CAPÍTULO 21

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NEREA

Cansada, mal humorada y con ganas de matar ha alguien, me levante de la incomoda cama, en la cual, por culpa de mi querido y maravilloso hijo, el cual, a pesar de su coeficiente mental, se asusto al oír un ruido que provenía del pasillo, asegurando, que había visto la sombra de una rata que se había metido en su cuarto.

Irritada, me cogí todo lo necesario y me di una ducha de más de una hora, dejando sin agua caliente a la pobre Laura, la cual en esos momentos, deseaba que mi cabeza estuviera fuera de mis hombros. Baje las escaleras maldiciendo al condón y a Wren por haberme dejado embarazada, pero al ver el rostro de Will con una sonrisa de oreja a oreja al verme, toda idea necia se fue de mi mente.

Como impulsada por una fuerza magnética, me abalance sobre mi hijo y lo cogí, y sin remediarlo di vueltas por toda la sala, oyendo las carcajadas de mi hijo que hacían que cualquier rastro de enfado se fuera de mi mente.

-Mami, siento a verte levantado tan temprano y no haberte dejado dormir porque te estaba dando patadas, es que  el espasmo mioclónico , es un movimiento involuntario que se produce justo antes de quedarnos dormidos, lo que se conoce como fase de sueño ligero. El cuerpo se relaja y la frecuencia cardiaca se reduce. Por eso mami, no era mi intención haberte dado patadas-dijo Will dándome un beso en la mejilla, atónita, mire a las personas que estaban a mi alrededor, y me percate de que todos estaban mirando a mi hijo como si fuera un pequeño experimento de lo más extraño.

La única persona que no lo miraba raro, era Alice, la cual seguía centrada en sus cereales e ignoro el comentario de Will, no propio de un niño de 5 años, que parecía que tenía mentalidad de uno de 20, era extraño pero al mismo tiempo fascinante. Mire a Laura y las dos soltamos un suspiro resignado.

-Que tendría la lejía-dijimos las dos al mismo tiempo, al ver que habíamos dicho lo mismo, nos empezamos a reír como focas retrasadas.

-Bueno...¿Cómo lo hacemos? No se vosotros, pero yo no me parezco nada al de la foto...yo creo que ninguno-reclamo Dylan, removiendo su café, todos nos quedamos en silencio pensando en un estúpido plan que pudiera funcionar.

-¿Y si te operamos la cara?-propuse mirando a Dylan, el cual se acerco a mi con paso decidido, haciendo que mi respiración se agitara.

-Mi querida profesora, ¿estas segura de que quiere que me opere? Porque creo que no, que ama mirarme...-se acerco a mi oído-Pero no se preocupe a mi me gusta que me mire-dijo en un susurro de lo más sensual, que hizo que mi respiración se agitara y que sintiera un calor en mi cuerpo.

-Pues, solo nos queda taparte la cara-dijo mi hijo en tono enfadado, antes de que dijéramos nada, se acerco a mi, y me cogió de la mano y arrastro cerca de Laura, la cual se estaba riendo por lo bajini-No es necesario que se acerque tanto a mi mamá, mi mamá oye, que lo sepas, no hace falta que le susurres cosas al odio-dijo Will mosqueado, le iba a decir algo, pero me calle al ver que Dylan miraba a Will con ternura.

-Muy bien dicho, eres un buen hijo-Will me miro a mi y yo mire  a Will el cual se quedo perplejo ante tales palabras.

-Puede que seas muy listo, que seas más inteligente que el resto de personas, pero era un niño de cinco años, tienes que disfrutar de la vida y no ser un diccionario andante. Se que lo has echo por tu madre, pero tú, no tienes que preocuparte de hacer pasaportes falsos, lo único de lo que te tienes que preocupar, es de comer verduras y de que tu madre no te riña. Y con todo esto te quiero decir que todos somos personas, y que tarde o temprano lo cometeras  un error-dicho eso Dylan subió las escaleras, quedando como el amo y haciendo que mi hijo se quedara pensativo, ante las palabras que le había dicho.

