DIECISIETE

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—Cabra culiá.—la Cami no paraba de reírse con el video del Nacho.—Mira su pichulita.—apuntó a la tula del Nacho y se secó una lagrima.—Hasta mi hermano chico tiene la pichula más grande.

—Erí mala hueona.—traté de ocultar mi rísa.—Aunque tení razón.—ahora era yo la hueona que estaba cagá de la rísa.

Pasamos toda la clase reproduciendo el video y cagandonos de la rísa con cada hueá que veíamos. Incluso el profe culiao nos echó de la sala porque no parabamos de reírnos.

—¿Qué pensaí hacer con ésta hueá,  Dani?—dijo la hueona refiriendose al video.

—Todavía estoy pensando que chucha hacer, pero me da un poquito de pena.—me sentí como el pico.

Me pegó sendo guate.—Vo soy entera hueona.—suspiró.—A veces me dan ganas de sacarte la conchatumare, por lo sacowea que erís.

Me encanta su cariño.
Maraca conchatumare.

Ya ya ya, sorry.—levanté los brazos.

—Baja el ála, estaí pasá a sobaco.—se burló.

—Y vo cierra las piernas, estaí pasá a choro.—la huebié de vuelta.—Uf...—me tapé la nariz.

—Sapa conchatumare.—se tiró encíma de mí y comenzamos a hacer como que nos agarrabamos a combos.

Tocaron para recreo y nos fuímos al casino. Había pan con margarina y leche. La leche culiá era más mala que la perra, pero estaba cagá de hambre y pobre. Así que no me podía dar el lujo de no comer ni una hueá.

—Hola.—el Nacho me agarró por detrás y me susurró al oído.

Me calienta más que la chucha que me susurren al oído

Pero en estos momentos la única hueá que quería hacer era pegarle en la pichula y salír corriendo.

—Hola.—sonreí.

Todavía no era tiempo de mandarlo a la conchatumare po. Tenía otra hueá más en mente para este bastardo culiao.

—Acuerdate de la hueá que dejamos pendiente.—me robó un beso y se fué con sus "amigas".

Obviamente con las maracas culias que se juntaba no eran sus "amigas". Pa mi que las hueonas le abren el choro de una. Y el culiao era entero chanta, cosa que las minas creyeran altiro las hueás que les decía.

Era como el típico hueón que se junta con puras minas, porque es más pelao que la reconchatupico.

—Hueón asqueroso.—la Cami se metió los dedos a la boca, haciendo arcadas.

—No sé como chucha me fijé en un ahueonao como el.—hice una cara culiá rara.

—Esa misma hueá me pregunto yo de mi ex.—dijo la Cami.

—¡Weeeeeeeena!.—el Fabi me abrazó y a la Cami le dió una palmada en el hombro como saludo.

¿Será hueón?

Hola.—el Nico me dió un beso en la mejilla y con la Cami hiso lo mismo.

Nos fuímos a dar una vuelta por el colegio, porque el casino estaba más lleno que la chucha. Estabamos conversando cuando no sé quien chucha llama por telefono al Nico y el culiao se pone super nervioso.

—¡Uuuuuuuyy!.—el Fabi molestó al Nico.—Tu admiradora.

Miré a la Cami y ella solo levantó el hombro culiao ¿qué hueá?. No quise preguntar quién era, porque iba a parecer celopata.

—¿Quién lo llamó?.—le preguntó la Cami al Fabi.

Ésta culiá me leé la mente.

—Es que se le pelaron al Nico po.—dijo sonríendo.—Y la mina lo ha estado llamando todos los días.

¿Kháááááá?

—¿Y es de por acá la mina?.—traté de parecer lo más desinteresada posible, pero nica hueón.

—Parece que si. No cacho mucho.—respondió.

Tocaron para entrar a clases y nos fuímos a la sala. Antes de entrar a la sala quise hablar con el Nico.

—Así que tenís andante.—le golpeé el hombro como jugando. Pero por dentro estaba entera emperrá.

—No es mi andante, Dani.—me miró a los ojos.—Es solo una amiga.—entró a la sala.

—Amiga de la pichula será po.—susurré, pero parece que el culiao tiene buen oído y me escuchó.

—¿Estaí celosita?.—pasó sus brazos por mis hombros y se los corrí de un manotazo.

Si, hueón. Estoy entera celosa ¿ y qué hueá?

—¿Yo? ¿celosa? Pf...—me burlé.

Se le borró la sonrísa y se fué a sentar a su puesto. Parece que la cagué.

¿Quién será esa maraca culiá?

¿Tení cigarro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora