Al atardecer, Natalia se encontraba sentada en una de las mesas de la biblioteca. Gotas saladas se deslizaban por sus mejillas y sus pensamientos eran visitados por Sebastián. Pocos minutos después, una mano se poso en su hombro, haciéndola dar la vuelta.
- Hola - dijo Arturo.
- Hola - sonrió.
- ¿Pensando?
- Así es. Siéntate.
- De acuerdo - dijo sentándose frente a ella. - Oye... Llorar está bien - tomó sus manos.
- Lo sé. Es sólo que me duele tanto recordar que no pude despedirme de él.
- Tengo una idea. Ven conmigo.
Tomando su mano, Arturo llevó a Natalia afuera y tomaron un taxi. Durante el corto camino, ni una sola palabra se escuchó. El auto se detuvo frente a un parque oscuro. Los chicos procedieron a salir, adentrándose en los gigantescos árboles; caminaron y caminaron hasta que finalmente Arturo se sentó en una banca y le hizo una seña a Natalia para que se sentara junto a él.
- ¿Qué hacemos aquí? - preguntó Natalia confundida.
- Ayudándote a dejarlo ir.
- No comprendo.
- Aquí, ahora, no hay nadie más que tú y yo.
- Eso si no cuentas lo loco que estás.
- De acuerdo, entonces somos tres.
- Si. Somos tú, tu locura y yo - rio.
- Bien, lo que quiero que hagas es que le digas todo lo que le quieres decir a Sebastián.
- ¿Cómo? Ya no está.
- Estoy seguro de que si está.
- ¿De qué hablas?
- Nat, mi padre se fue, pero un día me dijo que cuando muriera y yo quisiera hablarle, siempre podía venir a este sitio, mirar al cielo y contarle de mí.
- Y ¿por qué aquí?
- Porque fue el sitio donde pude hablarle por última vez sin discutir - sus ojos se cristalizaron.
- Entonces ¿discutían demasiado?
- Pues no era el mejor hijo del mundo, eso te lo aseguro.
- Nadie lo es - tomó su rostro y le acarició la mejilla.
- Cuando él se fue, no tuve la oportunidad de disculparme o despedirme. Así que ese mismo año vine aquí, me arrodillé, como tú y grité lo más fuerte que pude "lo siento".
- De acuerdo - exhaló fuertemente. - Sebs... Lamento no haberme dado cuenta de que la vida es muy corta, que para ti lo iba a ser mas, - comenzó a llorar - pero, quería que supieras cuan arrepentida estoy. Lo único que puedo jurar y prometer es que nunca voy a olvidarte, te llevaré a donde sea que vaya y sé que me acompañarás - sollozaba. - Fuiste el mejor amigo del mundo y... El mejor novio.
- Perfecto - sonrió. - Hey - tomó el rostro de Natalia en sus manos. - Quiero que sepas que yo te apoyaré en esto y en todo lo que pueda ¿si?
- ¿Cómo sé que mañana no te irás también? - lloraba.
- Escúchame. ¿Recuerdas el clavel que te regalé?
- Por supuesto.
- Mientras sigan existiendo, mientras crezcan esas flores, yo voy a estar contigo. No importa lo que pase, ellas serán la manera en la que yo me comunique contigo.
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Condenados por el amor |COMPLETA|
Подростковая литератураHoy estan enamorados y al día siguiente repentinamente estan condenados a estar solos. Únete a la condena de Natalia, Sebastián y todos los que rodean su mundo, enamorándote de cada una de las historias que se esconden detrás de los personajes de es...