III

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-Narra Yuliana-
La campana de la escuela suena fuerte en mi oído mientras mis compañeros de clase comienzan a levantarse de sus asientos y yo empacaba mi mochila, siempre siendo la última en salir de clase.
Después de darle las gracias a mi maestra de Inglés, me fui directamente a mi casillero, asegurándome de guardar todos los libros que necesitaba en mi mochila para cualquier tarea para el fin de semana.

"Hola Yuliana."

Rechino mis dientes al escuchar esa voz molesta y familiar. La cara de Sebastián parecía esperanzada mientras se metía las manos a sus bolsillos.

Sebastián era guapo, el tipo de chico que sólo te parece atractivo cuando lo conoces o cuando te sonríe

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Sebastián era guapo, el tipo de chico que sólo te parece atractivo cuando lo conoces o cuando te sonríe. El prefirió estar en el laboratorio que en el campo de fútbol, y era algo que yo admiraba de él. Sus ojos brillaban en contraste de su piel bronceada y su pelo café se aclaraba aún más en el verano.

"Hola Sebas," le sonreí, sin importarme nuestra amistad sólo siendo amistad. Yo no tenía tiempo para un novio con los exámenes finales acercándose y ciertamente no podía arriesgar mis notas.

"Cómo estás?" me hizo su pregunta de siempre, enseñando sus dientes blancos. Sebas es una de las personas que dice 'como estás?' bastante. Lo decía tantas veces que ya ni parecía que le interesaba en verdad. Era como otra cosa para reemplazar la palabra 'hola'.

"Yo me encuentro bien, y tú?"
Pretendo estar ocupada, metiendo mi mano en mi casillero vacío, dándome cuenta que podía ver lo que estaba haciendo, así que tomé mi calendario de atrás.

"Genial," él siempre decía genial. "Me preguntaba si querías hacer algo este fin?"

Sebas me ha estado preguntando eso por semanas. Casi me siento culpable por rechazarlo todo el tiempo con nuevas excusas.

"Tengo que estudiar, Sebas. Las finales son en dos semanas," me encogí de hombros y fruncí mis labios, pretendiendo estar triste porque no se iba poder. Los pasillos se hacían más y más vacíos, el fin de semana se sentía como un agarre lejos y no podía esperar a tomarlo.

"Por qué no estudiamos juntos? Mañana, en la mía."

Saca su mano de su bolsillo para rascarse la nuca nerviosa e impacientemente, esperando mi respuesta. "Sé que has tenido Cs en Biología últimamente... Puedo por lo menos subirte a una A," alzó una ceja.

"Está bien," suspiro derrotada, y él susurra un pequeño 'sí' bajo su aliento, tratando de esconder su sonrisa que pedía notarse en sus labios.

"Con una condición. Estudiaremos en mi casa a las 12, no más temprano ni más tarde," le dije cerrando mi casillero con fuerza, mientras él comienza a irse.

"Ah y una cosa más, no olvides llevar bocadillos," agregué y él se rió, enviándome sus pulgares arriba, aún dándome su espalda.

Obsesionado || Mario Bautista [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora