VEINTISIETE

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— Bueno chiquillos, ya que hoy es el su último día de clases, les tengo una sorpresa.— nos dijo el profe con voz quebrada.— Espero que les guste él video.

Le hice la señal a mi compa para que pusiera él video. Obviamente él profe no tenia ni idea de ésto, él ahueonao jura de guata qué vamos a poner el video culiao pasao a raja que hizo.

De repente apagaron las luces y sabia lo que venía.

Qué comience él show, conchatumare.

A penas comenzó el video todos se cagaron de la risa, excepto él profe que tenia una cara de "¿qué hueá, ese no es mi video?" y él Nacho qué estaba rojo cómo pichula de perrito.

Todo fué más fácil de lo qué pensé, ya qué, no sabía si iban a estar los demás cuartos culiaos del colegio con nosotros. No podía poner el video sin que no estuvieran todo el ahueonaje presente.

A ver si ahora al hueón se le acaban la ganas de jugar con las minas. El profe se paró y apagó él data cuándo el Nacho ya estaba encima mío en el video.

Sacó el video y todos comenzaron a silbar, luego se proyectó la hueá de video cursi qué siempre ponen los cursos cuándo están en su último día.

Ah, pero antes. Casi se sacan la chucha a patás en el hocico los ahueonaos.

Ya cuándo todo había terminado, salimos y teníamos un poco de tiempo libre. Me puse a hablar hueas cómo siempre con mis maracas.

—Daniela.— me jalaron del brazo y me pegué en el hocico con la pera del Nacho.— ¡¿POR QUÉ CONCHATUMARE ME HICISTE ESA HUEÁ?!.— espetó ignorando el golpe culiao. 

Su cara culiá estaba hinchá y roja, se le marcaban las venas del cuello y de la pichula.

No sé si de la pichula, pero es intuición.

¿y yo qué hice?.— puse cara de ahueoná.

Aunque ya la tengo.

No vai a conseguir lo qué querí, tenlo por seguro hueona. — dijo más enojao qué mi mamá cuándo no hago el aseo.

—Mi amor, ya lo conseguí.— sonreí cómo una maldita culiá.

Él Nacho se giró y se viró con su séquito de maracas.

—Qué perra, qué perra. Qué perra mi amiga...— se puso a cantar la Cami.

Me cagué de la risa y le pegué un dormilón.

— Deberíamos mandarnos nuestra última cagá, hueón. ¿cierto?.— achinó los sus ojos la Pollo.

— Ella, la maldadosa.— la comenzó a huebiar la Picol.

— Oie, si. — sonrió la Cami.

Después de planear la hueá, nos pusimos en acción altoque. Hicimos sonar la alarma de incendios y nos escondimos. Cuándo cachamos que ya todos estaban cagaos de miedo y afuera en el patio, sacamos los extintores y fuimos a la sala de profes qué estaba vacía.

— Si nos cachan, nos cortan las tetas. — dije con la pera.

Las cabras se pasaron por la zorra mis palabras y comenzaron a vaciar el extintor en la sala. Cuándo finalizamos con la cagá, salimos cagás de la risa.

— Perras culias, manza cagaita. Ojalá no nos cachen.— susurré y dejamos los extintores tiraos por ahí.

Llegamos al patio con cara urgida, cómo si no supiéramos qué hueá pasaba.

Sendas actrices, hueón.

Cuándo terminó toda la mierda de último día, nos fuimos a nuestras casas. Andaban todos los profes terrible enojaos por el condoro que nos mandamos, pero nadie cachó quién chucha fué.

¿Tení cigarro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora