[Aang]
Se quedaron junto a Appa un buen rato.
El bisonte era una bestia enorme, cubierta de fino pelo blanco y retorcidos cuernos grises en la cima de la cabeza, aterradora a simple vista. Cualquiera entraría en pánico al verlo, pero Katara tenía razón, en realidad era solo un amigable y dulce animal. Cuánto más tiempo pasaba con él, Aang más creía que ambos tenían una conexión. A diferencia de Sokka o Katara (a quienes seguía sin reconocer) Aang se sentía cómodo y seguro con Appa, como si fuera una extensión de si mismo que al tener junto lo complementaba.
Katara le hablo acaloradamente sobre los viajes que habían hecho alrededor del mundo y sobre cómo Appa los había transportado de forma segura. Mientras escuchaba las historias, Aang rascaba la cabeza del bisonte y a este parecía gustarle.
—Parece que fueron muy buenos tiempos—dijo Aang, anhelando internamente poder recordarlos.
—Y volverán a ser iguales—Katara se había sentado frente a él mientras le relataba las historias. Los copos de nieve en su cabello y mejillas comenzaban a derretirse por su calor corporal—. No recuerdo algo mejor que volar en un día soleado, con el viento en tu rostro y miles de aventuras en el camino—soltó un largo suspiro soñador y abrazo sus propias rodillas—. Daría lo que fuera para que esos días volviera.
La muchacha parecía tan triste que Aang no pudo evitar sentirse de la misma manera.
¿Como es posible que extrañe algo que no conozco?
—¿Y si regresamos a esos días?—la idea vino de la nada, pero un cosquilleo se extendía por su vientre mientras más forma tomaba—. Tú quieres regresar a esos tiempos y yo quiero conocer cómo era mi vida, quiero conocer el mundo en el que vivo ¿Por qué no lo hacemos? Viajar Sokka, tú, yo y los otros, como antes.
—Bueno, aún tienes la actitud de un nómada—reconoció la chica, algo desganada. Lo miro fijamente, con algo en la mirada que no supo reconocer del todo—. ¿Crees que eso te ayude a recordar?—y ahí, en su voz aterciopelada, había hambre de esperanza.
Aang no estaba seguro, pero quería intentarlo. Tal vez si viajaba por lugares en los que había estado antes, su cerebro comenzaría a trabajar y los recuerdos volverían. Además, aunque la Tribu era más hermosa de lo que podía explicar en palabras, Aang deseaba conocer el mundo; estar en una isla de arenas calidad con el sol bañando su rostro o en un prado verde oliendo la fragancia de las flores primaverales. Parecía incluso una imagen demasiado buena para ser realidad.
—Cuando desperté, tenía una extraña sensación de vacío y soledad—admitió Aang, con un poco de melancolía—, no conocía a nadie y nada me resultaba familiar, pero al ponerme esta ropa y al ver a Appa, no lo sé, es como si algo cálido me recorriera el pecho, como si estuviera en casa. Tal vez necesito regresar a la rutina que antes tenía y de esa forma, el viejo Aang podrá volver.
Algo pareció encenderse dentro de Katara. La muchacha se puso de pie y lo miro con fiera determinación.
—Entonces es algo que debemos de hacer—sentenció la joven guerrera del Sur.
Aang no pudo ocultar su sonrisa y está se extendió por su rostro de oreja a oreja. Se puso de pie, arrastrando la larga capa roja a sus espaldas.
La mañana se había pasado en un parpadeo desde que llegaron con Appa y de pronto Aang recordó que aún no había desayunado.
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My Only Love Song
FanficLa guerra ha terminado y el Avatar Aang y la Maestra Agua Katara no se atreven a revelar sus sentimientos. Tras sufrir un terrible accidente, la memoria de Aang queda dañada, perdiendo totalmente sus recuerdos. Katara tendrá que luchar para hacer qu...