Se sentía extraña. Extraña e impotente.
Después de todo las cosas no habían salido como todos lo habían esperado, si hubiese sido más rápida probablemente todo habría sido distinto, pero era imposible saberlo, tal vez nadie hubiese podido hacer nada. ¿Qué más daba? No era el momento para pensar en cómo se habrían dado las circunstancias, o en lo que podría haber sucedido, lo sabía, él estaba allí, guardando toda su tristeza en el pecho, aferrándose a esta como si al dejarla fluir fuera a arrancarle todo lo que llevaba dentro. Era posible que quisiera reprimirlo por temor a que se lo considerara débil, al menos mientras estuviera en aquel sitio.
El cielo estaba gris, parecía que fuera a llover. Se preguntó si acaso era requisito o necesidad el mal clima para dar sepultura a los seres queridos, o si tal vez el firmamento se percatara de que allí abajo las cosas estaban tristes y quería ambientar un poco. Se sintió ridícula al darse cuenta de que pensar en todas esas tonterías solo la apartaba momentáneamente de lo que también sentía.
Entendía a la perfección, también se había sentido muy triste desde el fallecimiento del monje Tsukimine. Tampoco era como si los entierros fueran alegres, la cantidad de dolor en el aire era casi tangible y los cuerpos a su alrededor parecían absorberlo, o ser absorbidos, en verdad no estaba segura. La distancia entre ambos también parecía haberse fortalecido, no conseguía llegar al corazón de Shaoran, tan solo podía verlo apartarse para cuidar de sus heridas un poco, incluso aunque en ese momento lo tuviera a su lado. Miraba fijamente el ataúd que sería sepultado bajo tierra.
— ¿Sabes...?— oyó, sorprendida lo miró, no escuchaba su voz desde hacía dos días. —No me parece nada justo— quiso contestar algo pero se percató de que no hacía falta. —Ella aún era muy joven... no pude hacer nada para salvarla...
—Lo era— vio que apretaba la mandíbula y sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas. No sabía qué hacer o qué decir, él y Lei habían sido amigos, casi se casan de hecho, no había forma de que no le tuviera aprecio.
Más apartada de donde estaban, la familia de la joven fallecida lloraba sin querer dejar ir el ataúd donde probablemente solo sus ropas yacían, en vista que del cuerpo de ella no había quedado nada, al ser en Japón el lugar de su muerte decidieron llevar a cabo la ceremonia en ese sitio. Allí también se encontraba el señor Jin Qiu, rodeado por el resto de los ministros del clan Li, miembros del consejo también habían asistido. Tal vez fuera por eso que su novio no quería perder la compostura. "Oh Shaoran... quisiera poder confortarte" pensaba con angustia.
— ¡Tú! ¡Monstruo!— oyeron que alguien gritaba. Era una mujer de largo cabello castaño y ojos enrojecidos por el llanto, un hombre intentaba retenerla para que no se abalanzara sobre Ryu, a quien apuntaba con un dedo. — ¡Asesino! ¡Mi hija...!— Shaoran fue con él y se colocó entre ambos, mirando a la mujer con seriedad. El guardaespaldas quiso intervenir pero no se lo permitió. —Señor Li, no puede dejar este crimen sin castigo...
—Siento mucho su pérdida señora pero Ryu ha cumplido con su deber, si quiere puede culparme a mí por lo sucedido...— Sakura se colocó a su lado y tomó su mano, para sorpresa del joven castaño, quien la miró.
— ¡Tú también! ¿¡Qué haces aquí!?— su esposo la retenía con dificultad y Jin Qiu intentaba calmar a su hija con suavidad. — ¡Mujerzuela! ¿¡Cómo te atreves a usurpar el lugar que le correspondía por derecho!?
— ¡Basta!— gritó Shaoran, todo quedó en silencio. —No permitiré que le falte el respeto a mi prometida, Lei atentó contra nuestras vidas, para liberarla tuvimos que romper la maldición que le habían colocado...— respiró profundo, no era momento ni lugar para esa conversación. —Encontraré al culpable y lo detendré, lo juro por mi vida.
Más tarde, cuando ya habían vuelto a la residencia Li los ánimos no habían mejorado ni un poco. Ryu había agradecido a su jefe y amigo por defenderlo pero no le gustaba mucho que se metiera en problemas con los ancianos del consejo por ayudarlo, después de todo lo había puesto por encima de una mujer perteneciente al clan. Era probable que a muchos no le gustara ni un poco.
Sakura prefirió dejarlo a solas con Mei Ling y seguir a su novio hasta el estudio, al que seguro iría para continuar trabajando en lugar de descansar. Entendía que buscara refugiarse pero lo notaba agotado y estresado, tenía que dormir al menos un poco. Lo vio dejarse caer como un peso muerto sobre el sillón junto al escritorio e inclinarse hacia adelante masajeándose las sienes. No pudo continuar viéndolo, se arrodilló frente a él y lo abrazó, deseando que volviera a estar como antes, con los ojos llenos de lágrimas lo miró y descubrió que la contemplaba de la misma manera.
—Oh Shaoran— sintió que la estrechaba contra su cuerpo, con reverencia y rendición. —No te cierres a mí...
—Es duro...
—Lo sé, oh lo siento tanto, quisiera poder hacer algo al respecto...— buscó su mirada ambarina. — ¿No es posible... recuperarla? Tal vez... ahora que tengo mis poderes espirituales al máximo yo...
—No— la interrumpió. —Sé que tienes el poder Sakura pero no es posible, nada, ni siquiera la magia más poderosa del planeta, puede traer a los muertos de vuelta a la vida... lo único que conseguirías sería consumirte y morir tú también...— la apretó un poco más contra sí. —No quiero ni pensar en lo que sentiría si a ti te pasara algo malo...
—Estaré bien, nada me separará de ti Shaoran, eso puedo jurarlo.
— ¿Ni siquiera... tu trabajo?
Silencio. Así que era eso lo que lo había molestado en los últimos dos días. Sonrió con calma y angustia y lo abrazó con fuerza, quizá así pudiera transmitirle un poco de esta.
—No, ni siquiera, cree en mí, verás que puedo con ello...
—He sido desconsiderado— le acarició la mejilla. —No te pregunté cómo estabas tú por lo de su excelencia Tsukimine.
—Bueno... fue difícil, mucho en verdad, pero sé que estaba débil por la edad, de todas maneras me iba a otorgar la deificación.
—Quiero apoyarte en todo, si te quedas a mi lado tengo la fuerza para creer tal y como tú lo haces, tendré fe en que nuestro futuro será perfecto pero te necesito a mi lado ¿Sí?— se miraron, Sakura apoyó la frente en la de él con una sonrisa, aliviada de verlo regresar a ella.
—Para siempre Shaoran... tal y como lo he prometido.
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Is Our Beginning
FanficSecuela de Is Our Destiny. Tiempo después de la batalla sucedida la paz retorna a la ciudad de Tomoeda, sin embargo esto no es duradero, las presiones del concejo de ancianos y los nuevos enemigos amenazan la afianzada relación de Sakura y Shaoran...