DOCE

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Oliver retiró la capa de sudor de su rostro con una pequeña sonrisa

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Oliver retiró la capa de sudor de su rostro con una pequeña sonrisa. Terminar un entrenamiento de quidditch siempre lograba poner de dos maneras sus estados de ánimo: o terminaba muy feliz o muy molesto. Normalmente el primer resultado llevaba a estudiar de nuevo estrategias encontrándose alegre, y el segundo llevaba a estudiar aún más las estrategias, pero con el ceño fruncido.

Pero aquel día, estaba feliz. Los muchachos del equipo le habían concedido la petición de un último entrenamiento antes de las vacaciones de navidad, y ese día era de hecho, el día posterior a la salida de los estudiantes a sus casas. Oliver pasaría la navidad en familia, con su padres, tíos, primos y abuelos. Hablaría del quidditch con ellos, y les contaría todo cuando le preguntasen que tal iba el marcador para Gryffindor aquel año —el cual era bastante prometedor, pero aún así debían mejorar, puesto que Slytherin seguía arriba de ellos y apenas pasaban por puntos a Hufflepuff.

Oliver salió de los vestidores, ya sin el uniforme y de vuelta en su suéter. Para su muy agradable sorpresa, Elisa Sparrow se hallaba en recargada en una pared cercana, con los ojos cerrados y la cabeza un poco tambaleante. Oliver rió en voz baja al percatarse de que obviamente se había quedado dormida.

—La novia de Wood ha venido por él—exclamó Gale al verla igual, en tono burlón. Oliver se había molestado un poco con él por recomendarle el lugar de Madame Tudipié sin describírselo, aunque Gale se había defendido asegurando que a todas las chicas les encantaba ese lugar. Y Oliver se había sentido feliz y un poco culpable porque eso significaría entonces que a Elisa le habría gustado quedarse, pero que la razón porque no lo hizo fue él.

Sonrió como tonto. A Elisa le preocupaba su opinión, y además, parecía encantada cada vez que le hablaba del quidditch. ¿Dónde había estado toda su vida?

—Joffrey me dijo que lleva un buen rato allí—habló Dalia, apareciendo tomada de la mano de su novio de Slytherin. Gale hizo una mueca al ver a Joffrey, y Charlie lo codeó para que disimulase mejor, aunque no era un secreto que a muchos en el equipo no les agradaba el novio de Dalia, sobre todo tomando en cuenta de que era un jugador del equipo contrario.

—Preguntó por ti—dijo Joffrey—, y yo le dije que también esperaba a alguien, así que conversamos un rato. Debió quedarse dormida cuando me acerqué a ver por qué se retrasaron tanto.

Gale rodó los ojos.

—Wood no nos dejaba ir. Algo extraño, porque terminamos haciéndole caso y ni siquiera es nuestro capitán aún.

A Oliver volvió a invadirle ese extraño sentimiento de culpabilidad y felicidad. Era feliz porque Elisa lo había esperado todo ese tiempo y culpable porque se había aburrido tanto en la espera que ahora estaba dormida.

Sin decirle nada a sus amigos, corrió hacia ella. La llamó un par de veces hasta que abrió los ojos, en medio de un bostezo. Mas su sonrisa se mostró casi de inmediato, la misma sonrisa que Oliver no dejaba de ver antes de irse a la cama.

—Me quedé dormida, lo siento—dijo con voz adormilada—. ¿Qué tal estuvo el entrenamiento?

—Los chicos se molestaron un poco porque les pedí entrenar antes de irnos—admitió, aunque eso no le avergonzaba—, pero todo va muy bien. Si las cosas siguen así estoy seguro que ganaremos la copa este año.

Ella asintió.

—Eso es genial, Oliver—tomó ambos bordes de su bufanda amarilla, jugueteando un poco con ella. Oliver siguió los movimientos de sus manos, con una ceja arriba. ¿Era su imaginación o Elisa Sparrow parecía nerviosa? No, eso no podía ser. Elisa nunca estaba nerviosa.

—¿Sucede algo?—preguntó confundido.

Elisa suspiró.

—Me preocupo por Charles. Le había dicho que pasaríamos la navidad juntos en la escuela, pero mis padres terminaron sorprendiéndome y ahora iré a casa.

—La navidad aquí no es tan mala—dijo él—. Yo estuve aquí en primer año, y me divertí mucho. Además, no estás solo. Creo que lo que le afectó fue la desilusión, como cuando te emocionas por un juego, y al final el equipo que apoyas pierde.

Ella emitió una risa. La había hecho reír, eso estaba muy bien. Gale le había dicho que a las chicas les gustaba el humor y Gale seguramente debía saber mucho del tema porque había tenido más de seis novias.

—Había pensado en ello, pero ahora que tú lo dices suena mejor—Oliver sonrió, puesto que seguramente le había convencido por la metáfora referente al quidditch. Elisa dio una palmada al aire—. Bien, yo venía a desearte felices vacaciones. Así que, felices vacaciones Oliver Wood.

—Felices vacaciones a ti también, Elisa—dijo sonriendo.

Oliver le escribió una pequeña carta durante el tiempo que no estuvo en el colegio, y Elisa también lo hizo. Inclusive, la mañana de navidad recibió unos cuantos dulces de su lechuza, y vaya sorpresa, Elisa lo hizo igual. Pero mientras que Oliver le contaba de su familia y lo emocionados que estaban por él y lo bien que le iba en el quidditch, Charles apenas redactó un par de líneas deseándole feliz navidad y año nuevo, y que en serio no podía esperar por su regreso.

Fever; Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora