¿Tení cigarro?

VEINTICINCO

Hay gente hueona, realmente muy hueona. Pero definitivamente el gil del Nico, se ganó el puesto número uno en el.

—¿Estay bien hueona?.— me sobó la espalda la Cami.

Me quedé pegá en un punto fijo, no el mejor de todos, pero no me quejaba de eso.

—Cerda culiá. —me pegó sendo guate la maricona. —Deja de mirarle el paquete al Pancho.

—Es qué tiene el cierre culiao abajo po. —me hice la hueona.

La perra sólo rodó los ojos y salimos a recreo. Quedaba terrible poco para salir del colegio, habían muchos con la senda pera porque estaban repitiendo.

—Hueón, tengo tres rojos.—se nos acercó la Picol.

—Que nadie te diga que no podi pasar de curso en dos semanas.— dije refiriéndome a las dos semanas culias que nos quedaban.

—Si, ahora me voy a poner las pilas. Ahora si que si.—dijo seria.

Me cagué de la risa, la culiá que se pone las pilas a dos semanas de terminar las clases po. Tocaron para entrar a clases nuevamente, así que comenzamos a subir las escaleras culias con toda la paja del mundo.

— Odio la vida por la perra.—dramatice por estar subiendo las escaleras.

En un momento veo al Nacho comiéndose a la Andrea en un lugar del colegio súper piola, me quedé pegá viendo al conchatumare. Cuando iba a pisar otro escalón me resbalo y me saco la conchatumare arriba de no sé quién.

— POR LA RECHUCHA, DENUEVO.— le grité a la pachamama.

Cuando me iba a levantar me agarré de lo primero que encontré. Pero me dí cuenta que le estaba agarrando la tula al hueón con el que me caí.

— Ay, mis coquitos. —dijo sufrido el hueón.

— Le poní color, si ni tenís. No te sentí nada.— me dí una vuelta de diva y seguí con mi camino.

Sigue tú camino qué sin ti me va mejor...

Aguante bos bony.

— ¿Tu creí qué la maraca de la Javiera esté preñá?.—  me preguntó la Cami.

— No sé hueón, de esa maraca reculiá me puedo esperar cualquier hueá. —me chorié.

— ¿No hay pensao en cachar si la hueá es verdá o mentira? Igual yo te puedo ayudar, esa culiá quiso cuentiarse a mi hermano.— miró hacía el Nico.

— No, no quiero hacer nada. El Nico ha sido muy ahueonao, tiene que darse cuenta de las hueás que hace el solito.— respondí.

Después de eso me la pasé huebiando con las cabras y hablando del tamaño de las pichulas.

— Mejor chico y juguetón, que grande y porfíao. — suspiró la Cami.

— Parece que el Fabi la tiene chica.— se burló la Pollo.

— Pero la sabe ocupar.— puso cara de enamorá.

La perdimos, hueón.

Iba de camino a mi casa, tenía puras ganas de cagar. Así que apreté la raja, no quería correr porque me podía salir el mojón.

— ¡DANIIIII!.— me gritó el Nacho.

¿tiene qué ser justo ahora qué estoy qué me cago?.

— ¿Qué hueá querí ahora?.— apreté más el chico.

— Te quería invitar al mall, no sé po, a comer algo.— me sonrió coquetamente el perquín culiao. — O a comernos.— subió las cejas.

— Mira culiao, estoy que me cago. Deja que vaya a mi casa a echár el cagón y nos juntamos.— no lo dejé hablar porque me fuí rajá a mi casa.

Obvio que no iba a no aceptar una invitación a comer, la comida es sagrada. Después de cagar como una hora, le hablé por wasáp y nos juntamos en el mall.

— Dani, yo te amo de verdá. Me tenís entero de loco. — me tomó las manos.

Saca tus pezuñas lacra culiá.

— ¿Y vo creí qué yo soy hueona?.— me reí. — Ya caché tu juego hace caleta Nacho, te encanta hacerte el cursi pasao caca. No te compro nada culiao, valí caca como actor.— me tenía chata.

— Créeme, erís la única a quien amo. —me quiso chantar un beso, pero le corrí la cara.

Si, claro. Dos veces.

— Ya no me gustai, no sé me paran los pezones como antes. Me dí cuenta lo maldito conchatumare que erí, y no quiero nada con vo. Que te vaya bien ahueonao. — me paré de la mesa culiá.

No sin antes agarrar la caja de pizza y la hamburguesa que me había comprado.

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Nota de autor:

Bueno chiquill@s se acerca el final, chan chan chan...

Pronto voy a subir una historia nueva a mi cuenta, así qué antentos. Va a ser igual de pasá a caca qué ésta.

Los lovea con todo su zón ChicaOMGat