CAPITULO XVIII.

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Erwin Eight era el mejor amigo de Marshall, él perfectamente sabía de lo que Marshall era capaz con tal de ayudar a su mejor amiga. Con tan solo 8 años habían resultado ser unos genios en la informática, habían creado múltiples juegos desde un cyber y, aunque la situación económica de Marshall no era la más buena en ese entonces, Erwin nunca lo vio cabizbaja y siguió luchando por lo que le apasionaba, la informática. Entonces descubrió el secreto de Marshall, la razón por la cual nunca podía venirse abajo, una chica. Erwin no socializaba demasiado así que no la conocía, una niña de una trenza con miopía, muy bajita y delgada, de cabellos castaños y largos. Ella siempre estuvo ahí para Marshall y ya de eso habían pasado 10 años. Ahora mismo Erwin no estaba seguro en lo que se estaba metiendo ni en que planeaban aquellos dos muchachos.

Sus horas de trabajo en ese laboratorio estaban contadas puesto que, él tomaba las horas de la noche y otro más venía a suplirlo por las mañanas. Pobre de su madre... Le hacía creer que su hijo trabajaba en una iglesia cercana, entraba y salía del dichoso lugar pero... No recitaba oraciones o ayudaba al padre con las limosnas, en cambio ayudaba a una tirana con sed de venganza en una capilla medio destartalada que se encontraba detrás de dicha iglesia.

Erwin se propuso que, desde que escuchó atentamente el plan de Marshall y Carleth que los apoyaría con lo que pudiera, así fuera demasiado peligroso para él, el algoritmo en su cabeza no lo dejaba concentrarse en la mujer que estaba detrás de él ordenándole una sarta de cosas por hacer.

– ¡Erwin! ¡Haz hasta lo imposible! ¡Rastrea a ese hijo de puta! ¡Lo quiero muerto! – Erwin apenas pudo asentir de los nervios que se le colaban por los dedos al teclear en aquel teclado incrustado en la mesa de vidrio, él no quería que sucediera nada de lo que allí hacían con la gente inocente y por eso iba a ayudar.

El chico comenzó a teclear en una de las tres computadoras, aunque en realidad no estaba escribiendo algo para detener la supuesta amenaza que se infiltraba en el laboratorio, solamente copiaba y pegaba datos para después enviárselos a Marshall, tenía que ayudar... aunque eso le costara la vida.

–Lo siento mi señora, no puedo hacer nada– Alisha miró al muchacho como si de repente la hubiera poseído una clase de demonio con sed de matar, el muchacho retrocedió junto con la silla, ya estaba empezando a dar por hecho de que Alisha lo mataría en ese preciso momento.

– ¡Tonto! ¡Incompetente! ¡Arg! ¡Si no fueras el único hacker en este maldito lugar ya te hubiera hecho un fenómeno! – grito con rabia Alisha, haciendo que el muchacho sudara frio por la espalda.

...

– ¿Cuántos días han pasado? – dijo Eidan sentado en la camilla junto a Sheryl quien miraba a la nada, sintiendo pena por el muchacho quien simplemente abría la boca para hacerle preguntas a las cuales ella no podría responder, no en ese momento, no en su situación. Aunque por una vez, ella podría resolver aquella pequeña duda al menos.

–Dos días máximo, aquí dentro es muy difícil saber que día es...– Sheryl parpadeo dos veces, se había interrupido a sí misma por lo que llamó la atención del muchacho. La chica comenzó a negar con la cabeza repetidas veces.

– ¿Qué? – interrogó Eidan al notar que la chica no paraba de negar con la cabeza y miraba a la nada, ¿Es que la habían vuelto loca? ¿Eso era lo que hacían realmente en este espantoso lugar? Eidan comenzó a preocuparse de que a Sheryl, no le dieran esos "ataques" que les dan usualmente a los enfermos. El muchacho pegó un brinco justo cuando la muchacha giró su cabeza como un robot hacía el joven.

–Carleth viene por ti– Eidan dejó de respirar, si antes estaba asustado ahora lo estaba más ¿Cómo es que Carleth sabía que él estaba aquí o siquiera como lo habían secuestrado? Aunque de ser así la segunda pregunta tendría algo de sentido, su familia podría haberle comunicado. Algo malo iba a pasar ahí y lo presentía.

Viajeros del Sueño: Línea De Almas. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora