Treinta y cinco: Todo estara bien

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- ¿Vas a hablar?

Miku estaba sentada frente a Rin en una actitud nerviosa, Ia había salido de la habitación hacía cinco minutos y no había logrado decirle palabra a la rubia.

- Si, si.- suspiro.- solo debo mentalizarme.

Uno, dos, tres...seis...veinticinco...treinta y ocho...inhala, exhala.

- Debes prometer que vas a escucharme hasta el final.- pidió.- no interrumpirás y por lo que más quieras tenme mucha paciencia para mí es difícil decirte esto tanto como para ti será escucharlo.

- ¡Dilo de una vez!

- Len no está muerto.- soltó.

Rin palideció y se quedó totalmente quieta ante la confesión.

- El día del accidente el sobrevivió de la manera más fantástica y violenta que te puedas imaginar. Lo que enterramos nunca se trató de su cuerpo, si no que de un sustituto. Fue salvado de una banda de traficante de órganos por un hombre llamado Owen, perdió la memoria y es por eso que nunca volvió. Ni siquiera me recordaba...hasta que nos encontramos ocho meses atrás.

Rin se aferraba a las sabanas con fuerza, las lágrimas corrían por sus mejillas. No podía creérselo.

- Un día fui por un café.- Miku comenzó a llorar con ella.- y me lo encontré, hablamos hasta que cerraron la cafetería y quedamos en que no te diríamos hasta que fuera el momento.

> Yo no quería que volvieras atrás, Dios, ya tenías hecha una vida y no soportaba la idea de una nueva depresión o algo. No podía verte así de nuevo. Entonces creamos al chico de las cartas.

Rin levanto la mirada, dolida, olvidando que no debía de interrumpir.

- ¿"creamos"?

- Si...fue idea de los dos.- reveló.- Pero con el tiempo empezaste a mejorar y...y creí que sería una buena idea continuar. Creímos.- corrigió.- que sería buena idea.

- Pues no lo fue.- espeto. El veneno en su voz era notable.- ¿Por qué me dices todo esto ahora?

Miku inspiró, sabia que con la siguiente bomba que estaba por soltarle Rin mataría a medio mundo.

- Len quiere hablar contigo.- suspiro.- El, como ya dije, Está vivo y quiere verte.

- ¿Que?

- Está aquí, en la ciudad y...Necesita verte.

Decir que Rin estaba en shock sería un eufemismo. No sabía que decir, cómo actuar, sentía tantas cosas al mismo tiempo que todo a su alrededor comenzó a colapsar.

- ¿Rin?.- preguntó preocupada su hermana al ver que no reaccionaba.

La menor intentó acercarse, la chica estaba pálida y no dejaba de llorar.

- ¿Rin?.- Repitió.

Levantó un brazo dispuesta a tocarle el hombro cuando la misma rubia de un manotazo la alejo.

- No me...- el aire le faltaba, todo le daba vueltas.- No me toques.

Hablaba con dificultad, apenas le salían las palabras. Cuando terminó una oscuridad cayó sobre sus ojos, se había desmayado.

- ¡DIOS MÍO RIN!.- Exclamó.

Ia entró a la habitación apenas escucho los gritos de Miku, miro a Rin desmayada sobre la cama con su hermana tratando de hacerla reaccionar. Se acercó lo más que pudo y le dio un abrazo apretado tratando de separarla.

- Déjame, déjame.- le pedía una y otra vez.

Ia no se lo permitió, se aferró a Miku quien comenzó a golpearle el pecho con los puños. Sollozaba.

Departamento 813 [Rin x Len] [Miku x IA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora