Una nueva conspiración que pretende acabar con el mundo, tal y como se conocía hasta el momento.
¿Podrán seguir trabajando juntos Rusos y Americanos, o sus diferencias acabarán por romper el grupo? ¿Podrá resistir el frágil vínculo que los une?
¿Ha...
Posición del objetivo: Base secreta del comando U.N.C.L.E en Nueva York.
Hora: 4:30 A.M
Caballeros, den la bienvenida a su nueva compañera de equipo.
¿Qué?.- Fue la exaltada respuesta de los dos agentes.
Señor, creo que esto es un error, no la conocemos. ¿Va a contratarla sin saber nada de ella?.- Solo alzó su voz en contra de la propuesta, acercándose a su jefe.
Oh, por supuesto. Caballeros, les presento a Elektra.- La joven sonrió burlona. Se inclinó levemente y alzó los bordes inferiores de su vestido, en una divertida reverencia, doblando su cabeza hacia abajo.
¿De verdad te llamas así, ангел?.- Cuestionó el ruso, sin moverse de su sitio, de pie delante del sofá en el que anteriormente estaba sentado.
Lo siento, señor. Pero, ¿sabe siquiera si ella es apta para el trabajo? ¿Qué es lo que sabe hacer?.- Solo no sabía el porqué, simplemente tenía claro que debía hacer lo posible para que ella no se les uniese.
Illya murmuró un "oh,oh", dando un paso atrás, alejándose de su insensato compañero. Él la había visto en acción más de una vez, y sabía de lo que era capaz. A ser posible, no quería que ella volviese a estar en su contra, y su colega no debía desafiarla.
Por su bien.
La sonrisa de la joven se torció, y un gesto cruel cubrió sus hermosos rasgos.
Con una rapidez asombrosa cruzó la estancia, llegando hacia el agente de pelo oscuro. Antes de que supiera lo que le esperaba, ella alzó una de sus piernas, golpeando el pecho masculino con su rodilla. Cuando el espía se dobló, dolorido, el brazo de la chica rodeó su cuello y, con golpe seco en su nuez de adán, el afamado Napoleón Solo se derrumbó, cayendo de espaldas contra el suelo.
No me desafíes, Solo. No lo hagas.- Pese a que él todavía no se había recuperado del golpe, tanto físico como en su ego, ella no le dejó pensar. Se colocó sobre su torso, cogiendo en un agarre firme y doloroso las manos del agente, inmovilizándolas bajo el peso de sus rodillas, a sus costados.- O crearás un monstruo que después no podrás controlar.
El estupefacto miembro de la C.I.A luchó contra el agarre, pero éste no cedió, así que decidió cambiar de táctica.
Supongo que te gusta ponerte encima, ¿no?.- Ronroneó, dejando de luchar, dibujando una encantadora sonrisa en su atractivo rostro.