❄Capítulo 26❄

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Desgraciadamente no he vuelto a soñar con el misterioso chico rubio otra ves.

Me pareció demasiado extraño que pareciera tan real como si fuera un recuerdo de un momento vivido algún ves. Puedo reconocer perfectamente cuando me encuentro en mi hogar y cuando no, y si no hubiese sido sólo un sueño podría jurar que mágicamente (no sé como) he vuelto a Wintery.

En la noche, cuando Harry y yo hablábamos unos minutos antes de dormir, por un momento se me ocurrió contarle lo sucedido pero luego me arrepentí y no pude hacerlo. Él es demasiado celoso y no lo comprendería. Su forma de pensar en muy diferente a la mía y acabará diciendo que lo que yo supongo que es, solo un sueño. Tampoco puedo comentarlo con Leyla porque estoy segura de que ella tampoco entenderá.

Estás siendo paranoica Colder. Obviamente fue sólo un sueño... Aún que no lo parezca.

En fin, dejando de lado mi extraña locura debo admitir que adoro la presencia de mi amiga aquí en el Palacio de hierro. Apenas han pasado un par de días y Kyra le ha implorando a Harry que le permita volver a sus labores en los campos de entrenamiento pero él no lo hizo ni lo hará. El se encuentra bajo amenaza. Yo le dije que si se atrevía a darle el gusto me molestaría mucho con él y no le permitiría la entrada a mi habitación incluyendo durante la Luna de miel. Obviamente no dudó ni un segundo en negar la petición de Kyra y la envió a atender a la princesa fastidiosa Silverlight, quien le había pedido que fuera ella quien se encargará de prepararle su tina para baño. Leyla jamás se ha bañado en una tina porque no le agrada estar mucho tiempo en el agua, simplemente lo ordenó para molestarla, incluso la obligaba a ser su masajista de pies. Después de eso hasta yo llegué a sentir lástima por Kyra porque creo que ni a mi peor enemigo lo sometería a tolerar tal tortura y humillación. Que los Dioses de apiaden de su alma y sus manos para que no las pierda por tocar los pies de Leyla ha ha...

Al tercer día de su visita desperté muy temprano sintiéndome un tanto molesta de tener en mi cabeza la última imagen de ese extraño sueño. Deseo una continuación o por lo menos un pequeño fragmento. Su rostro comienza a desvanecerse en mis recuerdos y no quiero. Es demasiado lindo para dejarlo ir. No me refiero a que esté olvidándome de Harold ni nada parecido, sino que ambos son bastante parecidos y deseo saber el "porqué". Ojalá no hubiese nacido tan curiosa porque de ser así, ahora no estaría golpeándome la cabeza intentando dormir para volver a verlo.

- Buen día, Princesa.

Harry entró en mi habitación pero no le respondí por estar tan concentrada observando mi propio reflejo en el espejo de mi tocador. Ésta es mi manera de concentrarme en su recuerdo.

- Dije buenos días, odiosa -me rodeó con sus brazos por detrás pero yo seguía con mi mente perdida en el aire. Él besó mi mejilla y cuando vio que no surtió efecto, tomó mi rostro entre sus manos obligándome a mirarlo para que pudiera besarme suavemente.

- ¿Que sucede? -hice una mueca confusa cuando se separó de mi- Creí que estarías ocupado desde temprano.

- Lo estaré pero escapé unos segundos para verte. Anoche te veías un poco extraña y me preocupé -tomó mis manos para que me alejara de mi tocador y lo siguiera hasta mi lecho, donde nos sentamos uno junto al otro mientras sostenía mis manos con fuerza- ¿Qué te sucede?

Negué con la cabeza, y creo que hoy amanecí perdida porque mi mente no puede evitar volar lejos de la habitación, el palacio y Burnham, impidiéndome prestarle mucha atención.

- Nada... creo.

- ¿Tú crees? Eso no me convence.

- Nunca tuviste un sueño que te resultara sorprendentemente tan real que por un momento podrías sentirte capas de jurar que lo fue -lo miré y él se tensó por un momento. Estaba sorprendido por mi pregunta.

Skaði. The Goddess of winter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora