Irremplazable

58 23 5
                                    


***************************************************

- Nat, es tarde. Apresúrate - insistió Flavia.

- Si, mamá. ¿Es necesario que vaya?

- Por supuesto. Esto es muy importante para tu padre.

- De acuerdo. Me veo horrenda con este vestido - dijo Natalia mirándose al espejo largo de la habitación del hotel de Boston.

- No te ves horrenda, luces hermosa. Vámonos ya.

La Sra. Stracciatella y su hija subieron a la limosina, donde las esperaba Marco. Después de escuchar al Sr. Stracciatella decir lo hermosas que lucían su esposa y su hija, el auto tomó marcha hacia el evento de caridad al que habían sido invitados; llegaron a un edificio sumamente alto y resplandeciente.

El vestido turquesa de Natalia se arrastraba por el suelo de alfombra beige que conducía hacia un gran salón lleno de mesas, un pequeño escenario y hermosos candelabros; el ambiente era encantador, estaba lleno de música instrumental que permitía al cuerpo y a la mente relajarse completamente. La familia Stracciatella se sentó en la mesa que tenía reservada, pero Natalia se levantó pocos minutos después y salió hacia un hermoso balcón desde donde podía ver gran parte de la ciudad.

- Que tontería, ¿no?

- ¿Perdón? - dijo Natalia mientras se daba la vuelta, viendo a un chico de cabello castaño oscuro, piel blanca y ojos cafés.

- Todo esto. El evento es muy aburrido. Nos obligan a venir.

- Oh... Si. Supongo que es bueno, quiero decir, es por una buena causa.

- ¿Quieres divertirte?

- ¿Qué quieres decir?

- Si dices que si, ven conmigo - extendió su mano a la de Natalia.

- De acuerdo - tomó la mano del chico.

- ¿Quieres una cerveza? - dijo cuando subieron al Lamborghini Aventador azul.

-          ¿Quieres una cerveza? - dijo cuando subieron al Lamborghini Aventador azul

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Espera! Tú... No puedes conducir ¿o si? Creo que mejor volveré.

- Oh no. No te vayas - tomó su muslo y comenzó a besar su cuello.

- ¡No por favor!

- No te pongas tensa, calma.

- ¡Basta! - lo abofeteó - Debes aprender a saber lo que es no - bajó del auto.

***************************************************

- Hola - sonrió Matías.

Condenados por el amor |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora