VIII. YO ME ALEJÉ

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Estaba saliendo de la escuela, noté como todo el cielo se había nublado, Dhalia caminaba junto a mí y junto a ella venía Sven, hablaban de un supuesto trabajo para Química. A lo lejos pude oír una carcajada estridente que venía intencionalmente de Lex, la rubia barata que intentaba ponerme celosa abrazando a Aren mientras me miraba con desden. Abrah enseguida se apresuró a caminar hasta mí, mientras intentaba llegar lo más rapido posible a la moto.
-Kaira-exclamó detrás de mí.
Dhalia paró y me miró sonriendo con burla.
-Nos vemos en la noche querida-sudurro siguiendo su camindo hasta el auto.
-En serio...vuelve-murmuró él agachando su cabeza.
-Lex viene hacia aca con cara de que te dejará sin herederos-reí cruzandome de brazos.
-¿Qué haces amorcito?-preguntó agarrandolo por el brazo.
-Nada, quería pedirle unos apuntes a Kaira.
-Y yo te dije que no los tengo, además debo irme-sonreí de lado.
-Espera-insistió.
-¿Que sucede ahora?-achiné la mirada.
-¿Puedo pasar por tu casa más tarde a buscarlos?
-Salgo de trabajar a las tres, si me quieres esperar hasta esa hora, esta bien.
-Yo te acompaño-dijo Lex molesta.
-No hace falta.
-¿Como sé yo que no vas para otra cosa?-elevó una ceja.
-Aren me engaño contigo-rei apartando un mechon de mi cabello- ten un poco de amor propio y créele que no volverá conmigo. Ahora si no me molestan más pequeños tórtolos... me voy a trabajar-sonreí.
-Adios reina-murmuró Aren.
-Adios Abrah.
Llegué al bar, caminé hasta el depósito, me cambié y volví junto a Aneka y su celular.
-¿Qué tal tu día?-preguntó sin mirarme.
-Lo mismo de siempre-suspiré.
-Estas trabajando mucho... ¿andas corta de dinero?-sonrió de lado mirandome por gin.
-Tengo que viajar a mi país natal-me apoyé en la barra.
-¿No era que no tenías familia?
-Es el aniversario de la muerte de mi madre-ladee la cabeza- tengo que visitarla. Se lo prometí.
-Entiendo... Super deprimente-negó.
-Ya llegó por quien lloraban chiquitas-exclamó Daemon entrando triunfal-¿Qué son esas caras de velorios?-carcajeó palmeando la barra.
-Hablabamos de la madre muerta de Kaira-susurró Aneka acercandose levemente.
-Carajo, que deprimente-murmuró nervioso.
-Cierren la boca insensibles-los miré- que buen tacto que tienes Ane.
-Perdon cariño, no puedo evitarlo-sonrió.
-Daemon, deja de hacerte el sexy y vé a atender alguna mesa idiota-dije molesta.
-Enseguida jefecita-sonrió.
-Ese chico te gusta-rió Aneka elevando las cejas aparatosamente.
-Daemon es solo un idiota con el que voy a la universidad-bufé.
-¿Has notado como te mira?
-¿Como se supone que me mira?
-Eh.... Kaira-dijo él acercandose- Te buscan por la mesa diez.
-Ya vuelvo-rodé los ojos.
Caminé hasta la mesa diez, tomando la libreta, arrastrando mis pies, como si fuese una niña pequeña encaprichada, llegué y solté un suspiro mirando al cliente. Éste elevó su mirada hacia mi y se detuvo dejandome analizar como sus ojos estaban perdidos por completo, recubierto por una cabellera pelirroja desordenada, porque sí, Aren era quien me buscaba.

-Pensé que irías a mi casa despues de mi trabajo-rodé los ojos.

-Vine a buscar unos tragos-frunció su ceño- ¿Por qué eres tan odiosa?

-Daemon dijo que me buscabas-elevé una ceja.

-Daemon...-negó cabizbajo- Tsk, es un idiota.

-Ya lo sé-sonreí- Ahora ¿qué vas a pedir?

-Un whiskey y vodka para tí.

-Buen intento-me fui-Un vaso de whiskey para la estrella del drama pelirrojo de la mesa diez-le dije a Aneka soltando la libreta sobre el mostrador.

-Me encantas-rió ella empujandome levemente.

Luego de una atareada noche de idas y venidas entre los borrachos típicos del bar, Aren mientras tanto se había bebido casi una botella entera de whiskey solo y desde mi lugar lo veía en un estado muy grave.

-Oye Kaira, tu noviecito está peor que nunca y se tiene que ir-señaló Daemon acercandose a mi.

-Joder, adivino-rodé los ojos- yo tengo que sacarlo del bar.

-¡Acertaste!-exclamó Aneka chocando cinco con Daemon.

-Los dos son unos idiotas-estiré mi mano hacia él.

-¿Qué quieres?-elevó una ceja.

-Tus llaves, gracioso. No puedo llevarlo hasta su casa en mi moto-chasquee mis dedos.

-Te espero a la hora de la salida, no te demores tanto porque me moriré de hipotermia-dijo cruzandose de brazos.

-Eres un amor-sonrei besando su mejilla.

Con su ayuda subimos al borracho Aren al auto y maneje velozmente a su casa, o hasta donde recordaba que quedaba. Lo cargué sobre mis hombros y a rastras lo llevé hasta la puerta, toqué el timbre y al rato abrió la puerta una señora mayor, de ojos miel y cabello totalmente platinado.

-¡Oh! Aren-exclamó abriendo más la puerta.

-Yo no necesito tu ayuda-murmuró atropellando sus palabras.

-Dejelo en el sofá por favor señorita, le prepararé café, dormirá ahí esta noche-negó cerrando la puerta.

-Kaira... Perdon por haberte engañado con Lex-murmuró tomando mi mano.

-¿No era que fue una trampa?-elevé una ceja.

-No, no. Yo te mentí para no perderte-suspiró- La verdad es que... Yo si la bese por que quise.

-De acuerdo-reí enderezandome girando hacia la entrada.

-¿Ya te vas linda?-dijo la señora apareciendo por la puerta.

-Si debo ir a mi casa, ya es tarde.

-¿Cual es tu nombre?-se asomó a la puerta.

-Kaira, Kaira Aune-sonreí buscando las llaves en mis bolsillos.

-Aren me ha hablado mucho de tí... Está muy triste-agacho su cabeza.

¿Acaso yo tengo remordimiento?

-¿Por qué no vuelves con él?

-Lo estoy protegiendo...

-¿De qué?-frunció el ceño.

-De mí-sonreí entrando al auto.

Al llegar al bar le di el auto a Daemon quien me esperaba ansioso, porque habíamos salido hace treinta minutos, me subí a mi moto y volví al departamento.

-Pasó algo grave- dijo Dhalia muy seria en cuanto entre.

-¿Qué?- dije preocupada.

-Me acaban de llamar del hospital, Daemon tuvo un accidente y revisaron su árbol genealógico, no tiene familia pero llamaron en busca de su esposa...Tú.

UDØDE.            [Impuros]《COMPLETA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora