XXIII

1.9K 127 25
                                    

-Narra Yuliana-

Yo sólo me limité a sonreír.

"Por qué lo hiciste?" Mario me pregunta, "digo, no es que no haya querido, es sólo que pensé que me odiabas."

"Bueno pues... Como te digo?" comienzo a balbucear, "meestoyenamorandodeti"

"No te entiendo cuando balbuceas."

"Me estoy enamorando de ti," por fín le digo.

"No sabes cuanto tiempo he estado esperando a que me dijeras eso."

De pronto, siento un cálido abrazo alrededor de mí. Después de separarnos, sólo nos sonreímos.

"Me gusta este lado tierno de ti," le confieso.

"Todo lo hago por ti mi amor," me dice besándome la frente.

Nos dirigimos hacia las escaleras para luego subir e irnos a la sala, donde todo está más cómodo. Mario se sienta en un sofa y yo en el otro. Vi su cara y parecía que me quería decir algo pero no lo hizo. No es necesario que me lo diga, quiere que me siente con él, lo sé. Aún así no lo hice para ver que decía/hacía.

"Cuando crees que podremos salir?" le pregunto.

Noto como su expresión cambia a una seria y responde, "NUNCA, ya te lo he dicho muchas veces."

Trago mi saliva.

"Yo sólo preguntaba por que me hubiera gustado salir y llevarte a un lugar especial que yo conozco," le digo depcionada con un toque de tristeza.

Mario se para y camina hacia mí para después sentarse conmigo.

"Perdóname princesa, no quise contestarte de esa manera," se arrepiente.

"Está bien," le digo aún decepcionada.

"No te pongas triste belleza, sé que quieres salir y por eso mañana te lo voy a recompensar de alguna manera," me besa la mejilla.

Será que por fín me dejará salir? Espera, no lo creo. Acaba de decirme que 'nunca' lo hará, entonces no vale la pena ilusionarme. Si no me dejará salir, entonces que podra ser lo que tiene en mente? pensé.

"Así que, quiero ver esa bella sonrisa," dice pasando su dedo por la orilla de mis labios.

Decidí no hacerle caso para ver que hacía. Se acerca lentamente a mis labios y yo cierro los ojos esperando un beso. Pero no fue así, él comenzó a darme cosquillas y yo reía sin parar.

"Ya... Para.... Mario," le pido entre risas.

Pero este no se detuvo. Siguió hasta que yo le agarré las manos y lo empujé para ahora yo darle cosquillas. Su risa era como una bella melodía para mis oídos. La amaba tanto que no quise detenerme cuando él me lo pidió que lo hiciera.

De pronto, Mario me sostiene de la cintura y nos voltea para que ahora yo quedara debajo de él.

"Por favor ya no me des más cosquillas," le suplico.

"Está bien," se acerca a mis labios, "si me das algo a cambio."

Quiero comenzar con besos que sólo son contacto de labios y no irme directamente a explorar nuestras bocas, por eso lo empujo y le doy un beso. Sé que si me hubiera quedado debajo de él, todo llegaría más lejos y es justo lo que no quiero.

Aún siendo la segunda vez que lo beso, noto que sigue paralizado como si aún no lo pudiera creer.

Río en voz baja y nos separamos.

"Ya es tarde, deberíamos de irnos a dormir," Mario se fija en la hora.

"Si quieres tú vete dormir, yo todavía no tengo sueño," le digo dirigiendome a la cocina.

Comienzo a picar fruta y dos brazos me toman de la cintura por detrás.

Comienzo a picar fruta y dos brazos me toman de la cintura por detrás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"No que tenías sueño."

"Yo nunca dije eso, dije que ya era tarde. Pero si mi niña no quiere dormirse, yo me desvelo con ella," dice dándome pequeños besos cosquillosos.

"Ayy Mario, vas hacer que me corte," me río.

"Quiero ayudarte."

"Okay ten, tu pica el mango mientras yo pico la naranja."

Puse un cuchillo y un mango al lado para que lo picara, pero sigue abrazandome por detrás.

"No, quiero ayudarte así," dice agarrando mis brazos, cortando la naranja a la mitad.

"Ni que no pudiera hacerlo yo misma," pensé en voz alta.

"Ah okay, si no quieres que te ayude está bien."

"No no no, sí quiero que me ayudes," le digo agarrándole las manos antes de que se fuera.

Mientras picábamos la fruta, podía sentir su respiración en mi hombro, lo cual no me molestaba para nada.

Cuando por fín terminamos, Mario seguía sin soltarme.

"Ya puedes soltarme," río.

"No, por que ahora soy tus manos."

"Jaja, que gracioso eres," río sarcástica, "hay que ver otra película."

Saco unas palomitas o quise decir 'sacamos'. Fruta y palomitas? Lo sé, un poco raro, pero en una peli nunca pueden faltar las palomitas. Mario siguió siendo 'mis manos' hasta que nos sentamos a ver la película.

"Espera, faltaron las bebidas," me doy cuenta.

"Yo voy por ellas," dice levantándose.

Obsesionado || Mario Bautista [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora