CAPÍTULO 11

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NEREA

-Suspenso...¡ja! Suspenso...no puede ser...suspenso.

Cansada deje los exámenes encima de la mesa de café, asqueada, deje caer mi cuerpo sobre el sofá, logrando así que Nutella me bufara ante el susto que le había provocado.

-Nena, ¿estas bien?-me preguntó Wren haciéndome un masaje, cerré los ojos ante su tacto.

-No, no estoy bien, mis alumnos se pasan mis lecciones por...donde no luce el sol y todo se debe a los malditos estándares, que para mi gusto no me gusta nada-dije tumbándome en el sofá, a los poco segundos Wren se puso encima de mi.

Empezó a darme besos por el cuello, logrando que saliera un gemido, deseosa de sentirlo me levante y me puse a horcajadas suyo. Le bese con deleite, con una pasión casi extraña en nosotros. Puede ser que me sienta culpable por haberme dormido en la cama de otro, estando aquí Wren y mi Will, eso estaba feo, no tenía que haberlo echo.

Pero ese crío me dio tanta pena, con toda la capacidad que tiene y no la usa. Cuando Wren me iba a quitar camiseta, una tos bastante falsa hizo que saliera de mi séptimo cielo. Cuando vi a Laura le sonreí avergonzada, pero cuando vi que detrás de ella, estaba Dylan y su padre quise morir, quise que me tragara la tierra en esos instantes.

-Quién fuera ese imbécil-dijo la voz de Dylan, logrando así que abriera los ojos como platos, menos mal que Wren se había ido a ver como estaban Alice y Will.

-Quieres callarte imbécil-dije entre dientes solo para que el y yo lo oyéramos.

-Lo siento querida profesora, es que me siento de lo más engañado-dijo con una sonrisa, y hay note la pulla que me estaba dedicando.

Parece ser que Laura también la entendía, ya que su mirada hablaba por si sola, su mirada también me indicaba que iba a tener problemas por no habérselo dicho. Ladeando la cabeza, esboce mi mejor sonrisa dirigida al padre de Dylan.

-Hola, soy Travis, quería preguntarle una cosa...es que...mi hijo necesita clases particulares. Y Dylan ha hablado muy bien de usted y de lo bien que explica..-en ese momento creo que me dio un mini infarto, que digo mini, en esos momentos me había dado un infarto de esos de que te caes como fulminado como un rayo al suelo.

-¿Quiere que le de clases particulares?-preguntó Laura sacándome así del apuro, le dedique un pequeño "gracias" 

-Si, si no es mucho pedir, le pagare por ello.

En esos momentos Will apareció con una sonrisa de oreja a oreja, una sonrisa que ningún niño de su edad debería poseer, curiosas, miramos como el pequeño se acercaba con paso seguro hacía el padre Dylan, logrando así que, mi alumno, me mirara con una gran furia en sus ojos. Se acerco a mi y me susurro al odio.

-Vaya, vaya profesora, al parecer tú prometido te dejo un regalito-dijo este mirando a Will, le empuje disimuladamente.

Con una sonrisa mire a Will, logrando así que este se pusiera colorado, extrañada me puse a su altura para poderle hablar.

-¿Qué estas planeando mi querido docto psicópata?-pregunté revolviéndole el pelo, este se rio.

-Nada mi querida Igor-hay estalle a carcajadas, al ver que un niño de unos cinco años hubiera visto Frankenstein y encima de todo compare a su madre con el ayudante jorobado de  este.

Se giro y miro con profesionalidad a el señor Thomson, al ver que era más alto que el, se subió a una silla para poder hablar bien con el. Para su edad Will era muy diferente al resto de niños, ya sea por inteligencia o por lo alto que era para su edad. Aun  me acuerdo, de cuando Will tenia tres años, y su profesora, le envió a primero de primaria por su inteligencia y por lo avanzado que estaba mentalmente. A saber lo que tenia la lejía del baño para que me saliera un mini mutante, que a los cuatro años le dio por planear como conquistar la C.I.A.

EL DESEO DE TENERTE/ LIBRO 3 DE LA TRILOGÍA ¿AMOR U ODIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora