Obsesionado || Mario Bautista [TERMINADA]

XX

Escucho sus pasos cada vez más cerca mientras va puerta por puerta, abriendo cada una, buscándome. Desesperada, guardaba todo lo más rápido que podía. Cuando escucho la manija de la puerta moverse, mi corazón comienza a latir cada vez más rápido. En el momento que comienza a abrir la puerta, me siento en su cama inocentemente.

"Que estás haciendo aquí?" me pregunta confundido.

"Te acuerdas cuando me dijiste que podía buscar entre todos los cuartos y ver cual me gusta más? Pues encontré este," sonreí lo más real que pude.

"Pero esta es mi habitación y no me gusta cuando las personas se meten aquí."

Noté como comenzaba a enojarse conmigo y tuve que pensar en algo rápido. Me levanté y puse mis brazos alrededor de su cuello.

"Es que, no sé... Creí que algún día podría ser nuestra habitación," le sonreí.

"Mmm bueno... Si lo pones así, es una cosa totalmente diferente," lo dice mirandome a los ojos, atrapado bajo mi encanto.

Presentía que Mario me besaría con aquel acercamiento, y por eso lo detuve diciendo, "Y que compraste?"

"Ah cierto, ven acompañame," me toma de la mano.

A medio camino, me cubre los ojos con sus manos y me sigue dirigiendo hasta llegar a la sala. Luego me da la vuelta.

"Así quédate, yo te digo cuando ya puedas ver."

"Está bien," contesté.

En menos de un minuto, me dice "Ya puedes ver."

Al voltear, veo que sostiene un ramo de rosas rojas junto con una caja de chocolates. Por más que aborrezco a Mario, no puedo evitar sonreir a su hermoso gesto.

"Gracias. Sabes, amo los chocolates!"
Él se ríe ligeramente y dice, "Lo sé, por eso es que te los compré."

Tenía que admitir que aunque era algo aterrador saber que me ha estado espiando por quien sabe cuanto tiempo, a la vez me encanta la idea de tener a alguien que sabe todo lo que me gusta y lo que no.

Espera, que estás diciendo Yuliana? Estás loca o qué? Recuerda que él fue quien te secuestró, mi mente comenzaba a decirme. Es cierto, tienes razón. Por poco siento que... Ugh, ni siquiera lo voy a decir por que eso nunca pasará, NUNCA, me dije a mi misma.

Y sin darme cuenta, ya me encontraba abrazándolo. Es que no puedo ser mala con él si él es bueno conmigo.

"Gracias otra vez, en verdad no tenías que-"