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"I like to think that loneliness is just the echo of missing a person you haven't had the pleasure of meeting yet".- Beau Taplin, The echo.

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Por fin había llegado el día, en el que Illya y Solo se reunirían con Edgar Burrell y, quizás, su padre. Las dos agentes habían acordado llevarse a la mujer de Edgar, Anna, de compras, para ver si podían sacarle algo de información.

A ellas las llevaron en un coche con chófer, mientras los dos compañeros fueron hasta donde habían quedado, la nave industrial de los Burrell, a las afueras de la ciudad, en el vehículo alquilado de Napoleón.

Pasaron toda la mañana cada uno haciendo su función, y, tras comer, decidieron devolver a Anna junto a su esposo, con un par de prendas más en la mano y unos cuantos dólares menos en la cartera.

La llevaron hacia la nave de su yerno, donde también estaban sus "maridos". Allí se encontraron todos, bajo el mismo techo.

Hemos vuelto.- La puerta del despacho de Burrell, donde los hombres se encontraban vibró, y tras la confirmación de que podían pasar, Elektra entró, sonriente.- ¿Qué tal lo habéis pasado  vosotros?

Qué rápido habéis vuelto, cariño.- Murmuró el Americano, cogiendo la mano de su esposa y besándola.

Sí, todavía es pronto.- Afirmó el ruso, cediéndole su sitio a la agente alemana.

Os echábamos de menos, eso es todo.- Confesó Gaby, cariñosamente. Illya le sonrió, dejando un beso en su pelo.

Nosotros estábamos haciendo negocios, pero podemos seguir otro día.- Edgar Burrell sonrió, estirando su mano hacia su callada esposa, que la cogió, quedándose de pie junto a él.

Sí, eso estaría bien, gracias Larry.- Illya le estrechó la mano, y Napoleón también, levantándose.

Qué familiaridad.

Pues entonces nos retiramos y te dejamos con tu esposa, nos vemos otro día.- El pelinegro entrelazó su mano con la de su esposa, despidiéndose de su investigado.- Dele saludos a su padre, cuando lo vea.

Burrell asintió, con una sonrisa en la boca.

Ha sido un placer volver a verlas a ambas, señoritas.- Cogió primero la mano de Gaby, y dejó un beso en ella, para a continuación hacerlo con Elektra.- Le diré a mi madre que se van, para que pueda venir a despedirles.

No es necesario.- El rubio habló, aunque supo que sería en vano.

Insisto.

Larry y su esposa fueron a por la señor Burrell, de la que Anna ya había hablado a las dos chicas.

Lo que les había contado no era muy encantador.

Era una mujer bastante más joven que Edgar Burrell, de cuarenta años y de extrema belleza. Se contaba que tenía numerosas aventuras a expensas de su esposo.

Manipuladora y frívola, una buena adversaria.

Ellos planean algo, ¿la conocéis?.- Gaby se dirigió a los dos agentes, con el ceño fruncido.

Sí, estuvo aquí anteriormente, con nosotros. Nuestro amigo Ruso le interesó bastante.- Murmuró el americano, con los brazos cruzados sobre su pecho y una sonrisilla en sus labios.

¿Y qué hay de ti?.- Preguntó Elektra, divertida.

Como vio que no respondía a sus coqueteos se interesó por él.- Explicó Illya.

The Coldest WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora