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Durante el primer juego de quidditch de la temporada, Elisa, con el rostro envuelto en su bufanda amarilla, se encontraba tan emocionada como la mayoría de los estudiantes.
—¡Vamos Gryffindor!—gritaba a todo pulmón su amigo Charles. Él era un gran fanático del juego, e inclusive llevaba un par de rayas rojas pintadas en cada mejilla—. ¡Aposté por ustedes chicos, no me hagan quedar mal!
—Escuché que reclutaron a uno de nuestra clase—dijo Elisa, bajando su bufanda para poder hablar—. Dicen que es bastante apasionado con su trabajo.
—Estupendo—Charles esbozó una sonrisa llena de excitación—. Me muero por quitarle esos galeones a Peter Tyler y burlarme en su apestosa cara de sapo.
Elisa arrugó la nariz.
—¿Apestosa cara de sapo?—repitió riendo.
—Bueno, no se ducha muy seguido y parece sapo, no es tiene mucha gracia... ¡Oh, ahí vienen!
Elisa miró en dirección a la cancha, donde efectivamente, los estudiantes con sus escobas empezaban a salir.
—¡Ése es el nuevo!—exclamó Charles, señalando a un muchacho del extremo—. ¿Cómo era su nombre?
Elisa frunció los sabios, pensativa. Charles la observó durante pocos segundos, conteniendo una risa.
—¿Es en serio?—inquirió con burla—. ¿La amigable y muy insistente Elisa Sparrow no ha intentado hacerse amiga de ese chico?
—Lo tengo en la punta de la lengua—se defendió—. Y si no he hablado con él seguramente debo tener mis razones.
El partido dió inicio. Los jugadores se alzaron en sus escobas y comenzaron a sobrevolar la cancha.
—Por supuesto—Charles tenía los ojos fijos al frente, sus iris danzantes seguían los movimientos del partido—. ¿Qué podría ser eso?
Elisa soltó un bufido.
—No lo sé, quizás es demasiado tímido...
—Eso nunca ha sido un obstáculo para ti.
—Bueno, tal vez se comporta como un tonto durante clases...
Charles se carcajeó.
—Yo también soy un tonto durante clases, y aún así soy tu mejor amigo. Anda, vamos—dejó de ver al frente para encararla con una ceja arriba—. ¿Es que acaso Elisa Sparrow está asustada de hablarle porque alguien le gusta más de lo que debería?
Elisa tiró de su gorro, jalando unos cuantos mechones de cabello en el proceso.
—¡Ouch!—se quejó Charles.
—¡No me gusta ese... Ese desconocido!—dijo, pero sus mejillas sonrojadas demostraban otra cosa.
Charles volvió a reír.
—¡A Elisa le gusta...!—empezó a gritar, pero ella se adelantó a cubrirle la boca. Charles babeó su mano para que lo soltara y Elisa se alejó con una mueca, limpiando su mano en la ropa de Charles—. Ni siquiera sabemos su nombre, ¿lo olvidas? Por Merlín, al menos estamos seguros del por qué no quedaste en Ravenclaw.
Elisa rodó los ojos.
—Y tú muy listo, Charles Tennison. ¿Qué tal si alguien nos escucha y lo conoce? No me gustaría que cualquiera supiera que según tú me gusta...
—¡Oliver Wood!—un grito la interrumpió.
Elisa finalmente lo recordó. Oliver Wood, por supuesto, aquel era el nombre del muchacho. Debió de haberlo escuchado muchas veces en el pase de lista.
—Creí que dijiste que era bueno—Charles musitó, codeándola para que regresase su atención a la cancha—. Ahí van mis galeones para la apestosa cara de sapo de Peter Tyler.
La figura de Oliver Wood se encontraba en el suelo, claramente inconsciente junto a su escoba.
Varios quejidos y burlas resonaron a su alrededor.
—Al menos ha durado dos minutos—dijo con un encogimiento de hombros—. Eso debes reconocérselo.