En un pequeño cine a las orillas de París, las películas más famosas de los 80s seguían estando en cartelera. Entre viejos asientos desgarrados, palomitas rancias y un sonido sin la mejor calidad; bastaba para que Collin Bourgeois y Nathalie Kurtzbe...
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—¡Señorita Kurtzberg! ¡¿Otra vez durmiendo en clases?!— cuestionó molesto el Maestro Mendeleiev. Alzó su mirada con un poco de fastidio.
—Déjela, se cree la bella durmiente.— escucho vociferar desde los asientos de enfrente al engreído Collin Bourgeois. Su amigo, Sam Raincomprix rió. Vio el montón de dibujos regados por todo su escritorio. Maldición, en seguida los cubrió con todos sus brazos para ponerse a acomodarlos.
Su maestro la reprendió como siempre con tarea extra acerca de los estudios de Marie Curie acerca del Polonio. Rodó los ojos, como si aquella tarea le importara. La química no funcionaba mucho en lo que ella se quería desempeñar: Pintura.
—Nathy ¿Está todo bien?— sus mejillas se sonrojaron a la plena cercanía a la que se hallaba el amor de su vida, Marin Dupain; un chico azabache que siempre le había tratado con amabilidad y dulzura, había sido demasiado cálido con ella, siempre era atento. Su corazón siempre palpitaba rápido con el, era inevitable que eso sucediera cada que veía sus tiernos ojos azul cielo.
—Si, es solo que me dejaron tarea extra. Ya sabes.— se encogió de hombros tratando de sonar tranquila.
—Yo hablaba de lo que te dijo Collin.— le respondió. El estado emocional de su mejor amiga le era muy importante.
—El siempre es así.— y de ahí, un pequeño silencio incómodo surgió. Ambos se quedaban en sus posición.
—¡Marín! ¿Vienes?— esbozó Alex Cesaire, el mejor amigo del azabache. El volteo rápido y asintió, después regreso su vista hacia la pelirroja.
—Si quieres te puedo apoyar con tu tarea, no me vendría nada mal aprender algo más de la clase de Monsieur Mendeleiev.— los ojos turquesa de la chica se abrieron de par en par ¿Acaso era una cita? No lo sabia, pero su corazón deseaba que si.— ¿Donde nos vemos?— sus piernas tambalearon ¿Donde sería el lugar más indicado?
—Escuche de un parque muy tranquilo a las orillas de la ciudad, cerca venden unas malteadas muy ricas, creo que la tienda se llamaba "April's restaurant".
—Claro ¿Me mandarías la ubicación? Es que no sé dónde queda exactamente.— le dijo con cierta timidez. Ella asintió tranquila.— Bien, me tengo que ir. Nos vemos ahí a las cinco ¿Okey?
La pelirroja con corazón esperanzado, asintió. Lo vio alejarse junto con Alex, se veía tan alegre, adoraba como el positivismo del chico nunca desaparecía.
—Así que una cita con Marín ¿Eh?— se le acercó Nina junto con Adrienne dandole un pequeño codazo. Ella contesto con una pequeña sonrisa ruborizada.— Seeeee.— alargó.— Recuerdo cuando ese chico me traía loquita, es un buen partido ¿No es así Adrienne?— le preguntó tranquila a su amiga ojiverde.
—Yo opinó que es un chico genial.— contesto con simpleza. La morena soltó un bufido.
—¿Es que acaso jamás admitirás que un chico es lindo?— cuestionó hastiada.
