Paris se bañaba de una densa capa de nieve. Al menos eso podía ver desde la ventana de su avión. Estaba algo ansiosa, tenía un par de años que no subía a un avión; esperaba la hora en la que pudiese bajar. Sintió a Marcie sujetar su mano y subirla hasta sus labios con ternura para depositarle un beso. Nathalie regresó a verla y le dio una pequeña sonrisa.
—Tranquila, estás igual de inquieta que un niño.— tenía razón, a sus 25 años ella ya no debía sentirse así; pero la verdad es que siempre le tuvo cierto pánico a los aviones.
La vida hasta esos días había sido grata con ella. Curiosamente había logrado destacar con sus pinturas y ahora era medianamente conocida, lo que le ayudaba a vivir bastante bien; tenía un departamento bastante bonito en el que sólo se alojaba ella y Doty, su golden terrier. Hubiera viajado sola, prefería hacerlo porque así sentía que podía explorar más; pero por alguna razón ese viaje la traía algo inquieta y necesitaba de alguien a su lado.
Su ex-novia y ahora mejor amiga era la persona indicada. Su relación fue considerablemente duradera, sin embargo, estaba muy presionada estos últimos meses porque había sido invitada a una exposición de arte muy renombrada y no podía centrarse en sus pinturas y en ella, así que terminó cortando.
—Van a ir muchos compradores valiosos. Si tengo suerte alguno comprará una obra mía a un valor suficiente como para vivir bien por años.— pronunció con un poco de nerviosismo. Marcie sonrió y apoyó su mano sobre la de ella; si de algo estaba segura es que todo lo que Nath hacía valía más que millones.
El vuelo despegó. La de melena oscura no tardó en quedarse dormida, así que para poder distraerse Nathalie empezó a buscar en el repertorio de películas alguna que le pudiese interesar. Dieciséis velas no tardó en aparecer. Hacia mucho que no veía esa película y, siendo honesta, jamás había sido de sus consentidas; pero sí le serviría para entretenerse un rato y olvidarse de la tensión que estaba viviendo.
Cuando llegaron Nath respiró aquel fresco y limpio aire nórdico. Su compañera no tardó en aparecer a su lado con una agradable sonrisa, que luego fue cambiada por una mueca de preocupación.
—¿Y ahora que hacemos? ¿Sabes noruego?— en definitiva ella no sabía, explorar Oslo sería toda una aventura confusa sino hubiera buscado ya a un traductor. Lo buscaba sin parar, tenía que traer...
—¿Nathalie Kurtzberg?— escuchó a lo lejos. Volteó a verlo con una enorme sonrisa, se sentía bastante feliz de volver a encontrarse con él.
Will.
Si algo le había enseñado la vida, es que las cosas no son como las pintan. Ese chico había sido de su total desagrado; pero después de haber ingresado a un centro de recuperación de drogas por casi seis años enteros, él parecía ir mejorando. La muerte de Olive no le cayó nada bien, se culpó a sí mismo por no haber sido más persistente en alejar a ella de Remmy; después de todo era obvio que el nuevo suministrador de droga que se había encontrado la mayor de las Kurtzberg en aquel entonces no podía tratarse de alguien bueno.
El chico aún no estaba totalmente recuperado, aún tenía momentos en que la abstinencia a la metanfetamina le pegaba duro. Pero haber regresado a Noruega, de donde sus abuelos eran provenientes y estar con ellos ayudándole en sus campos le servía bastante, el chico quería mejorar en verdad.
Lo abrazó fuerte; en estos años el chico se había vuelto como un hermano mayor para ella. Su tía Beatrice no aprobaba en lo absoluto esa amistad, pero hacía un par de años que eso le había dejado de importar.
—Denme la dirección de su hotel, chicas; yo las llevaré.— dijo cargando las maletas de la pelirroja mientras todo el grupo se encaminaba hacia su camioneta.
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80's films (Nathloe, Genderbend)
FanfictionEn un pequeño cine a las orillas de París, las películas más famosas de los 80s seguían estando en cartelera. Entre viejos asientos desgarrados, palomitas rancias y un sonido sin la mejor calidad; bastaba para que Collin Bourgeois y Nathalie Kurtzbe...