Capítulo 20

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Lauren-Camz, es hora de irnos.-Me despertó con un beso en la punta de mi nariz.
-¿A dónde iremos Lauren?¿Regresaremos a Ravensbrück acaso?
Lauren-Lamentablemente sí, y tengo que regresar contigo porque sé que le llegará la información a Ebba que he venido por tí.
-Ni loca regreso a ese lugar. Vámonos Lauren, escápate conmigo y no regresemos.
Lauren-Lo siento mucho Camz, mi padre me encontraría a como de lugar, no puedo.
Pero te prometo que saldrás de ahí.

Tomamos una ducha rápida, nos pusimos la ropa y salimos del hotel. Lauren condujo hasta finalmente llegar al campo de Ravensbrück. Detuvo el carro en su casa, antes de llegar a la entrada del campo.

Lauren-Espera aquí, te traeré un uniforme.
-De acuerdo.-Tardó unos cuantos minutos y me dió el uniforme para ponermelo.

Traía con ella una soga para volver a atar mis manos y no levantar sospechas, cedí a que lo hiciera, después me puso la capucha en la cara y avanzamos.

Lauren-Wagner, abre la puerta.-Escuché como rechinaba un poco la puerta para abrirla y luego Lauren dió marcha.

Escuché un portazo en la puerta de mi lado contrario para después escuchar como abría la mía y me ayudaba un poco para bajar.

...-Vaya, así que no te quedó claro que esta perra me causa muchos problemas aquí.
Lauren-Cállate Ebba, contigo hablaré después. Por ahora iré a dejar a Camila a donde pertenece.
Ebba-No te preocupes Lauren, cuando menos lo esperes yo me encargaré de ella.

Lauren me ayudó a llegar hasta mi cama y me quitó la soga y la capucha para finalmente ir a dormir.
Me recosté, y las camas de mi al rededor estaban aún solas por la falta de mis compañeras que mataron, coinciliando el sueño sentí un repentino golpe en mi ojo derecho, pero antes de ver quién era, me taparon la boca con un trapo humedecido de algún químico que hizo que me desmayara de inmediato.
Al despertar después de apróximadamente algunas horas, estaba yo con Ebba en aquel cuarto que ya conocía, pero esta vez sin Lauren salvándome y sin estar atada a una silla.
Ebba comenzó a golpearme en todas las zonas posibles, haciéndome retorcer de dolor, gritaba pero no servía de nada, solo me golpeaba más y más. Tomó un cuchillo y lo clavó en una de mis piernas dejándolo ahí mientras comenzaba a sangrar rápidamente.

Ebba-Esto solo es tu comienzo de haber regresado aquí, bienvenida de nuevo Cabello.-Salió dejándome sola en aquel cuarto con poca iluminación.

Con la poca fuerza que me quedaba, tomé el cuchillo y tiré de él para sacarlo de un solo tirón, grité demasiado y comenzó a sangrar más, presioné con fuerza la herida y tomé un trapo que había cerca, lo coloqué y después lo amarré con un lazo que también se encontraba ahí, apreté lo más fuerte que pude y finalmente me quedé dormida ahí.

El Holocausto de JaureguiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora