Capitulo 28: Así de por vida.

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-Yo sí que te quiero cariño- la sonreí medio girando la cabeza para poder mirarla a los ojos con facilidad.

-Estaba preocupada por ti cielo- dijo sentándose a mi lado en el suelo del baño mientras metía uno de sus brazos para tocar el agua.

-¿Y eso porque?- dije agarrando mi copa de vino para darle un sorbo.

-Llevo llamándote desde que salí de casa, no me lo has cogido, y al llegar aquí tampoco me has abierto, no sabía si estabas bien, por eso estaba preocupada cielo- dijo con toda la calma del mundo, eso era raro en ella, pero a la vez me gustaba.

-Lo siento cielo- sujete su mano para acariciarla lentamente con la mía- me deje el móvil por algún rincón de esta adorable y acogedora casa pero estaba tan sumamente cómoda que no me apetecía ni moverme, me metí aquí y debe de ser que con la música no lo escuche, perdona princesa, dije llevándome su mano hacia mis labios para dejarle allí un ligero beso.

-No pasa nada pequeña, pero la próxima vez avísame y no seas mala persona que casi la lio, he tenido que cogerle al conserje las llaves sin que me vea para poder entrar.

-Jo gordi, la próxima vez te aviso con antelación para que te vengas a dar un baño taaaaaaaaaan relajante conmigo.

-¿Y tiene que ser la próxima vez?- se puso de rodillas acercándose hacia mí- ¿no puedo tener un baño relajante ahora?

-Yo te invitaría a uno pero claro....llevas mucha ropa encima para meterte con ella agua.

-Pero eso se puede solucionar rápido ¿no?- lentamente nos acercamos la una a la otra hasta poder juntar nuestros labios.

Malú se levantó del suelo y yo me levanté de la bañera al mismo ritmo, nuestros labios no se separaban y mis manos solo querían acariciarla, mientras que las suyas estaban alrededor de mi cuello entrelazando los dedos entre mi pelo.

Mis manos empezaron a quitarle la chaqueta, esta mujer hacia qué me perdiera entre sus labios con tanta facilidad que perdí de nuevo la noción del tiempo, del lugar, de la situación y me olvide de todo lo que no fuera ella....

El siguiente paso que di fue quitarle la camiseta, tenía que dejar de pensar tanto en las cosas y dejarme llevar, teníamos que vivir el momento y sabía que este era único y especialmente nuestro momento.

Noté como ella se descalzaba con los pies, como solía hacer, porque no paraba de moverse y su altura bajó un poquito, pero lo que no sabía es que al descalzarse, ella también se había metido en la bañera, y aun tenia parte de la ropa puesta.

-Malú, cielo, ¡te vas a empapar la ropa!

-¡A la mierda la ropa!- y continuo besándome.

La apoyé en la pared para así poder tener estabilidad y no correr el riesgo de caernos en cualquier momento y mis labios pasaron a su cuello, ese cuello tan apetecible y que tantas ganas me daban siempre de morderlo.

Oía a Malú suspirar, y eso lo único que hacía era excitarme más y más, mis manos pasaron a desabrochar su pantalón vaquero y bajarlo mientras me ayudaba al pasar mis labios besando su vientre.

Ya solo quedaba su ropa íntima, habíamos hecho ya lo más complicado y por mucho que quisiéramos esta noche iba a ser la nuestra, y no íbamos a parar.

Poco a poco nos fuimos deslizando por la pared hasta acabar las dos tumbadas por completo en la bañera, una encima de la otra.

Lo nuestro era un vaivén de deseo, de complicidad, un vaivén como el que estaban haciendo las pequeñas olas de esa bañera, un vaivén repleto de sentimientos mutuos y de infinidad de caricias.

Nuestro amor será infinitamente eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora