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Okey, estaba confirmado: Adrien no tenía ni la menor idea de qué hacer. Era un buen actor y por eso mismo la había palmado en la primera impresión después de todos esos años. ¡Bravo! Igual, tendría que arreglárselas para resolver el asunto que, de buenas a primeras, no era pequeño porque, oh sorpresa, ahora sí que era de que seguro Nathaniel estaba enojado (tal vez hasta más enojado que antes) con él. ¿Por qué siquiera se le había ocurrido actuar así? Qué idiota. Su separación había sido un asunto abrupto y rápido, y no era totalmente culpa de Adrien (como seguro pensaba Nathaniel) o del mismo pelirrojo (como la mayoría de las otras personas llegaron a pensar).

El rubio suspiró, subiendo la cabeza para ver hacia el techo, muy por arriba de su altura normal, ni hablar cuando se encontraba sentado en una esquina.

— ¿Puedo saber cuando ya habrás terminado de organizar tu plan y te restirarás? —Tampoco Félix quería seguir viéndole por ahí, haciendo ruido, mientras pensaba en su "siguiente paso".

—Ya lo hiciste.

—Entonces responde.

Ambos rubios no se veían a los ojos: Adrien estaba en una esquina (previamente mencionado) y Félix estaba detrás de algunos papeles que leía con tranquilidad, tampoco voltearían a verse.

—Lo haré cuando termine.

— ¿Cuánto más piensas tardar?

—Lo que sea necesario.

Minutos después Adrien escuchó el crujir de una silla, los pasos, la puerta abrirse, el: 'Termina pronto y retírate' de su primo, y al final, la puerta cerrándose. ¡Félix había dejado la oficina! Había tenido la oficina de su primo sola varías veces antes, pero se preguntó si ahora era una prueba. ¿Dejarle solo en uno de los dos lugares donde se guardaba todo archivo de las personas que entraban en la empresa? Mala idea. Seguro era una prueba. No se movería. No le daría la satisfacción para darle un pero a su "libertad"... bueno, no podía realmente decirle libertad cuando se lo había impuesto su primo. <<¡Qué frustrante!>> se revolvió el cabello, mirando por un momento en escritorio, donde estaría la información. <<Noup>> se negó a levantarse e intentar entrar.

*<*>*

Marinette le había dicho que se fuera hacía unas tres horas, pero él no quería retirarse, si lo hacía sus pensamientos también seguirían dando vueltas, y esas vueltas serias agresivas y no centradas en los diseños o en la costura. Entonces él estaba en un escritorio retocando un diseño mientras la mujer de cabello negro lo observaba impaciente.

—No puedes culparlo, no debiste de adelantarte —le dijo Alya, mujer que se quedó después de ver el final del sorpresivo encuentro y enterarse de todo a base de pláticas cortantes con su amiga.

—No fue mi culpa, y cuando él se fue no creí que se quedaría hasta tan tarde trabajando.

—Temas delicados, Marinette.

Y no era culpa de Marinette, a ella le habían dicho que tenía que apurarse con los diseños, pidió un cambio en el modelo, pero las primas de Adrien, al parecer, no les importó y lo enviaron a él exactamente de todos modos. Él ya se había ido y ahora ella tenía a un Nathaniel ensimismado en trabajo. ¿Por qué no regresaba a casa y se olvidaba de todo, que no sería más sencillo? Eso tampoco lo entendía Alya, ¿qué razón habría en su hogar que le impidiera abandonar la empresa donde recordaría a Adrien a cada vuelta? ¿Ese sería su objetivo? Ni idea. Alya podía ser buena leyendo cosas en las personas, pero no leía las mentes, y tampoco veía todas sus intensiones.

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