Obsesionado || Mario Bautista [TERMINADA]

XXV

Seguimos caminando y caminando hasta que por fin se detiene y me destapa los ojos. Era como estar afuera pero con paredes transparentes. Su patio interior estaba lleno de tulipanes y margaritas, era hermoso. Había una mesa pequeña que tenía una hermosa rosa en el centro junto a dos platos con comida acompañados con tenedores y cucharas. Al lado había un pequeño sillon rojo con una mesita que contenía una botella de champagne y dos copas.

Me quedé asombrada.

"Como no te dejo salir, decidí hacerte esto, te gusta?" pregunta.

"Me encanta! Esto es lo más cerca que he estado afuera en tanto tiempo!" le digo pegandome a las paredes para ver el hermoso atardecer.

Mario me abraza por detrás y pone su cabeza en mi hombro para acompañarme a verlo.

Cuando el sol por fín se metió, nos sentamos a comer. Al terminar, me paro a agarrar lo botella.

"No la traigas," dice parándose, "mejor sentémonos aquí," señala el sillón.

"Okay."

En cuanto Mario destapó la botella, nos sirvió a los dos. Aunque estaba oscuro, la luz de la luna nos alumbraba el cuarto. Terminandome una copa, me pregunta si quiero más y yo le digo que no con la cabeza.

"Ay, todo aquí elegante y yo toda así, con pantalomes y una blusa corta," me cubro el rostro.

Me quita mis manos de encima y dice, "No importa, te ves preciosa en cualquier atuendo."

Sonreí.

"Gracias."

Sin decir nada más, acaricia mi mejilla para unir nuestros labios en un beso. Muerde mi labio inferior para así tener acceso a mi boca. Me besa lento y tierno a la vez. Comienza a pasar su mano por mi espalda y a subir mi blusa pero no lo dejo. Se molesta un poco y me agarra las muñecas para impedir que lo detuviera.

Me alejo de él y digo, "Lo siento, no puedo."

"Como que no puedes, si nos amamos," dice jalándome y basándome a la fuerza.

"Te dije que no!" le grité empujándolo.

"Yuliana, fui paciente contigo.. Esperé casi una eternidad para esto y ahora me dices que no quieres?" dice mientras abre un cajón que estaba escondido.

"Pero ya te dije que no. Además, no ha pasado suficiente tiempo para irnos directo a lo que quieres."

"Yuli, por favor no me hagas hacer esto," dice sacando una arma del cajón.

"M-Mario, que estás haciendo?" le pregunto.

"Oh, nada," hace una pausa, "es sólo que mi princesa no quiere hacer lo que le pido."

Genial, justo cuando creí que había cambiado, regresa a ser el Obsesionado de antes.

"Piensa bien en lo que estas haciendo Mario," le digo retrocediendo.

"Ya lo pensé bien. Vas a ser mía por las buenas o las malas?" me pregunta mientras se acerca a mí cada vez más hasta que mi espalda pega contra la pared.

Trago mi saliva.

Comenzó a besarme mientras me apuntaba con la pistola. Al principio temía que me matara así que le seguí el beso. Cuando empezó a acariciarme por debajo de mi blusa, lo tomo por sorpresa y le doy una patada para así tomar el arma. Estaba asustada y mucho. Era como si hubiera regresado al primer día en que me secuestró.

Antes de irme, lo pateo una vez más para que me diera tiempo de correr.

"Maldita perra!" gritó.

Yo salí del cuarto y llegué a la cocina. Para mi suerte, las llevas estaban justo arriba de la mesa. Las agarré y corrí hacia la salida.

Vamos Yuli, esta es tu oportunidad de escapar, me dije a mi misma.

En cuanto abro la puerta, noto que no es mi vecindad. No se parecía nada al patio interior. Ahogando un sollozo, pongo una mano sobre mi boca mientras miro hacia el bosque oscuro y comienzo a correr unos pasos de donde estaba.

Parecía una película de terror, un apuesto acosador quien está obsesionado con una jovencita que también tiene una casa dentro de un bosque, en medio de la nada y la secuestra.

Me sentí un poco cansada mientras corría en el bosque oscuro. Mi único miedo era que el chico me atrapara. Que por qué no le digo por su nombre? Por que este lado de él, no es Mario.

El bosque era enorme, con árboles altos que sólo mostraban un poco de luz de luna. Sin embargo, estaba muy oscuro como para saber en donde me encontraba mientras corría. En la única dirección que podía correr lejos de él, era para adelante y comienzo a desear haber participado en actividades deportivas, ya que mis pies me dolían y mi pecho ardía en llamas.

No miro hacia atrás mientras el aire frío golpea mi cara. Jadeos pesados cayendo de mis labios y ramitas rompiéndose bajo mis pies era lo único que podía escuchar mientras corría y movía mis pies lo más rápido que podía.
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Ya empezaron a odiarme, no?😔