Laura, Izan, Natalia, Yaiza, Den y Sam se quedaron en silencio, un silencio que hizo que se volviera incomodo de un momento a otro, no podía hacer nada, le había dado una lección a mi hijo, y en parte me alegro, es un niño y a pesar de que es listo, y de que tiene un coeficiente alto, quiero que sea como los demás niños, no tiene muchos, la única que tiene es Alice, pero en parte es normal, ella es una niña que vale millones y para que mentir, había tenido la tonta fantasía de que Will y Alice cuando fueran más grandes fuese algo más que amigos.

Pero es una tonta fantasía de madre que vea a su hijo feliz con esa niña. Laura en esos momentos, le estaba hablando Alice dulcemente, cosa que no entendía porque, curiosa me acerque donde estaban ellas:

-¡Ese Dylan es un tonto, ha echo sentir a Will mal!-dijo Alice con voz entrecortada.

-Alice, tiene que hacer más amigos y disfrutar, es pequeño.

-¡Me niego, el es mi único amigo, yo lo quiero más que nadie!-dijo Alice enfadada.

"Auch, eso dolió, yo quiero a mi hijo" Quise gritar, pero la entendía.

-Déjalo, solo le ha dicho una cosita, las personas tenemos que decir lo que pensamos, cielo, por eso no te tienes que enfadar-dijo Laura con una sonrisa, que hizo que Alice asintiera un tanto pensativa.

(...)

El aeropuerto estaba repleto de personas, personas con carteles, con sonrisas felices y otros llorando por alejarse de sus familiares. En esos momentos, nos encontrábamos mirándonos sin saber sin saber si el maldito plan funcionara. 

-¿Estáis seguros?-preguntó Izan un poco nervioso mirando a los dos niños.

-¿Dudas de nuestras técnicas de actor?-dijo mi hijo indignado.

-No...¿si?...No sé, si eres como tu madre de seguro que no sabes actuar-dijo Dylan con una sonrisa, mire a Dylan de arriba a abajo-¿Qué quieres decir?-dije indignada, el esbozo una sonrisa-Pues cuando me dices que no me deseas y en verdad sabemos que desearías estar en la misma cama que yo-dijo con arrogancia, mi hijo y yo emitimos gruñidos propios de animales.

-Arrogante-dijimos los dos al mismo tiempo, haciendo la misma mueca, los presentes esbozaron sonrisas de oreja a oreja al ver nuestra mueca supuestamente "adorable"

Mi hijo miro Alice y ellos asintieron, de repente, Will fingió un desmayo, que sinceramente se merecía un goya, y no hay que decir que cuando lloro Alice, juro que me dio sentimiento. Las personas les rodearon y como esperábamos los de seguridad se fueron donde estaba todo el embrollo, yo me quede esperando en una esquina a los niños, mientras Izan, Laura y Dylan se colaron en el avión que iba rumbo a Jerez.

Hay me tocaba a mi, rápida, me acerque a ellos y hice mi mejor papel, si es que tenía que haberme echo actriz.

-¡¿Qué le ha pasado?!-al oír eso, mi hijo que Will se levantara como desorientado.

-¿Mami...?-dijo como llorando, por dios, me estaba dando sentimiento.

-¡Hay mis hijos!-dije llorando, los de seguridad nos miraron curiosos-¡Por favor se lo ruego, necesito irme del país, mi marido me busca, no quería que llevara a mis hijos, por favor se lo imploro!-dije haciendo pucheros, el chico más joven miro al anciano.

Pude leerle los labios: "¿Qué hacemos jefe?"

-Por favor...mis hijos a sufrido mucho, queremos irnos-dije aun en un susurro ilegible.

-¡Joder, de acuerdo! ¡Corra antes de que me arrepienta!-grito el anciano con voz entrecortada, cogimos las maletas y salimos cuando llegamos al avión, vi como Laura, Izan y Dylan se quedaron alucinados al ver que le plan había ido perfecto.

-¿Ah colado?-preguntaron al unísono, los tres: Alice,  Will y yo sonreímos.

-Hay ido muy bien-dicho eso nos sentamos en nuestros asientos.




EL DESEO DE TENERTE/ LIBRO 3 DE LA TRILOGÍA ¿AMOR U ODIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora