escaleras con ellas, y ahora no puedo con una tonta llave.
—Carlos no está —le avisé a Natalia, aunque dudé que ella no lo supiera, sólo para abrir tema de conversación—. No quería faltar a la escuela, seguramente para no dejar descansar a sus alumnos ni un día.
Pobres criaturas...
Natalia sonrió por mis palabras mientras se paseaba por la sala, estaba esperando que hiciera a lo que había venido, pero yo necesitaba mi tiempo. Aunque tampoco debía abusar de su ayuda, sólo había pedido medio día en el trabajo. Un lindo gesto de su parte.
—Es la primera vez que estoy en casa de Carlos sin que esté él —bromeó recargada en el marco de la puerta del cuarto mientras me observa mover todo de lugar.
¿Dónde demonios había puesto el sobre? Memoria de codorniz es lo que tengo. Sabrá Dios si las codornices tienen buena memoria o no.
—Pues te deberías ir a acostumbrando, porque cuando te cases con él pasará muy seguido —dije en voz alta. Creo que Natalia no le lanzó algo sólo en consideración por mi edad, lo cual pensándolo bien es una gran ventaja.
—Margarita... ¿Qué es lo que está buscando? —cambió de tema mientras negaba con la cabeza. Sí, yo no tenía remedio. Y la verdad tampoco buscaba tenerlo—. ¿Quiere que la ayude?
—No. Estoy segura de que sabía dónde estaba el condenado... —Sin embargo no terminé la frase porque las imágenes se acomodaron en mi cabeza formando la escena que necesitaba.
¿Cómo pude olvidarlo?
Debajo del colchón. El lugar más seguro del mundo. Ahí nada de que a Chuchita la bolsearon. No tienes que pagar nada, nadie se asoma, está a tu alcance todo el tiempo.
Natalia me miró extrañada cuando me vio dispuesta a levantar el colchón totalmente emocionada. Sí, era mi tesoro. Así debió sentirse Cristóbal Colón cuando descubrió América, si tan sólo se hubiera enterado, claro está.
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Margaret perdida en Wattpad
HumorHistoria ganadora de los Wattys 2018. Mejor tarde que nunca. Margarita está decidida a dar el paso que cambie su vida, cansada de la ignorancia y la crueldad del mundo aprenderá a leer y escribir a sus setenta años a pesar de que muchos lo considere...