Capítulo 19 [Parte 1]

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La feria corazón de México

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La feria corazón de México.

Sonaba como un programa de televisión para encontrar pareja por medio de preguntas tontas y diálogos prefabricados, de esos que tienen mucho éxito en el país. Pensándolo mejor los tres encajaríamos bien para protagonizarlo, aunque seguro yo terminaría dejándolos en la quiebra, porque con el carácter que me cargo no encontraba nada.

Miré el reloj varias veces para ejercitar el cuello y para verificar lo que sabía a detalle. Quince minutos de retraso. Mal, muy mal. En estos tiempos la puntualidad es una virtud y no una obligación. Natalia había quedado de pasar a la casa de Carlos a las ocho para poder irnos todos juntos, pero ya llevaba un rato desde esa promesa. ¿Natalia, me bañe y perfumé para llegar cuando ya cerró todo? Esperé de respuesta un no.

Miré a Carlos que también estaba listo, se había entretenido en la pop para perder el tiempo.

—A mí me gusta la puntualidad desde que nací —dije porque estaba aburrida de estar sentada en el sofá. Carlos levantó la vista de la computadora esperando añadiera algo más—. Con decirte que nací en parto natural justo el día pronosticado.

—Qué gran hazaña —me felicitó antes de volver a la pantalla. Sí, aquí en la ciudad nadie valora ese detalle, pero en mi pueblo era una leyenda.

—Claro, tú eres joven. Yo a los treinta años tampoco valoraba lo que es realmente importante —comenté antes de levantarme a fisgonear lo que él estaba haciendo. Fue una sorpresa no hallar un libro como imaginé, cosa que lo eclipsaban todo el tiempo, sino una imagen.

—¿Qué es eso? —pregunté fijando mi vista en la pantalla. Era una tontería cuestionarlo, cuando la respuesta era obvia, pero quería hacer más drama. Ya saben, echarles más crema a los tacos.

—¿Usted qué cree?

—¿Un jaguar? —Una figura plateada al centro me transportó a otra realidad, a mi realidad—. ¿Ahora eres biólogo? Te lo tenías bien escondidito.

Carlos no negó aquella acusación, pero cuando lo vi escribir unas palabras al centro capté el mensaje sin dudas. Wow, ¿así se sienten las sorpresas? Las buenas, claro está, las malas se sienten como una patada en el estómago.

—Necesita una portada, no nos arriesgaremos de nuevo a exponer con la basura de la vez anterior —dijo antes de ponerse de pie para que yo ocupara su lugar y analizara de cerca el trabajo. Debo hacer énfasis en que estaba gratamente sorprendida, tanto que tardé en procesar el momento por completo. Tenía una portada muy bonita, más de los soñado. Cuando Carlos me preguntó cómo me la imaginaba para un futuro no pensé que se haría realidad—. Esta vez vamos a pensarnos muy bien los pasos.

Esperé no se refiriera a mí porque eso de pensar antes de actuar no era lo mío.

El sonido de un golpe contra la puerta me recordó que teníamos un compromiso, dejaría para después el soñar con ser una escritora con más de dos lectores.

Margaret perdida en WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora