XI

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Dejando salir gemidos de placer, Mario profundiza el beso mientras movía sus caderas contra las mías. Sentí como la tela de sus pantalones rozaba sobre la mía y esto causó que me dieran escalofríos.

Mientras su mente estaba muy interesada en mis labios, comencé a desatar las cuerdas que atan fuertemente mis muñecas, hasta que caen al suelo en una pila.

Mientras su mente estaba muy interesada en mis labios, comencé a desatar las cuerdas que atan fuertemente mis muñecas, hasta que caen al suelo en una pila

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Era demasiado como su lengua se deslizaba en mi boca y sus manos me tomaban de las mejillas para que no me moviera. Después, decide deslizar una de sus manos en mis pantalones y sentirme sobre la tela de mi ropa interior. Sin embargo, su acción no causa nada mas que asco en mí.

Como siento que la droga pierde el efecto en mí, intentó sacar su mano pero este fuerza sus dedos dentro, hasta que le muerdo la lengua, haciéndolo retroceder rápidamente.

"Maldita perra!" me grita al frotar su nariz en furia antes de darme una cachetada.

Encontrando toda la fuerza en mí, levanto mi pierna para darle una patada en medio, causando que gritara de dolor antes de arrodillarse y luego tirarse al suelo.

Levantándome de la silla, veo la pistola tirada en el piso y la agarro rápidamente antes de apuntarle. Cuando averiguo cómo cargarla, sus ojos se abren y levanta las manos.

"No te atreverías!" me desafía con una sonrisa, pero se borra en un instante cuando disparo. Sin embargo, cuando disparo le apunto a la pared sólo para espantarlo.

"Qué decías?!" le pregunté mientras retrocedía despacio, aún apuntandole la pistola.

"Espera-" se acerca.

"No te muevas o te disparo!" le advertí dando pasos hacia atrás. Este se quedó inmóvil y yo aproveché para escaparme de ahí.

Cuando cerré la puerta detrás de mí, todo me parecía desconocido, lo cual era extraño por que todas las casas en mi vecindad eran parecidas pero esta era diferente. No sabía donde estaba la salida mientras caminaba por los pasillos con la pistola apuntando al suelo. Estaba asustada de sostener el objeto en la mano.

Tragando mi saliva, abro una de las puertas que podría ser la salida aunque todas se miraban iguales.

Abriendo la puerta, mi corazón se detiene al ver lo contenido dentro.

Fotografías. Fotos de mí. En la pared, en cada mueble, y en el suelo.

Obsesionado || Mario Bautista [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora