Eso lo decides tú

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Por los pasillos de la universidad dos jóvenes se separaban yendo hacia distintas direcciones, ambos se miraban como si estuvieran enamorados. Arturo se impulsó con las muletas hasta llegar nuevamente a Natalia; un beso quedó plantado en los labios de la chica y posteriormente él se alejó, tropezando torpemente para luego caer boca abajo en el suelo. Natalia se dirigió hasta él, se agachó y le ayudó a levantarse.

- Vas a hacer que me acostumbré - rio Arturo.

- ¿Dónde está tu prótesis?

- Se dañó en el avión. Pronto me la devolverán.

- Espero que sea más pronto de lo que piensas.

- Así será. Mañana deberían traerla, espero que la gente vuelva a verme normal.

- ¿De qué hablas? Normal es aburrido, lo normal se consigue en cualquier parte. Por otro lado, lo diferente es difícil de encontrar y yo conseguí mi diferencia.

- ¿Y cuál es tu diferencia?

- Tú eres mi diferencia - se acercó y dio un pequeño beso en sus labios. - Buenas noches, Arturo.

- Buenas noches, dulces sueños.

La puerta de la habitación se cerró, Natalia mordió su labio inferior y se deslizó hasta llegar al suelo con la vista hacia el techo.

- Vaya, vaya. Que cara de enamorada...

- Lo siento. Sí, creo que me estaba enamorando sin darme cuenta de otro hombre y creyendo a amar al mismo - contestó Natalia.

- Eso si que es un dilema, querida - rio Clara.

- ¿Alguna vez has sentido que lo que haces es un error pero que lo quieres seguir cometiendo todas las veces que la oportunidad se te atraviese?

- Eso me pasó con mi ex - ambas rieron fuertemente. - Oye, mejor duérmete, me preocupas - sonrió.

- Por supuesto, mamá - de nuevo ambas risas resonaron.

A la mañana siguiente, Clara despertó a Natalia con la caricia de los pétalos de una rosa amarilla que rozaban su nariz. De forma rápida, Natalia se sobresaltó pues no tenía idea de qué era lo que estaba tocando sus fosas nasales.

- Pero ¿qué mier...? Clara, ¿qué haces? ¿Qué es eso?

- Una flor amarilla.

- ¿Una rosa amarilla? Es un clavel amarillo, en primer lugar, y en segundo, ¿de dónde la sacaste?

- Estaba en la puerta junto a esta cartita - enseñó un pequeño pedazo de papel. - Veamos qué dice: "Te espero en nuestro lugar. No te molestes en cambiarte de ropa pues yo ni me he quitado la pijama". Interesante... ¿De qué lugar habla? - sonrió pícaramente.

- ¡Dame eso! - le quitó la carta de las manos.

- ¿Irás? ¡Tienes que ir!

- Por supuesto que iré - sonrió mientras caminaba al baño.

- ¡Date prisa, bella durmiente!

- Bien ¿cómo estoy? - dijo arreglando su cabello.

- Perfecta para no cambiarte la pijama - rio.

- Tonta. Bien, luego te veo - dio un abrazo a Clara y posteriormente salió de la habitación.

Condenados por el amor |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora