No quería que la mataran

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No quería que la mataran


-Rafael estaba en su despacho, observa videos de sus hijos, esos que Ariana le enviaba al finalizar el día cuando él estaba en alguna operación o analizando algún caso grave, en algún congreso o en reuniones, tocaba la pantalla tratando de tenerlos de nuevo a su lado, las lágrimas escurrían y su rostro cambiaba cuando la voz de Ariana o su rostro se asomaba.

-necesito hablar contigo –Alberto abrió la puerta del despacho, le rompía el corazón ver a su hermano así.

-necesito estar solo –su voz se oía cansada, su vista estaba fija en el monitor.

-golpearon a Ariana, está muy grave en enfermería –dejo de ver el monitor y vio a Alberto molesto.

-dije que no quería que la mataran –su mirada estaba llena de odio de rencor.

-lo sé pero te dije que sería difícil que no le hicieran nada, hable con la presa que contacte para que la cuide y dice que Ariana nunca grito, que ella llegó porque otra presa le dijo que ya tenía nueva inquilina

-necesito que vayas a ver cómo está, Si es necesario que la trasladen a alguna clínica que lo hagan, no quiero que se muera –apretó sus puños- no todavía



-Tabata, Carolina y Tamara, llegaron lo más rápido posible, Carolina y Tamara esperaron afuera, solo dejaron pasar a Tabata, que aunque todavía no tenía personalidad en el caso, sabía cómo se manejaban las cárceles en México.

-no sé si aquí podamos tenerla –dijo la doctora cuando Tabata entraba con ella a la enfermería- los golpes fueron muy fuertes, lo único bueno es que el bebé está bien

-¿está embarazada? –La doctora asintió sonriendo- te puedo pedir algo Alma –está asintió nuevamente- no digas lo del embarazo por favor

-Tabata, eso no se puede ocultar –Tabata le hizo un gesto y Alma sonrío, sabía que la había convencido- está bien, no lo pondré por ahora en su parte medico

-gracias, te debo otra –Alma sonrío, ellas se conocieron cuando Tabata hizo su servicio en ese mismo reclusorio.

-Alma dejo a Tabata sola con Ariana, cuándo Tabata se acercó a donde estaba y la observo, su corazón se detuvo, puso una mano en su pecho, en qué momento la vida de su amiga se convirtió en eso, ¿Cuándo paso todo eso? ¿Por qué ella no estaba a su lado? Verla ahí con su mascarilla de oxígeno, con su rostro golpeado, su ojo hinchado y morado, su labio roto, no pudo evitar que las lágrimas se le escurrieran, Ariana estaba ahí casi muerta, en una cárcel donde pagaba una condena por matar a sus hijos, puso su mano en su boca, esos niños eran su vida, ¿cómo alguien puede pensar que ella hizo algo así?


-hola –la dulce voz de Tabata hizo que Ariana dibujara una pequeña sonrisa en su rostro la cuál inmediatamente borro al recordar porque estaba ahí- ¿cómo te sientes? –Ariana suspiro- vas a estar bien –Tabata tomo su mano y Ariana negó.

-nunca más estaré bien –después de casi dos meses sus lágrimas volvieron a salir.

-yo estoy aquí a tú lado y te voy ayudar –Ariana negaba segura, lo que menos quería era que nadie la sacara de ahí, ella se sentía culpable por la muerte de sus hijos, no tenía derecho a ser feliz, si ellos ya no estaban en su vida.

-voy arreglar todo para que seas trasladada a un hospital

-no, yo no merezco consideraciones –su voz era dura-

Me SoltasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora