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1. Comienzo

Todo comenzó en una noche fría, tan fría como el invierno mismo. Y bajo el gélido viento, Karl Heinz seguía aquél aroma que tanto había estado esperando para obtener lo que deseaba. En esa noche de tranquilidad Karl Heinz, se encontraba en un reconocido hospital de Tokio y lo que lo había llevado hasta ese lugar era algo que estaba buscando desde hacía tiempo y por fin lo había encontrado. 

Algo a lo que llamaban.

La sangre mestiza. 

—Disculpe señor ¿podemos ayudarlo en algo? —Preguntó el médico que se encontraba cubriendo el turno nocturno de aquél hospital. 

Karl Heinz no respondió tan solo se limitó a mirar al rabillo del ojo a aquel hombre que le hizo aquella pregunta. Al mirarlo, el médico lo reconoció de inmediato, una cara como la de Karl Heinz era casi imposible de olvidar y mucho menos cuando era tan bien conocido en el mundo humano como Tougo Sakamaki. 

—Señor Sakamaki discúlpeme no lo reconocí ¿se siente bien?¿Necesita ayuda? —Ante la pregunta del médico, Karl Heinz solo sonrío. El hecho de pensar que él se encontrara en ese lugar esa noche por una enfermedad, le causaba gracia. Su repentina visita a ese hospital se debía a algo mucho más poderoso. 

Sin embargo, antes de que Karl Heinz dijera algo, una enfermera se acercó hacia ellos con una mirada preocupada, interrumpiendo el encuentro de ambos hombres. 

—¡Doctor hay una emergencia! —Exclamó —la mujer que dio a luz en la habitación 402 ha muerto y lo peor es que no tiene documentos, no sabemos quien es o si tiene familiares. Al parecer solo tenía a la bebé.

Al escuchar eso Karl Heinz sonrió para sí mismo ya que había encontrado lo que tanto había buscado y sería muy fácil obtenerlo.

—Vaya eso si es una lamentable tragedia —respondió el médico.

Mientras tanto Karl Heinz escuchaba atentamente la conversación sin perder detalle alguno y como poder utilizarlo a su favor.

—No tenemos otra opción más que darla en adopción, apresúrese en arreglar los documentos —ordenó el médico. 

—En seguida.

—No será necesario. —Dijo una voz a sus espaladas. Ambos voltearon a mirar a Karl Heinz algo sorprendidos

—¿Qué quiere decir señor Sakamaki?

—Dice que esa mujer tuvo una niña ¿no? —la enfermera se limitó a asentir. —¡Bien! Me gustaría ver a la pequeña.

Sin decir palabra alguna el médico y la enfermera condujeron a Karl Heinz hacia una habitción que se encontraba al otro extremo de la habitación, en ese lugar él percibió distintos aromas los cuales daban la impresión de ser sangre fresca. Se trataba del área neonatal. En los pequeños cuneros Karl Heinz pudo distinguir los pequeños de los bebés humanos que dormían plácidamente; sin embargo, el aroma que más sobresalía entre los cuneros era el de una pequeña niña. 

—Doctor ¿cree que pueda cargar a la pequeña? —Preguntó Karl Heinz.

—No veo el problema, enfermera tráigala por favor.

—Enseguida doctor —después de un rato la enfermera puso a la bebé en los brazos de Karl Heinz mientras él la mecía suavemente.

Dicen que el aroma de los bebés recién nacidos es igual al aroma de los pequeños retoños en primavera, otros dicen que tienen el aroma de leche y mantequilla, Karl Heinz miró con atención a la pequeña, sus mejillas estaban totalmente sonrojadas dándole un aspecto completamente adorable, sus ojos almendrados estaban completamente cerrados mientras el pulgar de su pequeña manita reposaba en sus pequeños labios. Karl Heinz no dudó pasar su dedo índice por la regordeta mejilla de la pequeña, quién, al sentir su contacto, no dudó en aferrarse al pulgar del mayor causando una sonrisa en el rey del clan murciélago. 

Él había tomado una decisión. 

—No será necesario que la den en adopción —dijo mientras miraba como la pequeña se aferraba aun con más fuerza a su manos. —Seré yo quien la adopte. —Dijo con seriedad. 

—¿Está seguro señor Sakamaki?

—¿Acaso está cuestionado mis decisiones? Doctor —la frialdad de su respuesta causó escalofríos en el médico. 

—No señor —respondió intentando disimular su nerviosismo. —Solo me preguntaba si sus hijos no se opondrán. 

Al ser una figura pública era bien sabido que Tougo Sakamaki además de ser un importante político tenía seis hijos que hacían suspirar a más de una jovencita; sin embargo, al escuchar imprudencia por parte del médico Karl Heinz intentó disimular su desagrado. Es por esas razones los humanos eran considerados inferiores.

—Mis hijos no se opondrán a esto, además solo tengo hijos varones y siempre he querido tener una hija —respondió Karl Heinz con una sonrisa. —Pero quisiera pedirle un favor doctor —por un momento dejó de mirar a la pequeña para mirar al médico —quiero que en el registro aparezca como mi hija biológica y no adoptada, no quiero que nadie sepa que fui yo quién la adoptó ¿entendido?

—Será como usted diga señor Sakamaki pero ¿podría saber la razón?

—No es necesario que lo sepa, si hace lo que le pido pagaré muy bien su silencio ¿puedo confiar en usted doctor? 

—Por supuesto señor de ser así los papeles estarán listos hoy mismo —tal y como era de esperarse. Esto y más eran capaces de hacer los humanos por algunas simples migajas de dinero. —Sin embargo, seño necesitamos un nombre ¿cómo se llamará su hija?

Él miró ahora a su nueva hija y se acercó a la oreja del médico para susurrar el nombre que había elegido para la pequeña. 

—Entendido señor —dijo el doctor para después retirarse.

Karl Heinz sintió a la pequeña removerse entre sus brazos, ella estaba a punto de despertar y eso era lo que menos quería en ese momento, lidiar con el llanto de un bebé recién nacido no estaba en sus planes, así que, él deslizó su mano sobre los ojos de la pequeña haciendo que volviera a dormir. Él sonrío satisfecho.

—Mi pequeña hay algo muy poderoso que corre por tu sangre y yo sabré utilizarlo a mi favor —susurro. —Bienvenida a la familia Sakamaki.

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Hola chic@s está es mi primer fanfic de Diabolik Lovers  espero que les guste 😊

Diabolik Lovers x lectora:La Sangre Mestiza [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora