IX

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-Narra Mario-
Podía escuchar su respiración pesada caer de sus labios en suspiros ásperos. Sentía como la oscuridad tomaba control sobre mí y sabía que hoy iba ser el día. Podría mostrarle cómo estamos destinados a ser, ella lo tenía que ver.

Una sonrisa se apoyó en mis labios cuando pude ver su chaqueta negra. Necesitaba tocarla, necesitaba amarla, necesitaba hacerla mía.

"Dónde estarás? Oh, dónde podrás estar?"

Junté mis manos haciendo ruido con mis zapatos al caminar.

Ella era como una droga y yo me había convertido en su drogadicto. Completamente dependiente en como anhelaba su piel contra la mía. Sólo necesitaba que me amara de vuelta.

Para poder estar Siempre Juntos.

Al acercarme más a ella, mi corazón se aceleró y las palmas de mis manos se humedecieron mientras pensamientos pasaban por mi cabeza. Todos los pensamientos de lujuria, pasión y amor.

"Te encontré," susurro mientras me paro frente a su cuerpo tembloroso que me hacía sentir tan débil pero tan fuerte.

Antes de que escapara, cubro su nariz con un pañuelo para dormirla y llevármela.

-Narra Yuliana-Mi garganta se tornó dolorosamente seca mientras mis mejillas se sentían húmedas por las lágrimas anteriores

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-Narra Yuliana-
Mi garganta se tornó dolorosamente seca mientras mis mejillas se sentían húmedas por las lágrimas anteriores.

Me sentía entumecida mientras la oscuridad me rodeaba. Estaba atrapada y no había escapatoria.
Reprimí un sollozo, o al menos eso intenté. Un material áspero impidió que me moviera por completo y sentí como si me quitaban el oxígeno mientras luchaba por respirar.

Sin embargo, no grité por ayuda, como sabía que sólo empeoraría y la ayuda no vendría o nadie podría oírme.

Mis pensamientos son borrados a medida que el material oscuro sobre mis ojos me lo quitan y los bizco a la luz que cuelga desde el techo. Dejé escapar un quejido mientras oía pasos detrás de mí. Los mismos pasos que cuando me escondía detrás de las macetas.

"Shh, silencio mi amor," el chico me susurra al oído, moviendo un mechón de pelo que se presiona en mi mejilla manchada de lágrimas. Mientras que mis manos están atadas a la silla de madera en la que me siento.

"No llores," casi me suplica como si le estuviera lastimando verme así.
Como si no le agradara la idea de ser la razón de mis lágrimas, pero le encantaba ser la razón de cualquier emoción que sentía.

"Por favor, no me mates," me ahogo con mis propios sollozos y me siento débil bajo su mirada mientras él gira alrededor de mí. "Por favor."

"Ahora, ¿por qué haría eso?" él pregunta.
Sus dedos descansando en sus labios mientras se inclina hacia mi cara y aquella sonrisa pícara regresa, "Yo te amo."

Tomo una respiración aguda y quedo asombrada mientras él se ríe de mi reacción sorprendida. Sin embargo, más lágrimas empapan mis mejillas con el pensamiento de este hombre loco amándome. Me sentí enferma de mi estómago y traté de alejarme de él, pero era imposible moverse en la silla.

"Tú me amas, verdad?" el chico pregunta moviendo su cabeza, con el cabello mojado cayendo a su rostro. Ese rostro que pensé que era tan maravillosamente perfecto. Sin embargo, su mente estaba maravillosamente loca.

Cuando no respondo, se aleja de mí y mira hacia las oscuras paredes que se sentían como si estuvieran cerrándose.
Su puño cerrado se elevó hasta su barbilla mientras sentía que su rabia se le escapaba y yo sólo miraba mis piernas mientras me ahogaba en mis propias lágrimas.

Obsesionado || Mario Bautista [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora