Capítulo 8

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Cuando Sebas vio a su padre fue corriendo hacia él y empezó a desatarlo, pero yo no podía permitir eso porque si dejaba que se fueran de allí no volvería a tener a Sebas nunca más así que fui corriendo a la cocina y tomé una sartén y rápidamente volví a la habitación y Sebas seguía desatando a su padre ya que los nudos que había hecho eran lo bastante fuertes como para que una persona se pasara un buen rato intentando desatarlos. Me acerqué muy sigilosamente por detrás de Sebas y le pegué en la cabeza con la sartén, él cayó inconsiente al suelo mientras que su padre, que Sebas le había quitado la mordaza empezó a gritar que dejara en paz a su hijo y que por favor no le hiciera nada, yo le volví a poner el pañuelo sin contestarle ni una palabra.

Tomé a Sebas y lo arrastré hasta mi habitación, entonces, lo até a una silla y después miré cómo tenía la herida que le había hecho yo mismo en la cabeza y vi que tenía un poquito de sangre así que fui por las medicinas y le curé un poco, también le puse una venda. Al acabar me lo quedé mirando y sonreí, estaba muy feliz ya que Sebas y yo estaríamos juntos para siempre, los dos en esta habitación.

Después de eso fui a ducharme y cené un poco, entonces me di cuenta de la hora que era, normalmente a esas horas le solía dar comida al padre de Sebas pero ese día no tenía ganas, por mí que pasara un poco de hambre, Sebas era más importante para mí, así que fui corriendo a la habitación y vi que Sebas se había despertado, el pobre apenas podía hablar de lo débil que estaba por culpa del golpe que le había dado pero con las pocas fuerzas que tenía me dijo:

Sebastián débil:

- ¡¿Por qué me haces esto?! ¡Pensé que me amabas!

Harry obsesionado:

- Sebas... ¿Cómo puedes preguntarme eso? Justamente hago esto por nosotros, porque te quiero... es para salvar nuestro amor. Mientras estés aquí nadie nos puede separar. ¡Estaremos juntos por el resto de nuestras vidas!

Sebastián asustado:

- ¿Por el resto de nuestras vidas?

Me contestó Sebas con asombro y con la voz temblorosa

Harry muy feliz:

- ¡Sí, Sebas, por el resto de nuestras vidas! Así es como debe ser, el amor verdadero no se puede separar nunca, ¿no lo sabías? Por cierto... debes de tener hambre así que voy a prepararte algo muy bueno.

Y salí de la habitación sin dejarle contestar, me sentía muy consternado ya que por una parte estaba feliz porque tenía a Sebas sólo para mí pero por otro lado no entendía porqué Sebas estaba tan molesto, no parecía tan feliz como yo esperaba que estuviera, pero bueno ya se acostumbraría, ¿y qué mejor que prepararle una buena cena para que esté feliz? Así que fui a la cocina y preparé una cena muy deliciosa, luego me dirigí hacía la habitación, le intentaba dar de comer pero Sebas no se dejaba, estaba muy débil y como si no fuera él, es como si estuviera en estado de shock, sin embargo aunque no quisiera comer pensé que debía tener fuerzas para recuperarse así que le abrí la boca como pude y le metí la comida y seguidamente se la cerré para que se la tragara.

Fui a la cocina otra vez y llené un vaso de agua ya que aparte de comer también debía hidratarse y dentro del vaso eché un somnífero para que pudiera dormir, luego fui a la habitación y se lo di, la verdad es que hizo efecto ya que Sebas se quedó dormido. Miré la hora y vi que era muy tarde así que me fui a dormir, habría querido dormir con Sebas pero debía dejarlo en la silla porque no podía correr el riesgo de desatarlo.

Al día siguiente me levanté pronto para poder darle el desayuno a Sebas, se lo di y otra vez pasó como el día anterior con la cena pero usé la misma técnica para que comiera. Era la hora de irme a clases y pensé en no ir ya que para qué necesitaba las clases si Sebas ya no estaba allí. Pero después cambié de opinión, podrían sospechar de mí si no iba a clases así que pensé que lo mejor era ir y fingir como que no pasaba nada, pero cuando ya estaba apunto de salir de casa me acordé del padre de Sebas, no le había dado ayer cena ni hoy desayuno y eso no era lo peor sino que también se me había olvidado darle agua

Harry en su mente:

- ¡Pero qué señor tan molesto!

