VEINTITRES

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Viernes.

Antes de salir de mi casa me miré por última vez, en el espejo.

Mi interior estaba adolirido, se estaba desangrando.

Respiré hondo y murmuré con mis labios "a la mierda".

Salí de mi casa sin ser capaz de despedirme de mi madre. Quería terminar el día, rápido.

Llegué a la escuela sin mirar a nadie, caminé hacia mi casillero y lo abrí, escondiendo mi cabeza en él. Cerré mis ojos con fuerza e intenté calmar la ansiedad que llevaba dentro.

Sentí una mano en mi espalda y me di vuelta rápidamente, asustada.

"Woah, tranquila. Vengo solo a saludarte y a darte estas flores" Dean me sonrió alegremente y me entregó un ramo de flores.

"Lo siento, no dormí muy bien anoche" Dije escondiéndo un mechón de cabello detrás mi oreja. "¿Por qué es esto?" Miré las flores y apiré su aroma, como si su agradable olor me pudiese hacer sentir mejor.

"Es tu último día aquí y quería segurarme de que comenzara bien" Se encogió de hombros y yo esbocé una sonrisa. "¿Estás bien?"

"Sí, estoy bien" Mi respuesta no pareció convencerle mucho.

"Nina te ha estado buscando" Dijo.

"Ah" Fue lo único que se me ocurrió decir.

"¡Sarah!" Vi a Mila acercarse con una sonrisa tan falsa como su personalidad.

"No te vayas" Apreté la muñeca de mi amigo y el rió.

"Lo siento, pero yo la tendré que soportar por el resto del año" Mi amigo se alejó y quedé ahí esperando a que Mila dijiese algo.

"Me dijieron que te han expulsado... ¿es verdad?" Preguntó ella de manera juguetona.

"Al parecer las paredes sí tienen oídos en esta puta escuela" Cerré la puerta de mi casillero mientras ella reía, falsamente.

"Quién hubiese pensado que Sarah White es una pe... chica mala"

Sentía como la gota iba a revalsar el vaso, pero mi interior ensangrentado aún podía sobrevivir.

Todo el mundo decía la "palabra de la p" como si no tuviese ningún sentido sobre nadie. Pero las palabras duelen, tal como balas que se aferran a tu interior y se quedan ahí, envenenándote.

Toma segundos en decirla, pero una eternidad en quitar el rastro que dejó.

"Debo irme" Y sin esperar respuesta, me marché de ahí.

No quería escuchar su mierda y tampoco quería darle lástima a nadie.

Vi a August a lo lejos pero no me detuve a saludarlo, tan solo seguí caminando hasta llegar a la clase que me tocaba.

Nina se disculpó conmigo y yo la perdoné.

Mientras hablaba, podía ver que ella también llevaba heridas, al igual que yo.

Todo el mundo lleva heridas. Algunos saben vendarlas bien, unos las ignoran y otros solo... se desangran.

Yo podía ver que mi amiga ocultaba algo y me sentía mal por no poder ayudarla, pero ni siquiera sabía ayudarme a mi misma.

En mi última clase, comencé a pensar en la pesadilla que tuve.

Había intentado no pensar en ella todo el día, pero se me hizo imposible. No recordaba con claridad lo que había soñado pero tenía el recuerdo de un dibujo de un dragón, y cómo me sentí al despertarme.

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