[Katara]
Estaban volando muy alto en el cielo, altísimo. Sokka llevaba las riendas de Appa, Toph gritaba a todo pulmón y lo único que Katara podía hacer era llorar y sostener la cabeza de Aang en su regazo.
Tenía la falda empapada de rojo y más lágrimas le empañaban la vista al darse cuenta que esa sangre era del Avatar. La Maestra Agua hacia lo mejor que podía para detener la hemorragia, pero sus dedos temblaban torpemente y la sangre caliente volvía imposible que siguiera presionando la enorme brecha que se había abierto en la nuca del Maestro Aire.
Si tan solo tuviera un poco de agua...
Pero toda el agua se la había gastado en la pelea, enfrentando aquellos inconformes que había aparecido de la nada casi tan rápido como habían desaparecido.
¿Por que era Aang el único que había resultado herido? Katara nunca debió haber permitido que eso pasara. Ella tendría que ser quien sufriera, no él, nunca Aang.
—¡De prisa!—chillo Toph, alterada de la misma forma que Katara. Había tomado el brazo del chico de los tatuajes, intentando averiguar los latidos de su corazón—. ¡Está perdiendo mucha sangre! ¡Su pulso está disminuyendo!
—¡Gritándome no harás que Appa vaya más rápido!—se quejó Sokka, tirando de las riendas de Appa esperando espolear al bisonte y conseguir mayor velocidad.
A Katara le parecía que habían pasado años enteros para cuando aterrizaron. En su desesperación, tiro de Aang para bajarlo de Appa, pero era demasiado débil para poder ella sola con el cuerpo del monje. Hizo falta la ayuda de Sokka y Toph para llevarlo.
Aang crece tan rápido... Tiene solo quince años y ya es mucho más alto que yo.
Estaba en algún lugar del Reino Tierra, Katara no se molesto en saber dónde exactamente. Le consiguieron agua y comenzó a curar la herida del muchacho.
Un gemido se escapó de su garganta al darse cuenta que la herida era más grande de lo que le había parecido al principio. Cuando el sangrado se detuvo, aún faltaba cubrir la herida y debía ser suturada, pero ahí no tenían lo necesario.
—Necesitamos vendajes—sugirió Sokka, mirando a su alrededor—. Tal vez haya una enfermería cerca de aquí y...
—No hay tiempo—habló Katara por primera vez. Su voz era extrañamente firme y decidida. El miedo que había tenido de pronto se transformó en determinación. Tomo un puñado de tela de su falda y la desgarro con sus manos llenas de sangre. Tenía de pronto en sus manos disparejas tiras de tela azul. Las envolvió a modo de vendaje entorno a la cabeza del chico y solo entonces pudo tranquilizarse al ver cómo la hemorragia paraba.
Buscaron después una enfermería. Estaban en un pequeño pueblo cuyo nombre Katara olvido apenas escucho. La mujer que los recibió se quedó con la boca abierta y pasaron unos segundos antes de que pudiera reaccionar.
Retiro los vendajes improvisados de la cabeza del Avatar y limpio la herida de prisa. Katara quizo ayudar, pero Sokka la saco de la habitación y le pidió que fuese a cambiarse la ropa y regresará cuando estuviera más tranquila.
Estuvo apunto de golpear a su hermano con tal de que la dejara quedarse, pero tuvo que respirar profundo y hacer lo que decía.
Busco ropa en la montura de Appa y encontró un lugar donde cambiarse el vestido. El que había llevado ya no tenía remedio. Estaba empapado de sangre y de la falda solo quedaban retazos. Lavo sus manos también, intentando quitar aquella sustancia roja que ya se había secado.
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My Only Love Song
FanfictionLa guerra ha terminado y el Avatar Aang y la Maestra Agua Katara no se atreven a revelar sus sentimientos. Tras sufrir un terrible accidente, la memoria de Aang queda dañada, perdiendo totalmente sus recuerdos. Katara tendrá que luchar para hacer qu...