Pensé yo y me dirigí a la habitación donde estaba él con un vaso de agua, estaba muy desmejorado, la verdad es que daba pena verlo en ese estado, entonces le quité la mordaza para darle el agua y empezó como siempre a hablar, suplicar, etc. No gritaba porque el pobre con lo seca que tenía la boca no podía. Yo me límite a abrirle la boca como había hecho con Sebas, luego le volví a poner la mordaza y cuando acabé me di cuenta de la hora que era y salí corriendo ya que si no llegaría tarde a clase.

Al llegar a clases todo fue normal hasta que un profesor preguntó:

Profesor:

- ¿Alguien ha visto a Sebastián? Su madre llamó.

Todos obviamente respondieron que no. Al salir de clases me encontré justo en la puerta a la madre de Sebas que me dijo que quería hablar conmigo. Fuimos a una cafetería que estaba cerca del instituto y me dijo:

Madre de Sebastián preocupada:

- Sebas no ha vuelto a casa desde ayer... la última vez que lo vi me dijo que se iba para tu casa y por eso quería preguntarte si sabías algo.

Harry confundido:

- Pues no sé señora, Sebas sí vino a mi casa pero se fue a las 7:00 p. m. y de allí ya no supe nada más. De hecho le envié un mensaje preguntándole si había llegado bien pero no me contestó.

La madre de Sebas se echa a llorar y dice:

Madre de Sebastián destrozada:

- No entiendo nada... primero mi esposo y ahora mi hijo, ¿por qué me está pasando esto a mí, qué he hecho yo en esta vida para merecer esto?

Dijo la mujer empapada en lágrimas

Harry apenado:

- Señora... Sebas hace tiempo que me decía que no estaba bien en casa y que un día se escaparía pero no se lo había dicho para no hacerla sufrir...

Le dije eso para que la mujer pensara que Sebas se había ido de casa y así no pensara que le había pasado algo y que no sospechara de mí. Hablamos un rato más y me dijo que si sabía algo de él le avisara y yo le dije que sin duda lo haría y nos despedimos.

Cuando estaba ya volviendo a casa empecé a pensar en matar al padre de Sebas, la verdad es que empezaba a ser un estorbo y me quitaba tiempo que podía aprovechar en ocuparme de Sebas. Iba yo absorto en estos pensamientos cuando por fin llegué a casa fui corriendo a la habitación donde tenía a Sebas y todo seguía igual, él estaba allí atado a la silla entonces me acerqué y le dije:

Harry coqueto:

- ¡Hola, Sebas!

Y seguidamente le di un beso. Luego me fui a bañar y al terminar, mientras estaba vistiéndome pensé que ese era el momento de matar al padre de Sebas, entonces fui hacia la cocina y tome mi cuchillo, me dirigí hacia la habitación donde lo tenía, entré y la sorpresa fue máxima, allí no había nadie, aún estaba en shock cuando sentí una mano que me tomaba el cuchillo, rápidamente me giré y era Sebas que me acabó de arrebatar el cuchillo y con su otra mano me pegó una bofetada, yo me le quedé mirando sorprendido y le pregunté:

Harry confundido:

- ¿Po-por qué haces esto...?

Sebastián furioso:

- ¡No puedo creer como alguien a quien amaba como a nadie el mundo me ha hecho esto! No le diré nada a la policía por el gran amor que te he tenido pero que te quede claro que no quiero volver a verte en la vida, así que ya puedes ir pensando en cambiarte de instituto.

Tras decir eso ayudó a levantar a su padre que estaba escondido debajo de la cama y lo ayudó a caminar ya que estaba muy cansado por la deshidratación. Cuando ya estaban saliendo por la puerta, empapado en lágrimas grité:

Harry con el corazón roto:

- ¡Sebas, no me dejes!

Y él con mucha rabia en los ojos me contestó:

Sebastián furioso:

- ¡ERES UN MALDITO! ¡¡¡VETE AL CARAJO!!!

Esas palabras retumbaron en mis oídos una y otra vez y caí al suelo llorando y con el corazón roto por haber perdido el amor de mi vida.

Una Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora