Gremlins

397 76 66
                                    

—Hoy es tu gran día, Collin Bourgeois. Ten suerte.— dijo frívola Tara sentada en su sofá. El rubio se le quedaba observando a la fémina con algo de tristeza, aún traía enfundada la chaqueta que le había prestado anoche para salir a pasear. Toda ese mes buscó sin cesar una manera tranquila de hablar con ella, pero sus constantes indirectas de matrimonio le empezaban a estresar. Él no se sentía preparado, no aún.

Ella, tras haber pasado un rato por la orilla del mar, lo llevó a comer a casa de sus padres y ahí hizo mención del tema (de nuevo); sólo que ahora con las miradas amenazantes del padre y la madre sobre de él. Ya los conocía, eran una familia humilde y tranquila; pero al parecer tras haberle dicho que no lo deseaba actualmente, ambos empezaron a pensar que el joven sólo estaba jugando con su pequeña.

Él pretendió irse a su casa solo, tenía que descansar para este día tan importante; pero antes de que pudiese la joven se sujetó de su brazo excusándose con sus padres de que sólo tenía que hablar con él. Tras una noche de romance fallida, Tara terminó durmiendo en su habitación y él en la de invitados.

—Gracias.— respondió con tono amable, aunque no precisamente cálido. La vio alzar su mirada dolida.

—Sólo una cosa, Bourgeois ¿Cuándo pretendes crecer? ¿Tener una vida más formal?— Collin le dio la espalda, no se pondría a discutir esa estupidez. Un matrimonio no lo volvería adulto mágicamente.

Su carrera le estaba sentando bien, una titular de su maestría lo había recomendado con un artista canadiense con un ingreso monetario bastante alto para que lo dejase fungir como su representante creativo para una exposición de pinturas a nivel internacional que se realizaría ahí en Oslo. El hombre aceptó y en cuanto Collin se enteró se vio encantado.

Trabajar con artistas sería algo que, si le hubiese dicho hacía un par de años él hubiese negado. Pero de unos años en adelante había aprendido bastante del arte, no se dio cuenta cuando se había sumergido tanto en él; él no sabía pintar, se consideraba más bien crítico y en algún momento le pidió a Tara que lo acompañase a ver una galería de arte a lo que ella no aceitaba con tanta facilidad.

¿Era enfermó haberse vuelto adicto algo que en algún momento le recordó a esa pelirroja tan emo? Prefería no sumergirse en ello.

Condujo hasta aquel sitio. En seguida que bajó del auto su teléfono empezó a vibrar; un mensaje le apareció en su pantalla de notificaciones.

"Maldito imbécil"

Tara. Rodó los ojos: "El matrimonio te va a volver una persona madura, Collin". Ahora le parecía tan irónico. Se talló la nariz algo incómodo, era por más obvio que ambos buscaban cosas distintas; no entendía por qué debían seguir buscándolas juntos. En algún momento ya habían llegado a tener este tipo de conflictos, pero ella no parecía querer romper ¿Qué buscaba de él?

Decidió llamarle antes de entrar al evento. Tenía que tranquilizarla de alguna forma o sino no lo dejaría en paz el resto del día.

—Tara ¿Podemos hablar en vez de estar con mensajes como pubertos?— la escuchó rebuznar molesta. Desgraciada terquedad la suya de hacerse rogar.— ¿Y si mejor volvemos a retomar eso de separarnos?— ella negó.

—Eres un tonto, Bourgeois.— podía escuchar su voz temblar.— Y yo te dije algo cuando lo nuestro inicio: no voy a dejar que cualquier tonto venga a sepáranos.— ¿eso tenía que ser romántico? Demonios.

—No soy un tonto.— la fémina entendió inmediatamente lo que quería decir con eso.— Pero te dejare hacer lo que quieras hoy ¿Te parece si nos vemos mañana para desayunar?— caminaba hacia la entrada, si se mantenía detenido el mal carácter se le subiría más rápido.

80's films (Nathloe, Genderbend)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora