Lauren Jáuregui una adolescente de 17 intersexual. Tiene dos hermanos, llamados Chris Jáuregui y Taylor Jauregui, sus padres Michael y clara. Lauren es la típica chica rara del instituto debido a su condición y falta de vida social, la típica chica...
Desperté y al parecer mi amiguito ya lo había hecho antes así que me metí a la ducha a darme un buen baño de agua fría y baje a desayunar.
–Buenos días, familia.– llegue a la mesa como siempre.
–Buenos día, Laur.– dijeron todos al unísono menos Chris, supongo que está enojado por lo de ayer.
–Mama, saldré hoy.– dije esperando su reacción.
–¿Enserio?.– pregunto entusiasmada, yo asentí.– Mi niña tiene novia.– me miró con ternura.
–Esa es mi hija.– palmeo mi hombro mi padre.
–Perdonen si destruyo su emoción, pero en realidad voy a la casa de una amiga, todas iremos, es algo así como una fiesta de solteras.– sonreí.
–Oh, era muy bueno para ser verdad.– se burlo mi mamá.
–Algún día será.– le siguió mi papá y taylor río.
–¿Tú de que te ríes?.– pregunte riendo con ella.– Estás igual que yo.– reí.
–Aún tengo 15 años, lauren. Muchas cosas pueden ocurrir.– me guiñó un ojo.
Terminamos de comer entre conversaciones triviales, lo típico que hacemos en esta pequeña familia.
Al terminar me dirigí a mi habitación y use un outfit normal, que consiste en un pantalón negro, botas y una blusa de cuadros.
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Salí a la casa de Dinah la cual 10 minutos antes me había dicho que ya las chicas estaban ahí. Llegue y fui a la puerta para después tocar el timbre.
–¿Que tal, Laurenzo?.– preguntó una Dinah en traje de baño dejándome pasar.– ¿Oye no sabes quién pudo haberle regalado a Mila secretamente un inmenso oso de peluche?.– preguntó alzando una ceja.
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–No, no se.– rasque mi nuca.
–Ha estado toda la mañana buscando una nota y pensando que fue Austin.– susurró.
–Bueno, es su novio, seguro fue el.– Alcé mis hombros con desinterés.
–Lauren, sé que fuiste tú, enserio te gusta.– suspiro. Era verdad, ella podría clavarme un puñal en la espalda y a mí de todos modos no me dejaría de gustar, es más, me alegraría de que haya pensando en mí para clavarme un puñal.– Vamos, Jauregay.– me llevó hacia la parte trasera de su casa.– ¡Chicas, Laurenzo llego!.– gritó y todas se voltearon.
