Inestable

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La máquina de correr siempre hacia ese sonido molesto cuando ponía pie en ella, parecido a un resorte oxidado y a un chirrido al mismo tiempo. Había intentado de todo, pero ese molesto ruido no se iba ni por reparaciones o reemplazo de piezas, ni siquiera entendía de dónde venía. Entonces se centraba en él para perderse. Lo único que lo mantenía completamente ausente de la vida era ese ejercicio, ese ruido, ese piloto automático. Desde que había dejado de ser Chat Noir tenía que desconectarse de algún modo, entonces optó por seguir cuidando de su cuerpo, hasta cierto punto, y el hacer ejercicio le ayudaba a hacerlo.

A veces seguía extrañando ser superhéroe. Saltar tan alto como ningún ser humano, parecer un gimnasta sin serlo realmente, casi volar sobre la ciudad para verificar su tranquilidad. Pero eso último había hecho que dejase de serlo. No podía haber superhéroes cuando no había algún villano que derrotar, porque entonces no tiene propósito. Un héroe sin el villano es un loco en traje y con poderes que pueden poner en peligro a la población, en cambio un villano sin héroe es el vencedor.

— ¿Ya intentaste secuestrarlo hic? —La pregunta de Chloé y su hipo viajó hasta sus oídos, casi pasando desapercibida. No volteó a verla, y apenas su vista volvió a enfocarse en la ventana que tenía enfrente.

A unos metros de distancia estaba su mejor amiga, con una copa en mano casi vacía y una botella de vino en igual estado. Chloé había traído la botella a su departamento exclusivamente para ella, porque Adrien había vaciado todo licor en el fregadero un día y desde entonces intentaba no consumirlo.

—Quiero decir, pudiste haberle pedido respuestas desde el primer día y acosarlo el resto, ya no es tan raro que te escabullas de tus... (hipo) obligaciones. —Chloé acabó de tomarse la copa de un trago, se sirvió algo más.

Sus palabras se volvían alargadas, torpes. Sus comentarios eran sinceros pero perdían sentido en el contexto.

Adrien había pedido consejos y Chloé para evitar enojarse había optado por bebé un poco de alcohol, no estaba en sus planes que al enterarse que Nathaniel tenía una vida bastante más productiva que ellos la hicieran consumir casi toda la botella. Y en ese momento Chloé le daba vueltas a Nathaniel desde diferentes perspectivas. Y se quejaba de Adrien por no poder resolver sus problemas solo.

—Pensé que ya lo habías seducido.

Los comentarios seguían sin ser respondidos. Adrien guardaba silencio mientras su mente intentaba ignorar el sonido chirriante de la máquina y centrarse más en las palabras de su amiga borracha.

—Pensé que todo en ti había caído en él. Si sabes lo que me refiero.

Por supuesto que entendía, aunque Chloé barría las palabras y en ocasiones tenía que hacerse idea de qué había utilizado.

—Pensé que ya habías saciado tu hambre y lo habías dejado ir, porque eres un cretino con todos. Pero no. Te le quedas pegado como una sanguijuela (sangula). ¿Por qué? ¿Por qué lo quieres tanto a él?

Adrien tuvo que parar de correr, casi de un solo movimiento bajó la velocidad. Comenzó a caminar, aún en silencio, escuchando los comentarios de Chloé. En un inicio lo había regañado (¿Qué hacía él metiéndose con un hombre casado y con descendencia?), luego él le había contado que no estaba casado y que ese niño había parecido de la nada (Tal vez fuese adoptado. No, no hay excusa que valga), luego ella le estuvo invadiendo de preguntas algo personales (¿Qué había hecho con él, tercera base en el baño? ¿Había estado borracho últimamente? ¿Acaso tenía sueños húmedos con él que no se lo podía quitar de la cabeza? ¿Qué demonios le pasaba por la cabeza cuando consideraba que era padre? ¡Era muy peligroso!) que Adrien evadió y se puso a contarle lo que sabía (Tiene una compañera de piso, un pretendiente, un crío, los cuatro viven, por el momento, en la casa de una anciana enferma y él vive en Boston según sin novia, esposa, o amante). De camino a su departamento compró una botella de vino que abrió de inmediato al entrar y comenzó a servirse. Cuestionó a Adrien sobre las veces que se había escabullido del trabajo, mientras él aún le prestaba atención. Y todo se perdió con el chirrido de la máquina para correr, Adrien se quedó callado y Chloé bebió de más.

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