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26. ¿Por qué mintieron?

Habían pasado diez años desde la última vez que te vieron, parecía imposible, pero cuando escucharon tu voz y miraron tus ojos era imposible negar que aquella niña que tanto habían adorado estaba de vuelta. Ahí estabas tú, charlando animadamente con tu hermosa sonrisa y mientras Subaru te miraba, él apretó su puño con molestia, él estaba enfadado consigo mismo, ya que, hace un momento él estuvo a punto de lastimarte mientras una palabra no dejaba de rondar por su mente. 

<<Monstruo>>

—Debes estar cansada —la voz de Reiji lo sacó de sus pensamientos —te llevaré a tu habitación —los ojos de Subaru te siguieron cuando subiste esas escaleras, era como si tu presencia todavía fuese un sueño. 

Porque eso era, un sueño del cual jamás desearía despertar. 

[...]

—Espero que la habitación sea de tu agrado —dijo Reiji mientras abría la puerta de la que una vez fue tu habitación. 

Las paredes estaban pintadas e un alegre color dorado y una alfombra de terciopelo cubría los suelos, tus ojos se iluminaron cuando miraste cada rincón, nada había cambiado. Notaste que las muñecas y los juguetes habían desaparecido dando paso a la habitación de una dama, había un sofá y una pequeña mesita de centro hecha de mármol en donde descansaba un jarrón con flores frescas. 

—Creí que no sabían que yo volvería.

—No lo sabíamos —respondió —cada año que pasaba nos asegurábamos de mantener esta habitación en buenas condiciones —Reiji pasó una de sus manos en la delicada seda de las sábanas —aunque no lo creas, nunca nos olvidamos de ti. Siempre esperamos tu regreso —un dolor agudo se instaló en tu pecho. 

No sabías como responder, en esos momentos decir que los extrañabas y que deseabas volver a verlo sería la mayor de las mentiras. 

—Es hermosa —dijiste refiriéndote a la habitación —muchas gracias; sin embargo, sigo agotada por el viaje. 

—Desde luego —Reiji asintió comprendiendo que necesitabas estar sola. —Cuando estés lista asegúrate de bajar. 

Después de que Reiji se marchara, decidiste mirar un poco más tu nueva habitación. Inevitablemente tus ojos se detuvieron en las flores del jarrón, se trataban de un ramo de rosas de fragante aroma, su color blanco resaltaba en todo el lugar y en ese momento supiste que en esas flores tan solo pudieron ser traídas por una sola persona. Subaru. Tomaste una de esas delicadas flores y la llevaste a tu nariz, el fragante aroma inundó tu olfato y mientras jugabas con su largo tallo, una de sus espinas te pinchó el dedo. Unas pequeñas gotas carmesí rodaron por tu piel, inmediatamente te apresuraste a curarla, después de todo, tus hermanos era como aquella rosa, con una apariencia inocente, pero con las peores intenciones que podrían llegar a herir tal y como esas espinas.

Entraste al baño y decidiste relajarte, después de todo era lo que necesitabas para pensar en como encarar a esos seis chicos. El baño resultó muy relajante, así que, antes de bajar a cenar tomaste la primera ropa que encontraste el cual consistía en uno jeans ligeros y una ramera, así que, cuando estuviste lista decidiste bajar al comedor. 

—¡Oh! Hola —saludó una voz en cuanto abriste la puerta. 

Se trataba de la misma chica de la que tanto te habían hablado. Yui. 

—Hola —saludaste. 

—No nos han presentado, pero mi nombre es Yui —se presentó —me alegra tanto poder conocerte y me siento feliz de que finalmente haya una chica en esta mansión. 

La miraste con atención mientras no dejaba de parlotear, al principio notaste que era una chica tímida; sin embargo, se estaba esforzando por agradarte. Al principio no podías negar que la odiabas sin siquiera conocerla porque creíste que ella había sido la culpable de que los chicos se hayan olvidado de ti; sin embargo, por alguna razón, no sentiste ningún sentimiento negativo en esa chica, es más, al conocer la verdadera condición en la que había llegado supiste que ella había sido muy valiente al enfrentar ella sola a seis vampiros. 

Esa chica era inocente y no tenía la culpa de nada. 

Los culpables eran ellos y solo ellos. 

—También me alegra haber vuelto —mentiste, pero intentaste sonar lo más convencida posible —y también me alegra conocerte —dijiste con sinceridad provocando que Yui te mirara con una sonrisa, ahora podías ver porque esa dulce chica había logrado cautivar a los chicos. 

Ambas bajaron al comedor en donde todos se encontraban reunidos, solo tu lugar  y el de Yui permanecían vacíos, así que, tomaste asiento y miraste tu plato. Se trataba de salmón ahumado sobre una costra de tomate junto a una ensalada de camarones y espárragos blancos, llevaste un trozo de comida a tus labios y comiste en silencio al igual que el resto, al parecer las cenas no habían cambiado dado a que seguían siendo igual de aburridas. 

Mientras comías pudiste notar como Laito te miraba y después se sonrojaba, al notar esas extrañas miradas una pregunta atravesó tu mente ¿siempre tuvo cara de violador del bosque? Pasando por alto ese incidente, la cena transcurrió tranquilamente y unos minutos antes de concluir Yui se retiró a su habitación con la excusa de que se sentía cansada; sin embargo, pudiste notar que tan solo lo hizo para darles tiempo a solas a ti y a tus hermanos. Tarde o temprano sabías que tendrías que enfrentarte a esa situación, pero ahora que tenías el campo libre no podías evita sentirte intimidada. 

Mientras mordías tu pulgar pensando como abordar el tema notaste como todos se levantaban de sus lugares para retirarse, pero antes de que pudieran irse los detuviste. 

—Tengo algo que decirles —dijiste de pronto. 

Todos se detuvieron para mirarte por un momento. 

—Tenemos diligencias que hacer —habló Reiji —será en otro momento. 

—No puede ser en otro momento —dijiste poniéndote de pie. 

Al ver la determinación en tu voz, los chicos no tuvieron más remedio que aceptar. 

—Está bien, pasemos al living —ordenó Reiji y todos los seguieron.

—~nfu~nfu dino dariin-chan ¿qué quieres decirnos? —Preguntó Laito con curiosidad.

—Habla ya enana —pidió Ayato tan impaciente como siempre —Ore-sama no tiene tu tiempo.

—Tsk cállate Ayato deja que ella hable —intervino Subaru. 

—Quisiera explicarles la razón de mi regreso —dijiste —pero supongo que no habrá necesidad dado a que ya lo saben. Siempre lo han sabido ¿no es así?

Todos te miraron sorprendidos, no esperaban que te hubieses enterado de la verdad, sin embargo, no dijeron nada.

—¿Y bien? ¿Por qué mintieron?

Diabolik Lovers x lectora:La Sangre Mestiza [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora