CAPITULO 20: TE RECUERDO...

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Treinta días, setecientas veinte horas y en total dos millones quinientos noventa dos mil segundos, mucho tiempo que pasaba demasiado rápido para su gusto. Sus hijas ya tenían el mes y durante todo ese tiempo había muchas cosas que no cuadraban en el panorama. Todo en la aldea seguía igual de tranquilo y solo los médicos más famosos de ahí se habían enterado del decaimiento de su líder con el cual no había podido hablar de ninguna manera, lo cual le frustraba y ni como negarlo, le preocupaba también.

Después del incidente afuera de su cuarto todo su alrededor cambio. Sasuke inmediatamente después de despertar, mando a hacer una torre aparte para liderar, según él, más seguro y libre de distracciones. Pero, los que vivían ahí, sabían perfectamente que lo que quería lograr era alejarse de Sakura. Y desde ese entonces ella ha estado más sola que nunca.

Sus amigos la habían dejado de visitar y según la aldea no tenía ninguna posibilidad de contacto con la de Konoha. Suigetsu y Karin ya no se hablan ni miran, parecía que hasta dejan de respirar cuando están cerca, algo había pasado entre ellos y lo querían ocultar. Pero sea lo que sea que escondieran era más que obvio que estaban bien liados entre ellos. Todos lograban darse cuenta de que misteriosamente ambos desaparecían juntos desde que Sasuke Uchiha había cambiado de asistentes o de que Karin se sonrojaba cuando veía a Suigetsu o de que se escondía de él, fracasando inmediatamente al ser descubierta por el albino y llevársela a "escondidas", según ellos.

Toda su vida hasta ese día, después de dejar la silla de ruedas, se limitaba a despertar antes que sus niñas, arreglarse, despertarlas, darles de comer, arreglarlas, darles de comer a ellas, llevarlas a sus clases interactivas y regresar a la habitación con ellas dormidas y ponerse a estudiar. Claro que estar encerrada le había ayudado a aprender sobre ninjutsu médico y a recordar varias cosas sobre esto, había veces que leía algo y al segundo después recordaba cómo hacerlo sin ninguna falla, se podría considerar ¿una ninja médica principiante? Tal vez si pusiera más en práctica sus conocimientos seria de ayuda en la aldea. Pero estar confinada a una mansión no era nada favorable, ya que no lograba hacer nada sin que su "marido" lo supiera y mandara a un guardia a vigilarla. No podía andar sola, no lograba salir de la casa sin tener que pedir permiso y si lo conseguía la mayoría de las veces tenía que ser sin las niñas ¡joder, ni que fuera a huir!

Algo nadaba mal, muchas piezas no encajaban. Por más que daba vueltas a la situación no podía controlarla. ¿Controlarla? ¿Esa era la palabra correcta? Nunca había tenido la oportunidad de decidir por ella sola, jamás pudo siquiera tener por un segundo el control. Tal vez la manera correcta de decirlo era que no lograba acostumbrarse a esa vida que no encajaba con su personalidad. Ella Sakura Haruno, nunca de los nuncas, sería la princesa confinada en una torre (en este caso mansión) en espera de ser rescatada por su príncipe azul. Menos de dejar su vida con tal de estar al lado de su marido, por dios, la edad media queda atrás.

Deseaba libertad, aquella que su ser anhelaba y la cual obtendría. No iban a creer que había desaprovechado 2, 592,000 segundos de su vida así como si nada, claro que no, no la dejaban salir de la mansión sin vigilancia pero adentro podía hacer lo que quisiera sin darle cuentas a nadie. Así es como después de una agitada tarde logro salir sin que nadie se diera cuenta. No fue muy difícil realmente. Durante unos días había analizando la manera en que la tenían vigilada en una casota las veinticuatro horas, no era complejo, más bien, era una vigilancia para alguien que había dejado de ser ninja desde que perdió sus recuerdos. Pero nadie, a parte del antiguo equipo Taka, sabía que ella era una, lo recordaba vagamente y cada vez que lo pensaba podía sentir el aire chocar contra su piel mientras corría hacia las aventuras, al lado de sus amigos.

Vaya que ya había recordado muchas cosas, algunas no tan claras, pero algunas sentía que las revivía. Cuanto deseaba ver a Naruto, contarle que lo había recordado en su mayoría y cuán importante era para ella. A Tsunade-sama, aquella señora con a que compartía gran empatía, la que ayudo a aliviarla y la que le enseño tantas cosas, su segunda madre. Ahora añoraba todo eso, extrañaba a Konoha.

¿QUE PASARIA SI...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora