V. CARIÑO

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Estaba incómoda, inquieta, molesta. Miraba el techo y la pared, daba vueltas constantemente en busca de dormirme al fin. Estiraba mis piernas, mis brazos, sintiendo ese pequeño momento de satisfaccion para que despues se fuera, y con el tiempo ya no sucedía nada, estiraba una y otra vez mis piernas, las cambiaba de lugar, pero sólo me molestaban, con el tiempo sólo sentía incomodidad hacia mi piel, hacia el roce de las frasadas contra mis piernas, odiaba el constante bostezo que me martirizaba, las pequeñas lagrimitas cayendo por mi ojo y nuevamente estaban ahí mis molestas piernas. Esa sensacion tan desagradable que volvía y volvìa, hasta que ya deja de estar; y sólo se dedica a ser una emocion ignota.

De un momento a otro ya no se oculta nada, de un momento a otro sólo seguimos con la incomodidad y deseo de dormir, pero no cesa ni una ni otra sensación. Bastaba mirarme, acercarse, y sentir como mi miedo hacía erupcion por mis ojos, pero de alguna fotma no quería que cesara esa emocion, ese sentir tan profundo y ambiguo de querer y no querer.
¿Acaso no es adorable estar totalmente solo?
Miré por la ventana el cielo aclararse lentamente a causa de la aparicion del sol, en instantes debería ir a encerrarme en la Universidad con Dhalia.
Deje mi celular sobre la mesada de la cocina y camine directamente a poner agua para prepararme un te, necesitaba algo caliente, relajarme, necesitaba dejar de maquinar una y otra vez ideas estupidas en mi cabeza.

Aren morirá si no se aleja de ti.

Debía tener cuidado con todos, no podría cargar con la culpa, con la agonía de verlos morir.

Quedé con Daemon de que él me conseguiría algo para evitar mis visiones mortíferas de cualquier persona.

Me había quedado allí varios minutos, ni siquiera cuenta tenia del tiempo que había pasado, solo que ya comenzaba a amanecer.

Como de costumbre me peine el cabello, me maquille y me senté en el sofá a ver algo de televisión en lo que se levantaba Dhalia.

A los cinco minutos llego ella con el cabello todo alborotado, su chaqueta torcida y una zapatilla en una mano. Me reí levemente al verla tan asustada y ella me lanzo una mirada de odio con la que preferí quedarme callada.

-¿Por qué estas así?

-Porque oí que mi amiga se movía en la casa, por lo cual supuse que era porque se nos había hecho tarde a clases y cuando miro el reloj, alarmada, resulta que solo eran las seis treinta- exclamo furiosa.

-Tranquila Princesa- rei .

-¿Princesa?- achino sus ojos.

-Claro, eres como una Barbie pero estas hecha mierda- sonreí de lado, volviendo la mirada al televisor frente a mí.

-Vete a la mierda- rio- Bueno, ahora si iré a arreglarme bien y en treinta vuelvo- dijo dando media vuelta para volver a la habitación.

Ibamos de camino a la universidad, Dhalia pensaba en sus cosas y yo supongo que me dedicaba a analizar la posibilidad de que Daemon encontrara algo para ayudarme y lo imposible que sonaba.

-Ya estoy lista- sonrióla pelirroja apareciendo.

-Perfecto. Ve a buscar los bolsos que hago un poco de café para tí aquí- sonreí nerviosamente.

-Si, ya vuelvo.

Solté un suspiro de alivio.

Hice el café, serví en dos tazas grandes, una blanca con líneas horizontales de colores pastel y una negra con un dibujo de una tacita en blanco. Camine hasta los sillones, Dhalia estaba sentada allí viendo caricaturas, me senté el sofá de junto al de ella y le sonreí entregándole la taza.

-¿Crees que deberíamos irnos en camino ya?- pregunto sin quitar la vista del televisor.

-No sé. ¿A qué hora entramos?- pregunte indiferente.

-A las siete treinta- contesto distraída.

-Am... ¿Dhalia?- dije mirando mi celular. Ella volteo a verme despreocupadamente- Son las ocho y cuarto- dije torciendo la boca.

-¿Qué?- exclamo levantándose de un salto- ¡Mierda, se nos hizo tarde!- dijo corriendo a tomar su mochila que estaba tirada en el rincón.

Literalmente llegamos volando hasta los estacionamientos y sacamos su auto, la universidad fue de lo más corriente del mundo, nada fuera de lo normal. A la salida mi amiga me llevó hasta mi trabajo, hoy tocaba el turno noche y mis ganas de irme a la mierda aumentaron con cada hora, más estando cerca de Daemon.
La hora esperada al fin llegó y yo me encontraba cerrando.
-¿Quieres que te acompañe muñeca?-rió Aneka detrás de mí.
-Tienes que ir a visitar a tu madre, vete yo cierro-sonreí limpiando la barra.
-¿Segura? Bueno, de todas formas sigue el nuevo atrás limpiando el depósito-me guiño un ojo tomando su chaqueta.
-Adios Aneka-reí volviendo a mojar el trapo.
-Adios Princesa...
Una llamada entró en mi telfono, miré la entrada y atendí caminando a cerrar la puerta.
-Abrah-dije contestando.
-Hola hermosa ¿dónde estás?
-Saliendo de trabajar y tú?
-Estoy llegando a tu trabajo, de hecho te estoy viendo a traves de la ventana-rió.
-¿Es esto acoso acaso?-pregunté abriendo la puerta.
-No venía a buscarte para llevarte a tu casa-sonrió colgando.
-Estás enfermo-reí abriendo la puerta.
-Ay cariño, si supieras lo que haría para que me quieras-suspiró mirandome fijamente.
-Aren definitivamente estas enfermo.
-Solo vine a buscarte. No tiene nada de malo Kaira-se encogió de hombros.
-Está bien. Espera que guardo el dinero de la caja y nos vamos-señale a mis espaldas.
-De acuerdo.
-¿Qué tal tus clases?-pregunté nerviosa sacando algun tema de conversacion.
-¿Estas nerviosa querida? -dijo detrás dr mi intentando hacer voz seductora.
-Por favor. No me hagas reir-carcajee empujandolo.
-¡Kaira ya terminé de limpiar el desastre que hiciste allá atrás!-dijo Daemon apareciendo del depósito.
-¿Qué carajos hace éste tipo aca?-dijo Aren algo molesto parandose frente a mi.
-Daemon trabaja aquí-suspiré cansada.
-¿Acosas a mi novia?
-¿Que mierdas te pasa?-dijo Daemon molesto.
-No puede ser. Callense-me interpuse entre ambos.
-Kaira controla a tu "noviecito"
-¿Como dijiste?
-Aren ya basta. Vete a casa...
-Pero si vine a buscarte-me miró confundido.
-Yo la llevaré a casa.
-Tengo mi moto, puedo irme sola-dije molesta- Ahora vayanse ambos.
-Adios-dijo Aren dando media vuelta y marchandose.
-¿No te quedó claro lo que te dije? Freya estás jugando con su vida-dijo Daemon tomandome por los hombros.
-Hago lo que puedo. Deja de decirme así cazador-lo empujé- Yo haré lo que quiera.
-Ten cuidado con él...
......《NOTA DE LA AUTORA》......

Intento hacerlos cortos... lo juro!

UDØDE.            [Impuros]《COMPLETA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora