TREINTA Y SEIS

66 9 3
                                    

Eran las seis y media de la mañana.

Me levanté de la cómoda cama con todas las sábanas blancas arrugadas y salí de la habitación. Llevaba una camiseta de un equipo de fútbol americano que me quedaba enorme. La usaba como pijama y me llegaba hasta los muslos.

Asomé mi cabeza en la puerta de la habitación de Judy. Ella seguía durmiendo. Ya llevaba dos semanas en su departamento y no podía encontrarme mejor. Me dirigí a la cocina y me preparé una taza de café caliente. Me sentía muy relajada y no tenía ninguna presión sobre mi. Judy habló con mi madre y le explicó que me quedaría con ella. Metí a mi padre en un gran problema con la escuela de mis hermanastros al tener que cancelar mi matrícula. Mi prima me comenzó a ayudar con mis estudios, me cansaba pasar el día frente a una computadora.

Tomé la taza caliente con ambas manos y me quedé observando la vista de la ciudad bajo el amanecer.

"Estás despierta" Mi cuerpo se sobresaltó del susto y unas gotas de café cayeron sobre la madera. Mi prima se echó a reír.

"Casi me matas del susto" Dije exageradamente mientras iba en busca de algo para limpiar.

"¿Qué vas a hacer hoy día? Tengo que pasar todo el día en mi oficina, hay una reunión muy importante" Cruzó los brazos y se quedó mirando como limpiaba el suelo.

"No lo sé, probablemente vea a unos amigos..." Me encogí de hombros y me volví para mirarla. No habíamos hablado sobre si ver a mis amigos era una buena idea, pero Nina quería verme y yo la echaba de menos.

"¿Estás segura? Es decir, no tienes por qué hacerlo si no quieres" Noté preocupación en su tono.

"Estoy segura. No voy a drogarme, de eso nada. He decidido hacer un cambio y lo voy a lograr" Me sentía orgullosa al escucharme decir eso.

"Está bien. Si necesitas que vaya por ti o cualquier cosa llámame. Me voy a tomar una ducha" Asentí con mi cabeza y me senté sobre uno de los sofás.

Pegué mis rodillas contra mi pecho y suspiré. Sentí el ruido de una llave y la puerta se abrió. Me di vuelta asustada y me encontré con Matthew, que llevaba un traje negro puesto. Era muy apuesto.

Me ruboricé en el momento que nuestras miradas se cruzaron. Me sentía muy incómoda por lo que llevaba puesto.

"Hola" Saludé tímidamente.

"Hey Sarah, ¿cómo estás?" Preguntó dirigiéndose a la cocina para desviar la mirada y no hacer esto más incómodo. Agradecí mucho su acto.

"Bien, gracias. Judy está en la ducha" Le dije probablemente contestando sus dudas y el asintió mientras se servía una taza del café que yo había preparado hace unos minutos.

"Me imaginé. La esperaré aquí" Esperé a la oportunidad en que Matthew se encontrara de espaldas y corrí hacia mi habitación para ducharme y vestirme.

Cuando salí del baño, Judy ya se había marchado y tenía el departamento para mi. Saqué unos jeans de la ropa que me había dejado mi prima, ya que no tenía nada. Me puse una blusa blanca lisa y un abrigo encima. Me veía tan distinta y madura.

"Quiero cortarme el cabello" Concluí en voz alta mientras me miraba frente al espejo.

Agarré las llaves que estaban en la mesita junto a la cama y me puse perfume en el cuello. Mi madre le transfirió algo de dinero a Judy para poder comprarme un teléfono nuevo. Me gustaba tener un número nuevo. Me ayudaba a no pensar en...él.

Salí del departamento agradeciendo el hecho de haberme abrigado. Hacía mucho frío afuera. Bajé por el elevador hasta llegar a la recepción del edificio. Caminé hacia la calle, saliendo por una puerta enorme de vidrio. Miré hacia ambos lados de la vereda. Había mucha gente con sus maletines, dirigiéndose a su trabajo.

ElectricityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora