Amor, amor, amor

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La iluminación que se filtraba por la ventana despertó a Natalia, quien al ver la hora se impresionó; era demasiado tarde, ya la clase tenía 20 minutos de haber empezado. La Srta. Brown nunca llegaba tarde. Entonces la joven tomó lo primero que sacó de su maleta, lo cual era un vestido de tirantes gruesos adornado por rayas de color amarillo, fucsia, negro, blanco, entre otros. En sus pies, colocó unas zapatillas negras. Por último, tomó su bolso amarillo, donde metió un cuaderno. Seguidamente, arregló su cabello con las manos, fallando en el intento y salió de la habitación.

Al estar en el salón, todos hablaban sin parar; la Srta. Brown no había llegado. Natalia miró a Sebastián, pero volteó rápidamente. Cuando encontró a Arturo, procedió a sentarse a su lado.

- Nat - saludó Arturo.

- ¿Cómo te va? Es muy extraño que Brown no esté aquí.

- Lo sé, quizá se retrasó o algo malo le pasó.

- Me quedé dormida, estaba cansada.

- Se nota.

- ¿Por qué? - tocó su cabello intentando arreglarlo un poco.

- Por la razón por la que lo crees - rio.

- Que horror.

- Shh... Llegó Amy - susurró.

- ¡Buenos días, alumnos! - exclamó la Srta. Brown muy entusiasmada.

- ¡Buenos días! - respondieron todos en coro.

- Hoy quiero darles una maravillosa noticia o anunciarla, al menos, porque le corresponde al profesor Alonzo decir esta increíble noticia - sonrió Amy.

- Buenos días, chicos. Hemos estado pensando una manera de comenzar el año y pues, ¿qué mejor manera para unos futuros artistas que contemplar el arte, no? - introdujo Alonzo mientras todos aplaudían. - Bien, espero que sepan contar porque en dos días... Iremos... ¡A España! - todos comenzaron a festejar. - Se preguntarán por qué España. Es muy sencillo, los chicos no podrán coquetear - rieron las chicas. - Y además, hay grandes y magníficas historias, allí. Nací en ese hermoso país.

- Muy bien chicos. Ya escucharon. A preparar su equipaje - alentó Brown.

- Hey - Sebastián tomó a Natalia por el brazo cuando ella se disponía a salir.

- Lo lamento - hizo un puchero.

- También yo.

- Debo aprender a escucharte más.

- Estaba pensando en hacer algo antes de ese viaje.

- ¿A qué te refieres?

- No lo sé. Escaparnos.

- ¿Escaparnos? ¿Te has vuelto loco? - sonrió.

- Por ti - devolvió la sonrisa.

- ¿A dónde iremos?

- Escucha, abuelo tiene un departamento a pocas calles de aquí. Podríamos preparar algo y ver alguna película.

- Me encantaría...

- Bien, a las 18:00 te veo en el campus.

- No llegues tarde.

- No lo haré - dio un dulce beso en sus labios y seguidamente se fue.

Condenados por el amor |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora