XXV. RAGNARÖK

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Todo era una oda tétrica a la destruccion, Alexandre y Daemonium peleaban complementandose tan bien. Yo luchaba contra una rakshisa muy habilidosa, trepaba y se camuflaba entre los árboles.
Durga se había encargado de matar a la chica que había atacado a Dhalia o Shadia, no sé, debe ser muy complicado pelear en una guerra contra tu propia hija, pero la pelirroja sabía que las convicciones de su padre eran muy erroneas, aliarse con Hela era la mayor equivocación.
De un momento a otro la bestia me había derribado al suelo y mantenía su pata sobre mi cuello presionandolo levemente mientras se reía, movi un poco mi pierna para llegar hasta mi bota y saqué la daga nuevamente cortando el tendón detrás de su talon. Ella se tiró al suelo y rodó gritando, descociendo su garganta. Me agaché a su lado y sonreí de lado, limpié la hoja de plata en su bufanda amarilla de seda con satisfacción.
-Es una lástima-negué levemente.
La elevé un poco dejandola observar como en cinco segundos se le acabarìa todo para ella, que quería que le rogara a cualquier dios que tuviese antes de su muerte, la bajé con fuerza sobre su ojo izquierdo, una y dos veces. Me paré sacando su bufanda y luego de limpiar nuevamente mi daga la tiré y guardé mi daga.
A lo lejos pude ver a Dhalia acorralada entre dos sujetos del clan de la Rosa, corrí sin pensarlo dos veces y patee la espalda de uno de ellos tirandolo al suelo, me giré con rapidez y desenvainé mi espada sagrada, peleamos codo a codo, era bastante bueno, me estaba ganando y en un segundo me la tiró al suelo.
Daemonium apareció en el momento más oportuno, le torció el brazo que sostenía su espada, soltó su propia espada y le quebró el cuello.
-Siempre te estoy salvando el culo-sonrió ayudandome a levantarme y besandome cortamente los labios-Cuidalo que después lo voy a necesitar.
-Cierra la boca y ve con Cori-lo empujé agachandome a tomar de nuevo mi espada.
-¿Celos?-enarcó una ceja.
-Durga-abrí mis ojos señalando su espalda.
-He anhelado éste momento durante siglos guardian- dijo con voz profunda.
Se pusieron a pelear espada a cuerpo, estaba de lo más reñida la pelea y cuando el Rakshasa tumbó el cuerpo de Daemonium cerré los ojos. Empecé a tener miedo.
Miedo...
La nieve comenzaba a caer del cielo cubriendo nuestros cuerpos, nadie parecía notarlo, era sólo yo, todo estaba estático y de repente centré la vista en Aren a unos metros de mí. Seguía peleando, con un miembo de la orden, eligió el lado equivocado.
Entonces sucedió, su espada lo atravesó por el estómago, yo lo vi todo como si el tiempo estuviese detenido, él me miró a los ojos fijamente, su sangre caía sin discriminación sobre toda la nieve. Color carmín.
Carmesí de la muerte. Por mí... otra vez.
La risa de Hela resonó por toda mi cabeza, giré sobre mis talones y la ví detrás de mi.
-Toda esta ilusión la has orquestado tú, perra-dije apretando mis dientes molesta.
-Deja de llorar valquiria-rió de lado yo no me habìa dado cuenta que estaba llorando- la nieve y el bosque negro son ilusión, pero él no.
-Aren no tenía nada que ver-me sequé mi cara.
-¿Y Daemonium si?-estiró sus manos a mi izquierda.
Durga le estaba hundiendo las garras en su pecho.
-Tú lo sabías Freya-sonrió aun más- ellos dos iban a morir por tí. Puedes llevarlos al Valhala, pero solo a uno.
Era matar a Hela o salvarlos...
La misión de una valquiria era velar por la eternidad de un guerrero, pero también por el resto del mundo. Tengo que cumplir el rol que me dio Odin.
-Vete a la mierda-murmuré elevando mi espada hacia ella.

UDØDE.            [Impuros]《COMPLETA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora