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»STEVE«
Dustin está conduciendo al ritmo de la música que se reproduce en la radio de su camioneta. Sus dedos estampan ligeros golpecitos contra el volante, ocasionando un sonido similar al de la canción. Ambos comenzamos a cantar a todo pulmón y nos reímos cuando se nos olvida una parte de la canción.
Continuamos nuestro trayecto a casa, luego de haber terminado nuestra rutina diaria de ejercicio en el gimnasio. Es de noche y gracias al cielo no hay tráfico pesado. Mientras estamos esperando que un auto doble a la derecha; el sonido de un celular interrumpe nuestro concierto improvisado de música electrónica. Sumerjo mi mano en el bolsillo de mis jeans, saco el celular y reviso si hay alguna llamada. Al no encontrar nada, observo que es el celular de Dustin, no el mío.
-Es el tuyo, brother -afirmo, colocando mi mano sobre su hombro-. Deberías contestar.
Él asiente sin decirme nada y responde la llamada, aparcando a un lado de la carretera, su vista se queda clavada en el panorama frente a sus ojos, y escucha atento cada palabra que le dicen. Bajo el volumen de la radio, intento desviar la mirada hacia la ventanilla. No obstante, las palabras que salen de la boca de mi mejor amigo, me dejan estupefacto.
-¡Maldita sea... esto no puede estar pasando! -exclama, tomándose el cabello con una mano, su mandíbula se tensa al instante.
Cierra los ojos lentamente, inclinando su cabeza hacia atrás, deja escapar un sollozo prolongado y propina un fuerte golpe en el volante, que causa que sus nudillos adopten un liviano color blanco. Por su reacción, se que algo muy malo está sucediendo. Conozco a Dustin y solo alguna situación delicada puede hacer que reaccione de esa forma.
-¿En qué hospital están? -cuestiona preocupado, llena de aire sus pulmones y emite un profundo bufido-. Voy para allá.
Después de terminar la llamada, guarda su celular en el bolsillo de su chaqueta negra de cuero y toma una gran bocanada de aire antes de relatar lo que está pasando. Según su hermana, su padre resbaló de la segunda planta de su casa y rodó por las escaleras, lo que causó unas fracturas en su cuerpo. Así que, iremos a verlo en cuanto lleguemos al lugar donde se encuentra hospitalizado.-Ten fé, todo va estar bien -aseguro intentando que se calme, palmeo su hombro y él me regala una media sonrisa-. Tu padre siempre ha sido un hombre fuerte y estará como nuevo en poco tiempo.
-Gracias, Steve.
-No me agradezcas, sabes que digo la verdad.
Asiente todavía preocupado por la situación, gira la llave para encender el motor, y sin ningún contratiempo, éste se pone en marcha. Vira hacia la izquierda, mientras le recuerdo la dirección y en una fracción de segundo, el semáforo cambia de verde a rojo. Una persona se cruza en medio de la calle repentinamente, Dustin frena bruscamente, pero es demasiado tarde. La chica cae al suelo en un abrir y cerrar de ojos.
Sin pensarlo una sola vez, abro la puerta del copiloto, salgo de la camioneta y me encamino dando grandes zancadas hasta la persona que acaba de ser atropellada. Sin duda alguna, el semáforo no funciona adecuadamente, y Dustin no fue capaz de respetar la luz roja. Sólo le ruego a Dios que la chica este viva y que el impacto no haya sido demasiado fuerte.
Acomodo mis rodillas en el sólido pavimento, examino si contiene algún rastro de sangre en su rostro. Afortunadamente, solo unas pequeñas gotas descienden desde la coronilla de su cabeza y se estancan de un segundo a otro.
Algo en su rostro me recuerda a alguien. Me quedo inmerso en mis pensamientos por unos segundos. Sin embargo, mi memoria me está haciendo una mala jugada y no recuerdo exactamente a quién se parece.
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El sello de nuestro amor ©
Romance[Segunda parte de Ilusiones Rotas] Rose tiene un novio atractivo, una familia que la ama y un sueño por cumplir, ha decidido seguir adelante y no permitir que vuelvan a herir sus sentimientos, resguardándolos tras una coraza de orgullo; el escondit...