DOS

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CON-CHA-TU-MA-RE.

Acabo de encontrar el padre de mis cabro chicos.

— Emm.. creo que si, deja cachar.— revisó sus bolsillos y sacó una cajetilla de cigarros.— Si me quedan, toma.— me entregó un pucho.

— Gracias.— sonreí cómo tonta culiá.

¿le pido él wasáp? ¡Ay! No sé, después va a pensar que soy pelá. Como si no lo fueraí po Daniela culiá.
No hueón, mejor no le pido ningúna hueá.

Me fuí donde estaban mis compas y me puse a chupar como si fuera el último día. Papá, sorry. Eran como las cinco de la mañana y no me podía ni la raja ¿como chucha voy a llegar a mi casa en este estado?. Todavía no me quería ir a mi casa, estaba más motivada que la conchatumare.

— Oe, fea culiadaaaa...— el Fabi llegó igual o peor que yo ¿desde cuando este huéon dice culiada y no culiá?

— Seré fea, pero no culiá.— ¡AAAAAH!
El Fabi culiao se cagó de la risa y se le salió un peo.

— Puta el culiao cerdo.— me tapé la nariz y me aleje de él chancho conchatumare.

— Me pasé po.

— Ya hueón, dime que hueá querí.— le dije con voz de curá.

— Puta es que te ví y noté como que te queríai virar de acá po.— él sangáno culiao tierno.— Y nica te dejo ir
sola.

— Tí amu.— lo abracé

Pasó su brazo por mi hombro y nos encaminamos a la salida. Él hueón se puso a ponerme el pié para caerme y le dije que dejara de hacer esa hueá,  porque estaba muy cura y me iba a sacar la conchatumare ¿y adivinen que hueá pasó?
Me caí de hocico al piso y todos los hueónes se cagaron de la risa. ¡GRANDE DANI!.

— Te dije hueón.— le dije con la voz de Paty Maldonado y el tonto culiao me levanto del piso.— Ya hueóna para de imitar a esa vieja culiá y vamonos pa la casa.

Me pasó nuevamente su brazo por mis hombros y nos fuímos cantando hasta nuestras casas.

"Estamos curaos, del año pasao'.
Comiendo pollito, nos pica el hoyito."

Y de pasá jugamos al rin-rin-raja.

No sé como mierda abrí la hueá de puerta, pero la abrí. Apenas llegué a mi cama me lancé y quede zeta. Al otro día mi mamá me fue a hueár, estaba con el sendo hachazo. Siempre hace la misma hueá la vieja reconchatumare pesá.

—Ya cabra culiá, no te gustó carretiar anoche.— abrió las cortinas de mi pieza y me tapé la cara como si fuera vampiro.— Levanta la raja y vamos a hacer el almuerzo.

— Pégate el show.— le dije terrible pica a chora. Me carga que haga esa hueá.

—¿Como que pegate el show?.— me preguntó con voz de ¿qué wá?.— cabra culiá sin respeto.— me pegó el sendo guate. Se fué y cerró la puerta más fuerte que la chucha. La hueóna loca.

Faltaba una semana para entrar al colegio, era mi último semestre en esa cárcel culiá. Al fin. La semana pasó más rápida que la maraca del curso.
Me levanté con la media paja y me fuí al fomegio. Cuando llegué a la sala me senté junto a mis maracas preferidas.

— Weeenaa, maracas. Tanto tiempo.— dije y todas se cagaron de la risa.

— Puta qué te echába de menos hueóna.— me dijo la Cami buena pa la tula.

— Oye, ahueoná. Llegó el medio mino al cuarto c.— me dijo la Picol con pura cara de caliente.

— Relaja la zorra, hueona.— me cagué de la risa.

Cuando tocaron para recreo, fuímos al kiosko a comprar hueás para comer. Cuándo llegamos esperé a que mis amigas compraran y yo las esperé. Puta la hueona pobre, me dije. Estaba mirando mi celu, cuando un perro culiáo choca conmigo haciendome caer de poto. ¿Que hueá? ¿Él piso me ama?. Levanté la vista y ví lo más hermoso de la laif.

—¡¿Tú?!

—¡¿Vo?!.— gritamos al unísono.

Pachamama te amo hueón.

¿Tení cigarro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora