Me Soltaste

Están vivos

Están vivos

–Tabata corría entre la gente tratando de conseguir a esos niños, Alberto la seguía sin entender que pasaba, pero esa voz, esa dulce voz lo paralizo–

–Son ellos –corría desesperada, buscando esos rostros–

–Eso no puede ser –Alberto la tomó por la cintura tratando que se tranquilizara, las calles estaban llenas de personas y los niños que Tabata había visto se perdieron entre ellas– solo se parecían

–Te llamó, Alison te llamó –el solo recordarla hicieron que los ojos de Tabata se llenaran de lágrimas–

–Tabata fue una equivocación –esta negó con seguridad–

–Era ella, estoy segura era Alison y estaba tomada de la mano de Thiago, solo que se veían sucios, debemos de buscarlos –Alberto no podía creer que Tabata tuviera razón– ellos están vivos –Alberto la observo– no la escuchaste

–Sí claro que escuche que gritaron tío pero pudo ser cualquier otra niña gritándole a alguien más –Tabata negaba segura de lo que había visto–

–No Alberto son ellos, Alison y Thiago, necesitamos buscarlos, encontrarlos saber que están bien –Alberto la abrazo al ver lo emocionada que estaba–

–Si son ellos los vamos a encontrar –se separó un poco del abrazo– debes estar segura –Tabata asintió dándole una pequeña sonrisa pero realmente estaba aterrada, ¿quién podía hacer algo así? Esos niños estaban sufriendo y eso no era justo–

–Unas cuadras más delante de donde Tabata y Alberto se habían quedado un hombre mayor de aspecto vagabundo, jalaba el brazo de una niña con coraje y está no soltaba la mano de su hermano–

–Me está lastimando –decía la niña mientras caminaba de prisa a donde el hombre la llevaba–

–Te dije que no te movieras, lo único que tenías que hacer era extender tu mano y pedir el dinero, sin destaparte el rostro –le enseñaba un rebozo–

–Hacía mucho calor y teníamos hambre –respondió enojada– yo quiero estar con nani, ella no nos deja sin comer como tú

–Niñita estúpida, tu nani que tanto quieres no siente más que odio por ustedes –los observó con desprecio mientras entraban a una casa–

–Eso no es cierto Nani nos quiere –los ojos de la niña se llenaron de lágrimas–

–Tanto los quiere que los dejó aquí, así como sus padres –metió a los niños a una habitación encerrándolos–

–No es cierto Nani si nos quiere ella no nos va a abandonar cómo nuestros papis –abrazó con ternura a su hermanito– Thiago –él niño de cinco años la observó–

–Era mi tío –Alison asintió– ¿por qué nos deja con ellos? –Preguntó con los ojos llenos de lágrimas– ellos son malos –Alison lo abrazó tratando de que su hermanito no llorara–

–Nani no es mala, ella nos quiere –Thiago negó–

–Yo quiero a mis papás –él niño empezó a llorar–

–Yo también pero nani dice que se fueron al cielo y sólo la tenemos a ella

–Yo quiero estar con mi tío, él si era bueno –se abrazó a su hermana más fuerte–