Capítulo 17

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LAUREN POV.
Al llegar a Auschwitz, estacioné mi auto afuera del Campo y bajé de él en dirección a la entrada.

...-Señorita Lauren-Dijo un hombre en posición de firmes.
-Descanse Teniente.
...-¿A qué se debe su visita en este lugar?
-Como sabrás, mi padre me dejó a cargo de Ravensbrück, de donde han traído algunas reclusas hace unas horas, vengo por una.
...-Ah claro, me temo que no será posible, acaban de entrar a las cámaras de gas y creo que para este tiempo, ya están muertas Señorita Lauren.
-Llévame de inmediato a donde se encuentran.
...-Por supuesto capitán, sígame por favor.
Caminé rápidamente detrás de este soldado hasta llegar a las cámaras de gas, algunos judíos se encontraban recogiendo los uniformes que se habían quitado las presas.
Teniente Frei, necesito que abra esa puerta ahora mismo.
Frei-En seguida capitán, pero necesito unos segundos para cerrar el gas.
El soldado corrió y cerró las llaves que dirigían el gas a ese cuarto y después tomó tres máscaras de oxígeno y unas lámparas.
Frei-Por favor, coloquense las mascaras para poder abrir la puerta-Dijo luego de ponérsela.
Tomamos las mascaras y lo imitamos para después abrir la puerta de acero. Encendimos las lámparas y fui la primera en entrar al cuarto luego de los dos soldados, me ayudaron alumbrando a las reclusas para encontrar más fácil a Camila, cuando la vi en la otra parte del cuarto caminé cuidadosamente de no pisar a las demás presas y llegué hasta donde ella se encontraba, tomé su pulso, el cual aún tenía demasiado lento.
-Vamos, ayúdenme a sacarla.
Me retiré la máscara de oxígeno y la coloqué en la cara de Camz, comencé a toser demasiado por lo que el soldado Frei trajó otra máscara para mi. Entre los dos soldados sacaron a Camila del cuarto y de aquel pasillo. Quedamos al aire libre y pudimos retirarnos ya las máscaras.

...-Si me disculpan, yo soy doctor. Puedo atenderla antes de que sea demasiado tarde.-Dijo un uniformado de blanco y negro.
-Si, por favor. Necesita atención lo más pronto posible.

El preso judío pidió a Frei algunas cosas para atender a Camila, este corrió y llegó con ellas. Observé como el judío poco a poco ayudó a Camila para poder darle estabilidad.
Pasaron algunas horas y seguimos ahí el judío, ambos soldados y yo hasta que Camila retomó conciencia.

-Hola Camz, no te muevas mucho. Vas a estar bien.-Camila me miró a los ojos sin alguna expresión.
Después de un rato, el doctor judío nos dijo que Camila ya se había normalizado y que ya nos podíamos retirar.

...-Por cierto, mi nombre es Arthur, fue un placer ayudarle señorita.
Frei-Bien judío, ahora largate a limpiar las muertas allá dentro.
-Espera Arthur, tú irás conmigo.
...-Disculpe Señorita Lauren, pero no puede llevarse a mi preso y menos usted sola.
-Descuide Teniente, de eso me encargo yo. Gracias por la ayuda, es hora de retirarme, que he dejado mi campo a cargo de un soldado.
Los soldados le pusieron una soga al judío y a Camila en las manos y una capucha en la cara. Me acompañaron hasta la salida, metieron al judío en la cajuela y a Camila en el asiento del copiloto. Saqué mi arma para apuntar a Camila y pasar a desapercibidas con los soldados.
-Muy bien, les agradezco la amabilidad y el tiempo.
...-¿Está segura que no quiere que uno de mis soldados la acompañe?
-Segura, todo bajo control, gracias.
...-Fue un placer tenerla aquí, Señorita Hitler.

El Holocausto de JaureguiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora